Tradición e innovación se mezclan en el área de Vigo. El tirón que protagonizan sectores como la automoción, la producción pesquera o el naval se complementa con el auge de nuevos negocios que aprovechan el potencial de las nuevas tecnologías para abrirse hueco en nuevos nichos de mercado. Conceptos futuristas que ya son una realidad como las impresoras 3D o la distribución de artículos de moda y comidas preparadas a través de internet florecen en la ciudad olívica de la mano de negocios que dejan atrás su etapa de consolidación y se embarcan en un proceso de expansión.

Su mayor complejidad técnica exige un mayor esfuerzo, pero también de preparación. Algo que es posible con el progresivo cambio que detectan desde la Asociación de Jóvenes Empresarios de Vigo (AJE Vigo) y desde la Cámara de Comercio de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía, dos de los principales puntos de encuentro para los emprendedores de la zona.

"Es cierto que durante la crisis hubo un boom de gente que quedaba en el paro y que, ante la falta de oportunidades en el mercado laboral, emprendía para asegurarse unos ingresos aprovechando que la cuota era de 50 euros", explica Rosa Fernández, gerente de Aje Vigo. Una opinión que comparte José Manuel García Orois. "Muchos se hicieron emprendedores de forma forzada durante la crisis porque habían perdido su empleo. Pero ahora percibimos un cambio y afortunadamente vemos a gente cada vez más preparada y decidida", explica el gerente de la Cámara de Comercio.

Este cambio de tendencia provoca un ligero descenso en el número de nuevos proyectos, que a cambio, ganan en estabilidad. Y es que en solo unos años el emprendimiento ha pasado de ser en muchos casos un ejercicio de supervivencia a ser la vía por la que cada vez más vigueses canalizan su afición y su talento. "Detectamos bastantes casos de gente que abre su propio negocio pero sin renunciar a su puesto de trabajo por cuenta ajena", detalla Rosa Fernández, que explica que en la mayor parte de los casos "no lo hacen tanto por falta de ingresos, sino, más bien, como un hobby del que poder vivir en un futuro no muy lejano".

Los expertos consideran que, pese a desaparecer aquellos emprendedores accidentales, en los últimos meses sí surgen nuevas oportunidades que antes no podían ver la luz por las dificultades de acceso al crédito. "Parece que los bancos abren un poco más el grifo de la financiación en los últimos tiempos", constata Fernández.

Los proyectos más exitosos de estos últimos años florecen en torno a sectores muy diferentes entre sí, pero todos giran sobre una misma consigna: aprovechar las oportunidades que brinda la revolución digital para dar alas a su negocio.

La huella de las nuevas tecnologías se hace patente en unas aplicaciones móviles y un sector de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en auge, como resaltan los expertos, pero también en negocios más tradicionales que encuentran en el mundo digital una forma de traspasar fronteras y ensanchar su mercado potencial.

Vuelta a los orígenes

Estos nuevos conceptos de negocio buscan introducir innovaciones para abrirse paso en sectores ya establecidos, pero no siempre buscando explorar nuevos territorios, sino también remontándose a los orígenes en busca de productos más puros. "Detectamos una tendencia de vuelta a lo natural, especialmente en proyectos relacionados con la alimentación". Este sector focaliza buena parte de los proyectos que más miradas acaparan en el área de Vigo y ya rivaliza con algunos de los tradicionales reductos del emprendimiento:los servicios de consultoría. Según García Orois, esta última es una de las opciones favoritas para emprender por sus limitadas barreras de entrada. "Es un sector, como el de las TIC, para el que se necesita poca inversión, lo que hace más fácil poner en marcha el proyecto".

Esta situación es la opuesta a la que se da en la industria. El sector pisa el acelerador y tira de la creación de empleo en la comunidad, pero los emprendedores se topan con más dificultades para subirse a este tren. "Se necesita una inversión inicial relativamente alta para equiparse de la maquinaria necesaria y eso es algo difícil si no se involucra a más personas", explica García Orois. Es por ello que el experto observa que en este sector se dan más frecuencia los casos de grupos de trabajadores o estudiantes que deciden unirse para poner en marcha un negocio en común, como es el caso de Grinaga.

"La gente echa de menos comer bien por falta de tiempo"

La población cada vez está más concienciada sobre la importancia de una alimentación saludable, pero no siempre se dispone del tiempo suficiente."Una encuesta dice que el 92% de los españoles considera importante su alimentación, pero solo el 20% está contento con lo que come", comenta Mario Vidal, que hasta hace poco se incluía en este listado. "Te das de bruces con lo difícil que es gestionar las comidas y acabas comiendo en restaurantes no siempre recomendables. La gente echa de menos comer bien por falta de tiempo", señala este vigués, que decidió aprovechar sus conocimientos del sector -su familia fundó la Tahona Moderna-, para fundar Minevera.

Desde sus fogones en Vigo, la plataforma online redefine el concepto de unos platos precocinados, habitualmente asociados a productos de baja calidad. Y es que Minevera sostiene su expansión sobre tres pilares. El impulso digital se mezcla en Minevera con la apuesta por productos naturales y sin aditivos y con la quinta gama. Así se denomina a los alimentos previamente cocinados y que, mediante una técnica empleada por restaurantes de vanguardia, estiran su periodo de conservación hasta los 10 días.

"Hay 50.000 camisetas en el mercado; la clave es fidelizar"

Para la viguesa Ana Carpintero la oportunidad de abrir su propio negocio surgió estando en el paro. Pero lejos del perfil típico de emprendedor por accidente, en su cabeza ya tenía muy claras cuáles tenían que ser las líneas maestras de su nuevo negocio. "Tenía decidido que por mi formación y experiencia tenía que ser un proyecto de moda, digital y sobre mi tierra", explica la fundadora de SomosOcéano.

La cadena de moda sostenible lleva ya dos años introduciendo un guiño a Galicia en cada una de sus prendas. Las Islas Cíes, los hórreos que nutren el paisaje de la comunidad o referencias a la riquiñez se cuelan entre las camisetas y los más de 10.000 pares de calcetines que vende cada año tanto a través de su tienda online como de los 30 puntos de venta en Galicia, Madrid o País Vasco en los que se encuentra presentes.

Durante estos dos años en activo SomosOcéano ha vivido un proceso de expansión que no ha pasado desapercibido ni para Google, que hace año y medio escogió a Ana Carpintero para ilustrar la campaña sobre su plataforma de formación online. "Fue un punto de inflexión", reconoce Carpintero, que considera que buena parte del éxito de su negocio radica en el fuerte vínculo creado con sus clientes. "Camisetas y calcetines hay 50.000 en el mercado. Lo importante es fidelizar al ciente". Algo que ha logrado con "una buena comunicación", que, a su juicio, permite que "el cliente conecte con nuestros mensajes y decida acudir a nosotros con más asiduidad".

Carpintero responde al perfil de emprendedor 360 grados. Se encarga personalmente tanto del diseño y el patronaje de los nuevos modelos, de las cuentas de la empresa y de la gestión de la tienda online, la piedra angular de un proyecto que hunde sus raíces en las oportunidades que permite internet.

Pero en su agenda hay tiempo también para supervisar que la fabricación en los talleres sea lo más sostenible posible. Una tarea que se hace más sencilla por la cercanía a los centros de producción. "Nosotros conseguimos los cartones para los paquetes en O Porriño, las latas en las que distribuimos los calcetines las conseguimos de una fábrica gallega, la imprenta está en Vigo... La inversión se queda cerca de casa", apunta Carpintero.

"Con la impresión 3D se produce más rápido y a menor coste"

La impresión 3D ya es una realidad en Vigo. La condición de la ciudad olívica como pulmón industrial de la comunidad la convierte en el campo de pruebas idóneo para el desarrollo de esta tecnología. "Era algo que se escuchaba mucho en Madrid o Barcelona, pero todavía no había llegado a aquí. Algo sorprendente si se tiene en cuenta el peso de la industria en la ciudad", declara Lucía Míguez.

La CEO de Rysia y su socio, Rafael Rosa, decidieron emprender hace seis años en un sector hasta entonces casi desconocido para el gran público, pero no para ellos."Yo antes había trabajado en una empresa de repuestos para fotocopiadoras y Rafael era técnico de reprografía y ya conocíamos un poco sobre impresión 3D", subraya Míguez.

La ya de por sí complejidad del sector toca un grado más por el giro que añaden al concepto. Además de fabricar piezas y moldes a medida, desde Rysia diseñan y fabrican sus propias impresoras con las que se adaptan a sus clientes. Con ellas surten al ecosistema de empresas que giran en torno al sector naval y la automoción. "Apuestan por esta tecnología porque les permite fabricar las piezas que necesitan más rápido y a un menor coste", recalca Míguez.

La CEO de Rysia considera que el desarrollo de la industria 4.0 da un impulso adicional a la impresión 3D. "Es algo que se complementa muy bien con la robótica, la realidad aumentada y los drones", señala la responsable de esta compañía que ya estuvo presente en la última edición de la feria Navalia.

Pese a la capacidad de la impresión 3D para crecer en otros ámbitos, como el de los videojuegos, desde Rysia descartan la posibilidad de dedicarse a nuevos sectores para seguir de la mano de una industria de la que conocen sus necesidades al dedillo. Con ella ha protagonizado un proceso de crecimiento que ha llevado a la firma a estar presente en la última edición de Navalia y que tocará un nuevo hito el próximo mes. "Queremos incorporar a otra persona al equipo", comenta Míguez. Entonces serán ya media docena.

"Emprendimos tras alcanzar la madurez necesaria"

Pese a llevar solo tres años en funcionamiento la firma viguesa Grinaga aspira a cerrar 2018 por encima de la barrera del medio millón de euros de facturación. Tras una trayectoria profesional vinculada al sector naval, Ernesto Maseda y Borja González decidieron dar un salto y fundar esta empresa que ofrece servicios de ingeniería y que fabrica maquinaria a medida para la industria gallega. "Consideramos que habíamos alcanzado el nivel de madurez necesario para emprender y montar nuestro propio negocio", comenta Ernesto Maseda.

La compañía fue ideada en 2015, anticipando la recuperación que luego protagonizaría su mayor cliente -el naval-. Un servicio para un sector de larga tradición en el área de Vigo, pero que desde su propia creación trata de diferenciarse del resto. "Intentamos ir un paso por delante. A otros les dicen qué tienen que hacer. A nosotros nos dicen qué necesita la empresa y somos nosotros quienes ofrecemos las soluciones", comenta Maseda.

Los fundadores de Grinaga ven en este esfuerzo por diferenciarse del resto una de las claves de la expansión que les ha llevado incluso a mudarse en busca de más espacio. La firma abandonó este verano el vivero de empresas de la Cámara de Comercio para abrir un taller desde el que trabajan para dar servicio a sus clientes. Unas instalaciones en las que pronto estarán acompañados por dos personas más. "Afortunadamente tenemos bastante trabajo, pero necesitamos incorporar a una persona al taller y a otra a la oficina técnica".

Rosa Fernández - Gerente de AJE Vigo

"Hubo un ´boom´ de emprendimiento en la crisis de trabajadores que perdían su empleo"

José Manuel Gª Orois - Gerente cámara de comercio

"Percibimos que llega gente con cada vez más preparación y más decidida"