A diferencia de las crisis de antaño, el crack de 2008 pilló a España en un área económica común con otros 27 países, sin la opción de reducir el valor de una moneda propia para ganar competitividad y allanar el camino hacia la recuperación. Tampoco hubiera sido posiblemente la panacea porque la doble recesión fue global. Así que la devaluación interna del país se centró en el bolsillo de los trabajadores. Como casi todo lo que tuvo que ver con la crisis, los salarios están recuperándose ahora al ralentí en comparación con la caída de vértigo experimentada durante los años del pinchazo. Incluyo muy por debajo de lo que aumentan la productividad y el coste de la vida. ¿Cuánto? Pues casi un 13% menos desde 2010.
Es lo que se llama coste laboral unitario real. Un término que parece muy complejo, pero que sale de algo tan sencillo como contraponer la evolución de la remuneración a los trabajadores con el comportamiento de la productividad y los precios. Si las nóminas aumentan más que la capacidad de las empresas para sacar al mercado sus mercancías y sus productos y por encima también de la inflación, ese coste laboral unitario real es positivo. Algo que solo sucedió en la comunidad en 2008 y 2009, con un alza del 1,4% y el 1,6%, respectivamente, según el Estudio de salarios desde 2001 publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE).
En todo este tiempo, hay tres periodos claramente diferenciados en los salarios de los gallegos. Uno que va de 2001 a 2007: los sueldos cubren la productividad del trabajo, pero si añadimos los precios, el indicador se queda en negativo (9,9%). Luego están esos dos ejercicios que sirven de punto de inflexión, con el último ejercicio de la etapa de bonanza y el primero de la crisis, durante los que el coste laboral unitario real aumentó un 3%. Y el comportamiento desde 2010 hasta 2017, con la vuelta a cifras negativas del 12,8%. Los peores datos se registraron en 2012 (-2,4%) y 2014 (-2,5%). En 2017 siguió la tendencia: -1,6%, tan solo una décima menos que el año precedente pese a que el Producto Interior Bruto (PIB) autonómico no solo volvió a niveles precrisis, es que marcó un récord histórico de actividad.
La evolución en Galicia es peor que la acumulada por la media española, con un recorte del 8,5% del coste laboral unitario real desde 2010; y mucho peor todavía que la del conjunto de la UE de los 28, donde el descenso baja hasta el 3,8%.
El salario medio en Galicia ascendió a 18.463 euros anuales en 2017, un 1,9% más que en 2016 (18.114 euros), como recoge el IGE a partir de la estadística del "Mercado de trabajo y Pensiones en las fuentes tributarias" de la Agencia Tributaria, adelantada ya por FARO. La Consellería de Facenda recuerda que el avance en el conjunto del país fue del 1,8% (19.172 euros). "En 2017 se consolidó la tendencia al alza de las retribuciones que perciben los trabajadores gallegos", valor el departamento que dirige Valeriano Martínez en una nota de prensa.
Detrás de ese aumento, sin embargo, está el importante peso de los asalariados más antiguos y de más edad, que concentran las subidas. De hecho, la mitad de los empleados en la comunidad cobra menos de 14.861 euros, en sueldos medios y altos se destruyeron 32.000 puestos en un año y el 70% del empleo creado apenas alcanza los 1.000 euros mensuales.
