La comunidad internacional levantó las sanciones a Irán en 2015; solo un año más tarde Grupo PSA situó al país como pieza clave de su nuevo plan estratégico y anunció una inversión conjunta de más de 700 millones de euros en dos plantas para volver a relucir en el que históricamente había sido su segundo mercado, tras Francia. Ahora, con su planta conjunta con el socio local SAIPA a punto dar salida a sus primeros Citroën, el grupo galo ve cómo regresan los fantasmas del pasado por las nuevas sanciones anunciadas por la administración Trump por el programa nuclear del país persa.

Las medidas impuestas por el gobierno estadounidense, de las que, por el momento se desconoce si serán seguidas por los principales países europeos, suponen un bache en el camino para los planes que PSA proyecta en un mercado emergente, en el que cuenta con un exvigués al frente. En octubre del año 2016 el grupo galo confió el mando de las operaciones en el país persa al antiguo director de la factoría de Vigo, Yann Martin, que vería engordada su lista de responsabilidades no solo con las tareas de diseño, producción, sino también con la de la propia comercialización de vehículos en un país del que espera que cierre 2022 con la fabricación de más de dos millones de coches.

El equipo pilotado por quien fuera el responsable de la planta de PSA-Vigo entre el 2014 y 2016 mantiene una alianza con dos socios en Irán, con quienes comparte el 50% del capital de sendas joint venture. A la que más inversión prevé dedicar PSA (400 millones de euros hasta 2021) es la que mantiene con Iran Khodro a través de su planta en la capital del país (Teherán), en la que se fabrican vehículos Peugeot. La alianza proyecta la fabricación de 200.000 vehículos (de los cuales un 30% se exportarán) a través de los modelos 208, 2008 y 301 con los que la factoría no solo abastecería al mercado interior, sino al conjunto de Oriente Medio.

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El fabricante galo retomó así su alianza con Khodro. Ésta se había interrumpido de manera abrupta en 2012, aunque la firma india siguió comercializando vehículos de la marca Peugeot a cambio de pagar un royalty a PSA de 100 euros por cada vehículo vendido -que posteriormente se rebajó hasta los 30 euros como parte de una compensación de la firma francesa por haber roto el acuerdo inicial-.

PSA completa su huella en Irán con la planta que explota conjuntamente con SAIPA en la ciudad de Kashan, separada de la capital iraní por algo más de 200 kilómetros. El grupo galo invertirá 300 millones de euros en cinco años para modernizar esta planta con la que se materializará el regreso de Citroën al país persa, en donde se tiene prevista la apertura de 150 concesionarios de Citroën en un lustro.

Renault, también afectada

Las acciones de PSA reaccionron a las sanciones de Estados Unidos con una caída del 2%, pero no fueron las únicas. Renault, el otro gran fabricante galo, se deja casi un 1% en Bolsa desde el anuncio de estas medidas. La marca del rombo habia seguido los pasos de PSA con un plan para expandir su producción por encima de los 300.000 vehículos al año en un país que alberga atractivo para el sector tanto por tamaño (más de 80 millones de habitantes) como por la necesidad de renovación de un parque de vehículos cuya antigüedad media ronda los 25 años y el avance de su incipiente clase media que democratizará la compra de automóviles en un mercado al que ahora le toca revivir los fantasmas del pasado.