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La debilidad del negocio exterior y la inversión lastran a Galicia a su menor crecimiento en cinco años

El PIB avanzó un 1,8% en 2019 frente al 2% estimado por la Xunta | El gasto privado sigue fuerte: no subía tanto desde 2006

La quiniela de la Xunta para la evolución de la economía de Galicia en 2019 solo acertó con el "sólido crecimiento del consumo público y privado". Tan robusto, que incluso la previsión oficial pecó de pesimista. La Consellería de Facenda daba por hecho que la menor intensidad en la creación de empleo pasaría factura a la renta disponible y estimó un alza del 2,1% en el gasto de los hogares y las instituciones sin ánimo de lucro. La subida superó de largo el 3%, según el balance de contabilidad anual publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Hasta ahí llegan los parecidos entre las estimaciones y la realidad. Ni con el recorte de medio punto, hasta el 2%, de la revisión posterior con motivo de los nuevos presupuestos, el Producto Interior Bruto (PIB) cumple con el cuadro macroeconómico. El avance se situó en el 1,8%, el más bajo de los últimos cinco años, lastrado por la evidente debilidad del negocio exterior y de la inversión de las empresas.

Como ocurrió también en el conjunto de la economía del país, todos los indicadores adelantados respecto a la actividad en Galicia dejaban entrever que el último trimestre del ejercicio sería algo más animado que los anteriores, aunque con una velocidad insuficiente para esquivar la ralentización. Después de seis meses creciendo al 1,7%, el PIB regional remontó al 1,8% entre octubre y diciembre, con el desembolso de los hogares aumentando un 3,4% y la industria (?0,5%) fuera de los números rojos registrados el resto del ejercicio. En la comparativa trimestral, la economía gallega también repuntó una décima, al 0,5%.

La fortaleza de la demanda interna se ha convertido en la tabla de salvación de la economía gallega frente a la marejada mundial. Desde 2007 no aportaba tanto al PIB. En el caso del gasto privado se trata del mayor ascenso en los últimos trece años (3,3%). El de las administraciones se incrementó un 1,9%, seis décimas que en 2018.

Tanto la formación bruta de capital como el demanda externa, muy vinculadas entre sí, son una historia aparte. Pese a la importante mejoría en la recta final del año, las exportaciones terminaron el pasado 2019 planas por el estancamiento de los principales países europeos a los que las empresas de la comunidad venden sus productos y servicios. El comercio internacional, fundamental en la recuperación poscrisis, frenó el PIB autonómico durante todo el ejercicio. Restó, concretamente, 1,2 puntos de crecimiento.

Y si las compañías ven mermadas sus expectativas de negocio por lo que ocurre fuera y las incertidumbres que merodean también el mercado local, una de las primeras decisiones es paralizar la inversión para ampliar producción. Es, probablemente, el dato más alarmante de las cuentas anuales de Galicia y el que más se distancia de las previsiones de la Xunta, que hablaba de un alza del 3,4% gracias a la fase expansiva "favorecida por el dinamismo de la industria manufacturera, por las condiciones financieras favorables y una mejora en el saneamiento de las empresas". El incremento fue de solo el 0,4% en el último trimestre, la menor variación desde el ecuador de 2016; y con una media del 2,7% en todo 2019 que contrasta con el 4,9% de 2018 y el 6,7% de 2017.

En una valoración meramente narrativa de los datos y sin aplausos de por medio, la Consellería de Facenda sí destaca que el único sector al margen del crecimiento fue el primario. Su contribución al PIB cayó, efectivamente, un 0,1% en los últimos meses y deja una tímida subida del 0,2% en el global anual. En la situación inversa está la industria. Se dejó un 1,3% a pesar del medio punto de subida entre octubre y diciembre.

El dato está claramente condicionado por la bajada de la producción energética tras el "apagado" de las térmicas. La actividad manufacturera, en cambio, se incrementó un 3,2% en toda la segunda mitad de 2019 y roza el 1% de alza en la media anual. El departamento dirigido por Valeriano Martínez alaba el comportamiento de esta parte de la industria porque es "la más intensiva en empleo". Comercio, transporte y hostelería reinan en el PIB: de ellas llegan 21 de cada 100 euros de riqueza tras un aumento del 3,4% el año pasado.

En el último trimestre se crearon 14.903 puestos asalariados a tiempo completo. Solo dos sectores siguen la tendencia contraria. La reestructuración de la banca provoca una reducción de 3% de los empleos en las actividades financieras. Agricultura, ganadería y pesca sufren una bajada del 1,2%.

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