Abanca no suelta palabra. Ni siquiera una pequeña pista. ¿Va o no a sacar del cajón el apetito por Liberbank tras el estropicio de su noviazgo con Unicaja? Es lógico que no responda. La confirmación, vía comunicado oficial a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), de las conversaciones con los principales accionistas" el pasado 22 de febrero para "promover una eventual operación corporativa entre ambas" fue el principio del fin de un acercamiento que se desintegró tan solo cuatro días después, con el regulador de por medio pidiendo al primer banco de Galicia que aclarase si iba a lanzar una opa, con el recordatorio de que no podría condicionarla a revisar antes las cuentas de la entidad asturiana. Evidentemente, Abanca no justifica su silencio por eso, por la lección aprendida del impacto que en aquel momento pudo tener que todo saliera a la luz -"indeseadas filtraciones", llegó a decir- antes de tiempo. Simplemente se escuda en que lo ocurrido en las últimas horas tras el anuncio de ruptura de Unicaja y Liberbank no va con ella. Pero todos en el sector miran al equipo liderado por Juan Carlos Escotet, que ya echó la caña al banco vecino en 2017. Un más que posible tercer intento dependerá de la postura que adopte ahora el segundo accionista de Liberbank y también del comportamiento del valor en Bolsa.

El propio Escotet recuperó hace unos días su habitual mensaje de que Abanca está "alerta" y "muy atenta", con "holgura de capital suficiente" para posibles adquisiciones. Pero sin obsesiones por ganar tamaño ante la enésima llamada del Banco de España a más fusione en el sector para combatir la escasa rentabilidad por los bajos tipos de interés. En su caso, la integración de la red portuguesa del Deutsche Bank y la filial en España de la lusa Caixa Geral de Depósitos (Banco Caixa Geral) propulsó el volumen de negocio un 20%, hasta los 82.700 millones de euros.

Con unos 2.000 millones por encima de los requisitos regulatorios de capital, Abanca puso un precio de 1.717 millones a Liberbank. Estaba dispuesta a pagar en metálico el 75% (unos 1.288 millones) y el resto con canje de acciones para que los socios con entre el 25% y el 45% de los títulos pudiesen seguir presentes en los órganos de decisión. La oferta de 0,56 euros mantendría una plusvalía superior al 38% respecto al cierre ayer de Liberbank en Bolsa. Los inversores respondieron al fin del noviazgo con Unicaja, bendecido ya por el Banco Central Europeo, con una subida del 4,3% (0,4050 euros). La entidad con sede en Málaga, en cambio, se dejó un 051% de su valor bursátil (0,97 euros por título). La evolución en el mercado será una de las claves que marquen las prisas en Liberbank para encontrar una alternativa y cumplir su objetivo de maximizar el valor para los accionistas. Y ahí está otra de las cuestiones importantes para reavivar la pasión de Abanca por Liberbank.

En el entorno de Unicaja, como recogieron ayer varios medios de comunicación andaluces, se apunta directamente a Oceanwood como el defensor férreo de que Liberbank, de la que es su segundo accionista (16,8%), alcanzase más del 40% de la propiedad de la entidad resultante de la fusión, frente a la postura de Unicaja de aferrarse a un 60%. El fondo exigía, además, que la mayor parte de la reestructuración de personal la llevase adelante Unicaja.

Por si quedaba alguna duda, Oceanwood tiene mucho peso en las decisiones internas de Liberbank. De hecho, a él se le señaló como uno de los que abrieron las puertas a Abanca -a la que por cierto le vendió un 7,6% de Pescanova-, en línea con lo que la entidad presidida Escotet aseguró en aquel momento: que la oferta era fruto de "las conversaciones mantenidas con los principales accionistas".