No es la photo finish del astillero -ésta se desvelará cuando el administrador concursal presente su informe y el plan de liquidación-, pero exhibe cómo fueron los estertores de Factorías Vulcano. Que, si hay que ponerles un color, sea el rojo. La histórica atarazana cerró 2018 en causa legal de disolución, tras haber pasado de beneficios a pérdidas y haber consumido un patrimonio neto que, un año antes, rozaba los 6,6 millones de euros. Así figura en las cuentas depositadas en el Registro Mercantil y sobre las que el auditor, Carlos Mantilla, eludió ofrecer una opinión. El economista razonó su decisión por "las pérdidas generadas en el ejercicio", de cerca de cinco millones de euros, así como "el fondo de maniobra negativo" (-3,9 millones), la "carencia de nuevas contrataciones" y la "existencia de varios litigios en curso". Cuando Vulcano logró retomar la construcción del ferri Villa de Teror, en marzo, ya no tenía posibilidades de cumplir el convenio de acreedores ni eludir la quiebra. Su deuda superaba holgadamente los 46 millones de euros, tras haber aplicado quitas por otros 205 en las dos últimas suspensiones de pagos.
Al igual que en la solicitud de liquidación la propiedad de Factorías Vulcano (controlada por la familia Santodomingo, a través de Astilleros La Mecánica) vuelve a justificar los retrasos en la construcción del ferri en "fallos no previstos en el sistema de propulsión del buque", sin referencia a otras causas. El Villa de Teror, que tendría que haber sido entregado el 28 de junio de 2018, salió del astillero finalmente un año más tarde. "El astillero, en su afán de entregar el buque, solicitó en octubre de 2018 del armador un anticipo del importe del plazo de entrega que le permitiese finalizar el buque conforme al contrato", dice la memoria, aunque para entonces ya iba con retraso en los plazos. Es más, el documento obvia que armadora, entidad financiera y avalistas del proyecto sí abonaron un anticipo al astillero, que tampoco le sirvió para rematar el barco. En diciembre las obras estaban paradas; finalmente el ferri se terminó a pérdidas, imputando a las auxiliares una quita del 25% sobre las facturas impagadas por parte de la propia Vulcano.
Liquidación
La situación actual del astillero es calamitosa. Los administradores han admitido ante el juez que no hay tesorería para afrontar el pago de las deudas contra la masa (las contraídas tras el auto de declaración de quiebra). En la caja de Vulcano dejaron una tesorería de 64.000 euros; los créditos contra la masa "conocidos" rondan ya el medio millón de euros, como consta en la documentación remitida al Juzgado de lo Mercantil por parte de Emilio Rodríguez de Dios (liquidador) y Diego Comendador (auxiliar delegado). Los gestores contarán con dos empleados -no afectados por el ERE extintivo, de momento- para las tareas propias de administración y de mantenimiento. La plantilla volverá a protestar hoy ante la sede de la Xunta en Vigo contra la "inacción" del Ejecutivo en la crisis del astillero.
