Han pasado menos de cuatro años desde que Grupo San José se despidió del lastre inmobiliario en una operación que Martinsa Fadesa no fue capaz de ejecutar. Sin ladrillo la compañía presidida por Jacinto Rey ha ido recuperando el pulso perdido y, desde entonces, su capitalización bursátil ha pasado de los 53,3 millones con los que despidió 2014 a los más de 338 de esta semana. La constructora cerró septiembre con un volumen de negocio acumulado de 510,2 millones de euros, un 3,4% superior al del mismo periodo de 2017, y elevó casi un 50% el resultado neto. Los beneficios ascendieron a 17,9 millones de euros, frente a los 12 millones del año anterior. La construcción ha vuelto a ser la clave, y esta actividad aporta ya el 87% de la facturación y otro 63% del Ebitda.

Por contra, la división inmobiliaria -la que quiso abarcar a lo grande con la compra de Parquesol- ha perdido tanto fuelle que es la actividad menos representantiva en el balance del grupo. Aportó apenas un 0,5% de los ingresos, circunscritos básicamente al mercado internacional. El mercado exterior sigue siendo el principal sustento de la construcción, sobre todo en edificación no residencial y residencial. Eso sí, las cuentas de San José reflejan la ligera recuperación de la actividad en España, donde este segmento ha crecido un 25% interanual.La cartera contratada por el grupo en construcción ascendía a 30 de septiembre a 1.243 millones de euros, un 40% superior. Si se contabilizan los pedidos en energía y concesiones y servicios (no hay ninguno en el segmento de ladrillo , la cartera asciende en total a 1.880 millones de euros.