La dirección de la planta del Grupo PSA en Vigo ha aceptado la mediación del Consello Galego de Relacións Laborais (CGRL) en el conflicto abierto con los sindicatos, tres de los cuales -CC OO, UGT y CIG- organizaron sendas jornadas de huelga el 16 y el 22 de mayo. El jefe del servicio de Negociación Colectiva y Gestión de Convenios, Celso Araújo, ya ha convocado a las partes al primer encuentro, en el que se constituirá la comisión de conciliación y mediación. Tendrá lugar el lunes 27, y asistirán Pedro Rodríguez (PSA), Ana María Reigosa (sindicato SIT), Santiago García (CC OO), Ana Belén Valiño (UGT), Manuel Domínguez (CIG) y Vítor Mariño (CUT), además de la presidenta del Consello, Verónica Martínez Barbero.

Las partes participaron ayer en una nueva reunión del comité de empresa reducido que desde octubre de 2018 trabaja en buscar medidas sobre la incidencia del lanzamiento de los nuevos modelos en la actividad en la línea de montaje 2. Fue ahí donde la empresa trasladó a los sindicatos que aceptaba la figura del mediador. Un portavoz de la factoría indicó que ésta había aceptado la intervención externa, inédita en este centro de trabajo, porque lo apoyan todos los sindicatos con representación en el comité, incluido el mayoritario, SIT, y no solo los tres convocantes de las dos jornadas de paros parciales. La dirección de PSA Vigo confía en que esta intermediación contribuya a "un diálogo abierto para abordar todos los temas que sea necesario".

Asimismo, recordó que durante el proceso de negociación abierto en octubre de 2018 se vienen discutiendo soluciones para mejorar la organización y las condiciones de trabajo en la línea de montaje 2, "algunas ya aplicadas y otras en estudio o en proceso de implantación". La dirección reafirmó su "compromiso con el diálogo" y considera que la intermediación del AGA, "en la medida que genera un nuevo espacio de entendimiento, es una opción adecuada para disipar la confrontación que estos días dificultaba seguir avanzando". Se refiere a las dos jornadas de huelga que afectaron a la actividad en la planta de Balaídos, y que según los sindicatos convocantes la paralizó por completo en montaje. En la primera las centrales cifraron en más de 500 los vehículos que se habían dejado de ensamblar.