Detrás de la pandemia del coronavirus había una empresa en fase de expiación. Y no una compañía cualquiera: el mayor astillero privado de España, Hijos de J. Barreras. Protagonista frenético en la hemeroteca de los últimos meses, parecía acostumbrado a ser incapaz de frenar cualquier curva: un sobrecoste multimillonario, un cisma accionarial, una disolución suspendida con casi quiebra, el sobrepeso de 1.200 toneladas de dos barcos finalmente exiliados a Turquía, el rescate sobre la bocina y una naviera de ultralujo reconvertida en actor estelar en el naval vigués. La desescalada era esto: la centenaria atarazana ha validado su plan de reestructuración y ya está bajo el timón de Cruise Yacht (Ritz-Carlton Yacht es su marca comercial), como avanzó ayer FARO en primicia en su edición digital; finalmente sí ha pagado a dos de los tres accionistas (la petrolera mexicana Pemex y la pesquera Albacora) para tomar el control.
No ha trascendido el importe de la "transferencia" de los derechos políticos, del 75,5% del accionariado. La armadora se ha limitado a hablar de una "considerable inversión". El gigante: 5,1 millones por las acciones y otros 8 por los avales que garantizó para la construcción del minicrucero de lujo Evrima. El viaje inaugural está programado para el 22 de abril de 2021, y la prioridad es su finalización "en plazo". Pero por primera vez Cruise Yacht 1 Ltd, que ya es propietaria del buque, ha equiparado la culminación de este contrato al desarrollo de "otros contratos viables para el astillero". "Estamos entusiasmados por el hecho de poder avanzar hacia las etapas finales del Evrima y de crear nuevas oportunidades para todos", valoró el consejero delegado (CEO) de la sociedad, el canadiense Douglas Prothero. "Esperamos trabajar con el equipo de HJ Barreras y los numerosos proveedores de Galicia, de otras partes de España y del mundo mientras nos embarcamos en este nuevo viaje juntos", agregó. En las auxiliares confían en que Barreras sí logre cristalizar nuevas construcciones, y atribuyen a esta "posibilidad" el regreso a Beiramar de auxiliares como Maessa, una de las mayores afectadas por los impagos del proyecto de Havila Kystruten.
De momento, el astillero ha procedido ya al nombramiento de "directores provisionales" y ha anticipado la incorporación de otros ejecutivos "experimentados procedentes de la industria marítima. "Una vez que esté operativa la nueva dirección -agregó Cruise Yacht en un comunicado- se añadirán nuevos equipos de gerencia", tanto para garantizar los plazos del Evrima como de amarrar esos otros pedidos. La validación completa del juzgado de lo Mercantil -había quedado en stand by por la paralización de la actividad derivada del Covid-19- marca también un marco temporal para la industria auxiliar. En 14 días ingresarán la mitad de la deuda contraída por el proyecto del minicrucero -el 50% restante se abonará con el hito de entrega- y cobrarán en otros 14 días a fecha de factura.
