Nueva Pescanova concluyó ayer el proceso de suscripción de los 125 millones del crédito supersenior, que devenga un interés del 15% y conlleva un sobrecoste de hasta 300 millones. Las entidades financieras del G7 (Sabadell, Popular, CaixaBank, Abanca, Bankia, BBVA y UBI Banca) aportaron en diciembre 83,44 millones de euros para esta vía de financiación y que ya fueron utilizados por la empresa para circulante. No obstante, pese a que el resto de acreedores que han querido participar del crédito ya cedieron los 41,5 millones restantes, Pescanova "no tiene planes" de disponer de más dinero. "No prevemos a corto plazo necesitar más circulante", explicaron fuentes de la compañía.

Al agrupar filiales, limpiarlas de deuda y poner en cuarentena las inversiones, el flujo de caja se recupera y la empresa es capaz de generar circulante, ya que los proveedores ya financian las compras y no exigen pagos en cash. Si la compañía no utiliza de momento los 41,5 millones de los que dispone en este crédito evita elevar su deuda a corto y largo plazo y, sobre todo, no carga sobre balance el mencionado sobrecoste.Por cada euro que disponga Nueva Pescanova, tendrá que devolver a los acreedores 2,4 euros adicionales. El crédito tiene prioridad de pago -de ahí su nombre-, mientras que esta especie de prima, que alcanzará los 300 millones de euros a veinte años, es un crédito subordinado. Teniendo en cuenta que el primer tramo del crédito se activó el 29 de diciembre, los estados contables anuales deberán reflejar ya el incremento del pasivo tras la quita.

En este crédito, diseñado por el G7 para compensar a los acreedores por sus pérdidas, han podido participar todos los que sufrieron quitas tras la aprobación de los convenios de las filiales o la matriz. Se da la circunstancia de que el accionista Broadbill Partners, alineado con la misma vieja Pescanova que atacó la activación de esta línea de crédito, ha participado en el mismo por sus buenas condiciones.