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La factura del Covid en la automoción

La producción de coches y componentes caerá más del 20% en Galicia por el confinamiento y la incertidumbre del mercado | El éxito de los modelos vigueses da un plus de resistencia al sector

Dos operarias en el taller de ferraje de la planta de PSA-Vigo. // Víctor Cameselle

El Covid-19 ha truncado la mejor racha de la historia de la automoción gallega, que tardará en recuperarse. El sector, que el año pasado cosechó un doble récord histórico de ingresos y exportaciones, asume una caída en la producción de coches y componentes superior al 20% por los casi dos meses que ha estado parado y la incertidumbre reinante en los mercados por la crisis económica que ha sucedido a la sanitaria a nivel mundial. Este ajuste reducirá en unos 2.000 millones de euros la facturación conjunta del auto y se llevará por delante cerca del 10% del empleo (unos 2.400 puestos de trabajo), aunque dependerá de cómo evolucione la demanda en el segundo semestre del año. Eso sí, el motor gallego cuenta con un plus de resistencia con respecto al conjunto de esta industria a nivel nacional, y es el éxito de los dos nuevos modelos de PSA-Vigo, tanto los vehículos comerciales ligeros K9 como el todocamino V20, que ya han permitido reanudar la actividad en Balaídos antes que en otras factorías de la multinacional automovilística gala.

Las previsiones de producción de automóviles a nivel nacional, europeo y mundial no son halagüeñas. En España, Anfac (Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones) espera una caída este año del 17,5% por el impacto del coronavirus, retrocediendo a un volumen no visto desde 2013, mientras que a nivel europeo, que es el principal mercado de las empresas integradas en el clúster (Ceaga), la bajada se amplía al 24%, con un total de 16,01 millones de unidades producidas, según un estudio de LMC Auto, que vaticina que el sector no recuperará la normalidad hasta al menos 2022. A escala mundial, el descenso que se espera es del 20%, con 71 millones de vehículos ensamblados, el volumen más bajo desde el estallido de la crisis financiera internacional.

En Galicia, la propia PSA, durante la negociación de las medidas de ajuste laboral con los sindicatos, reveló que esperan una caída de ventas del 20% para este año, tomando como referencia dos escenarios. En el más pesimista, la producción podría desplomarse un 30%, y en el más optimista, solo un 15%. La ventaja que tiene el centro vigués en esta ocasión es el éxito de ventas de los comerciales ligeros K9 (Citroën Berlingo, Peugeot Partner/Rifter, Opel Combo y Toyota Proace City) y de la segunda generación del todocamino 2008 (V20), que han permitido ya el restablecimiento de los tres turnos principales de producción (mañana, tarde y noche) y del 4.º turno a partir del sábado 13 junio, movilizando de nuevo a más de 6.000 trabajadores aunque parte de la plantilla viguesa continúa en ERTE.

Este plus de resistencia se extiende a toda la industria de componentes, para la que PSA sigue representando un tercio de sus ventas aproximadamente. A nivel nacional, la patronal de los proveedores, Sernauto, calcula para este año una bajada de ingresos de hasta el 30% y del 10% en el empleo, por lo que ve más necesario que nunca poner en marcha un plan de incentivos que ayude a relanzar a esta industria (el Gobierno aspira a movilizar 10.000 millones gracias a fondos europeos hasta 2025). En Galicia, según fuentes del sector consultadas por este periódico, la caída no será tan acentuada en facturación -podría situarse en torno al 20-25%, en línea con las previsiones del mercado en Europa y de PSA- ni en empleo: no se llegaría al 10%. Pese a todo, se trata de un ajuste importante derivado de los casi dos meses de paro por el confinamiento, la por ahora tímida apertura de los mercados automovilísticos y las dudas sobre cómo evolucionarán las crisis económica y sanitaria. Hay que tener en cuenta que el conjunto del sector en 2019 batió récords de facturación (9.700 millones de euros) y exportaciones (6.250 millones) y que antes de que estallara la crisis del Covid-19 esperaba marcar este año un nuevo máximo histórico de producción, superando los 550.000 automóviles producidos en Galicia.

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