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Abanca refuerza su imperio del vino con una bodega histórica del Douro

Sogevinus, creada por Caixanova, posee ya 360 hectáreas y es la quinta productora de vino de Oporto en el mundo | La operación permite sumar dos marcas muy prestigiosas

Quinta da Boavista con parte de sus 36 hectáreas de cultivo. // FdV

Joseph James Forrester despertó las iras del establishment con sus críticas en "A word or two on Port Wine" (Una palabra o dos sobre el vino de Oporto) a las graves consecuencias para la producción y el comercio vitivinícola de la zona por las restricciones y los abusos del organismo público encargado de regular el sector, un monopolio a todos los efectos. Las ocho ediciones del folleto se agotaron enseguida. Aunque la publicación original en 1844 fue anónima, el nombre del emblemático empresario y enólogo corrió de boca en boca, acumulando tantos ataques por parte de los aludidos como aplausos de los habitantes de más un centenar de parroquias que coincidían con su diagnóstico. El tiempo por su enorme trabajo a favor de la modernización del conocido vino de Oporto desde Quinta da Boavista, una histórica bodega que acaba de pasar a manos de bodegaAbanca

Sin apenas ruido al otro lado de la frontera, la principal entidad financiera gallega está consolidando un pequeño imperio alrededor de Sogevinus, la firma 100% de su propiedad heredada de Caixanova. Desde 1990 se dedica a la producción y comercialización de vinos con denominación de origen Porto y Douro. Supera de media las 8,8 millones de botellas anuales con sus cinco marcas: Barros, Burmester, Kopke, Cálem y Velhotes, presentes en 60 países. Sogevinus es una de las grandes referencias del mercado del vino luso y el quinto productor mundial de Oporto. La facturación ronda los 40 millones de euros.

A las 360 hectáreas de viñedos y sus tres quintas (S. Luiz, Arnozelo y Bairro), Sogevinus suma ahora 80 hectáreas más -36 de viñedo de algunas de las variedades más prestigiosas de la zona- con Quinta da Boavista. "Un panorama geométrico de terrazas con esquistos construidas a mano que alcanzan los 8 metros de altura, combinadas con condiciones climáticas específicas, hacen de Boavista un terroir único", sostiene la empresa, en referencia al término francés con el que se denomina una extensión de terreno con características específicas de suelo, topografía, climatología y biodiversidad para el cultivo de las viñas.Dos marcas comerciales

La adquisición incluye las dos marcas comerciales de Boavista de "vinos de alta calidad" y proyección internacional, "que complementan su presencia en el segmento premium". Sogevinus remarca el legado histórico de la bodega, que, además de su pasado en manos del barón de Forrester, fue parte de la primera delimitación de la región del Douro por parte del Marqués de Pombal en 1756. "Nuestra expectativa es continuar produciendo grandes vinos aquí", señala Sergio Marly, consejero delegado de Sogevinus.

El coste de la compra, formalizada hace un par de semanas, no ha transcendido. Quinta de Boavista pertenecía hasta ahora a la compañía de inversión Lima & Smith, que se la adquirió en 2013 a Sogrape, la principal compañía vitivinícola de Portugal.

Sogevinus salió indemne de la dieta en la cartera industrial de la vieja NCG obligada por las autoridades comunitarias como contrapartida al manguerazo de ayudas públicas recibidas y porque además su nuevo dueño, Juan Carlos Escotet, no concebía otra cosa que centrar la actividad en lo puramente financiero. En su supervivencia dentro del holding tiene mucho que ver el resultado del negocio -unos 1,4 millones de euros de beneficio en 2019, según consta en el informe anual de Abanca-, pero, sobre todo, la presencia al otro lado del Miño. Desde su llegada al timón en 2013, Escotet tenía entre ceja y ceja la conversión de Abanca en una entidad "peninsular" y Portugal está siendo la principal zona de expansión. Tras la compra de la antigua financiera del Pastor para España y el país vecino y la red minorista del Deutsche Bank en el mercado luso, el negocio allí se ha disparado. El crédito performing pasó de 712 millones de euros en marzo de 2019 a 2.775 millones al cierre del primer trimestre del actual 2020 y los depósitos se multiplicaron por seis, hasta los 1.216 millones de euros. El último bocado previsto en Portugal se atragantó. Abanca tenía un acuerdo con los accionistas de EuroBic para hacerse con el 95% del capital. La operación era un salto de gigante: un volumen de negocio de 11.700 millones de euros, 184 sucursales por todo el país y cerca de 1.500 trabajadores. Pero el resultado de la due diligence a la que estaba condicionada la adquisición acabó por romper la negociación.

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