La inmediatez que se vislumbraba en el Pacto de Toledo para la petición unánime de que las pensiones vuelvan a revisarse conforme a la variación de los precios no parece que vaya a serlo tanto. El acuerdo se atasca. Una parte de los representantes de los partidos en la comisión del Congreso encargada de supervisar el sistema quiere vincular la actualización también a la evolución de la economía y de los salarios. Otra, con Unidos Podemos y ERC, rechazan cualquier condicionalidad. El PSOE se apuró ayer a matizar que su posición es "clara y diáfana" y que las pensiones deben subir "como mínimo" lo que se incremente el IPC. De hecho, la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social asegura que si la inflación acaba 2018 por encima del 1,6% aplicado al colectivo, "se pagará una paga compensatoria, como se hacía antes". Magdalena Valerio recupera de sus predecesores el mensaje de que el sistema tiene futuro y que una de las principales recetas para aliviar su delicada salud es la mejora salarial. La elevada temporalidad y los contratos a media jornada, por días o, incluso por horas, impiden que la mejora aparente del mercado laboral se replique con la misma intensidad en la caja pública. Aumentan los ingresos por cotizaciones sociales, sí, pero mucho menos de lo que crece el gasto en pensiones. Una diferencia del 60% en el caso de Galicia.
Entre enero y julio, según los datos que acaba de actualizar, la Seguridad Social recaudó en cotizaciones unos 2.159,2 millones de euros en Galicia. Son 117,2 millones de euros más que en el mismo periodo del año pasado, un alza del 5,7%. En porcentaje, el ascenso del coste de las pensiones es algo menor: 4,3%. Pero es que el importe es de otra dimensión, con 4.487,5 millones de euros, lo que supone unos 186 millones más que durante los siete primeros meses de 2017. El desequilibrio asciende a casi 69 millones de euros y agudiza el déficit histórico de la comunidad para cubrir las pensiones con lo que viene de las retenciones a los trabajadores.
El problema no es nuevo, pero pierde una gran oportunidad con la recuperación económica para suavizarse; ni tampoco afecta solo a Galicia. El desfase en el conjunto del Estado se situó al cierre de julio en el 22,1%, más de 26.400 millones de euros, a la espera de conocer la recaudación por parte de las mutuas, que aportan una pequeña porción de los ingresos del sistema. Solo Baleares, Cataluña y Murcia logran este ejercicio que el importe de las altas laborales suba más que el de las pensiones: un 31%, un 21% y un 17,5%, respectivamente.
En cambio, el desembolso en prestaciones se incrementa hasta un 225% por encima de la mejora en las cotizaciones en Asturias; un 154% en País Vasco; un 128% en Castilla y León; y un 121% en Canarias, entre las subidas más destacadas.
Las pagas por jubilación, la parte más cuantiosa del sistema, aumentaron un 4,9% en Galicia; un 3% las de viudedad; el 2,8% las de invalidad; un 2,1% las de orfandad; y un 6% en favor a familiares. Del lado de los ingresos destaca el alza en el Régimen General, con un 7,2% más de ingresos por cotizantes, mientras que entre los autónomos aumentan un 2,5% y caen otro 2,6% las retenciones entre los parados.
A todo ese gasto se suman el resto de prestaciones, como las bajas laborales y por maternidad y paternidad: 140 millones, un 2,9% más.
