Las consecuencias de la crisis estructural de financiación del sistema público de pensiones han llegado para quedarse. El incremento de la esperanza de vida, la pérdida de población activa y la composición del mercado laboral arrojan ya las primeras muestras de cómo las personas que se acaban de jubilar están en una posición peor que los que se retiraron en 2014 o 2013. Y no solo porque cobren menos, como avanzó FARO, sino porque ya se ha empezado a reducir la tasa de reemplazo. Esto es, el porcentaje de pensión sobre el último salario percibido por el trabajador. En 2013 un trabajador con una última nómina de 1.000 euros ingresaba una primera paga de 900,4 euros (tasa de reemplazo del 90,39%). El pasado diciembre, y con los mismos ingresos, la nómina de jubilado no llegó a los 801 euros. La ratio de reemplazo cayó en casi diez puntos en solo dos años.
Se trata de una media en base a los datos salariales de la Agencia Tributaria de cotizantes entre 56 y 65 años y la pensión final de los nuevos jubilados, detraídos ya los impuestos. El problema es que el sistema de cómputo de la pensión -que se basa fundamentalmente en los años y tipo de cotización- empieza a mostrar ahora las consecuencias de la destrucción de empleo entre los empleados más veteranos. El número de parados en Galicia con más de 55 años asciende a 28.200 personas, las mismas que a cierre de 2014, pero 7.600 más que en 2011 y el doble que antes del estallido de la crisis. Veinte mil personas son desempleados de larga duración, que llevan dos años o más en búsqueda activa de empleo, sin éxito.
Pensiones bajas
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De acuerdo a las estadísticas de la Seguridad Social, en 2015 se dieron de alta como jubilados 20.811 personas y, por segundo año consecutivo, ha caído el número de trabajadores que se retiran (en 2014 se dieron de baja 21.755 personas). Esta situación refleja una posible extensión forzada de la edad laboral en algunos colectivos y también hace prever otro problema: los 8.148 cotizantes de más de 65 años que estaban activos en 2014 en la comunidad tenían unos ingresos de 15.992 brutos anuales. Si se resta el IRPF (24% para 2016), la retribución neta cae a los 12.154 euros anuales de media. Aún manteniendo una tasa de reposición del 81%, la pensión no llegaría a los 870 euros para este colectivo.
El escenario es más negativo para otros dos casos: autónomos y mujeres. En el caso de las féminas, el salario neto anual de las trabajadoras más mayores y próximas a la jubilación fue en 2014 de 15.555 euros, frente a los 15.227 de 2013. Pese a esto, la pensión de las mujeres también cayó en 2015 -ya lo había hecho en 2014- hasta los 827,37 euros mensuales, con lo que la tasa de reposición habría pasado del 83,25 al 74,46% en solo un año. Y los autónomos, por último, serán los más perjudicados a la hora de retirarse.
Según lo que declaran al fisco, el 25,66% de los 122.382 trabajadores por cuenta propia gallegos percibe al año poco más de 7.000 euros, que ni siquiera llega a los 585 euros si se divide en doce mensualidades. Por esta razón la pensión media de los autónomos que se jubilaron en Galicia en 2015 es de 753,95 euros, y también es más baja que la de los que dejaron su actividad en 2014, de acuerdo a los datos oficiales.
La reducción de la tasa de reposición empieza ahora pero llegará al 49,7% en 2060, según las últimas previsiones oficiales de la Comisión Europea (desveladas en su informe The 2015 Ageing Report). A cierre de 2013 estaba en el 82%, con lo que en algo más de cinco décadas los trabajadores percibirán de la Seguridad Social una paga de menos de la mitad de su último salario. El año pasado España gastó ya más de 115.000 millones de euros en pensiones, frente a los 79.279 de antes de la crisis. Y con una notable diferencia: los ingresos por cotizaciones ascendían entonces a más de 103.000 millones, frente a los 99.000 de 2014 (último dato oficial disponible).
Los expertos sugieren la supresión de las extra para evitar la sangría en la hucha de pensiones
- Aunque 2015 cerró con un incremento de más de medio millón de nuevos cotizantes el Gobierno echó mano dos veces de la llamada hucha de las pensiones. Sacó 13.250 millones de euros para abonar las dos pagas extra de las 9.360.799 personas con derecho a pensión en España, de las que 753.797 están en Galicia. Por circunstancias así es por la que algunos expertos -con ideas más o menos peregrinas- han sugerido algunas iniciativas como la supresión de las dos pagas extra. Es la propuesta que lanzó esta semana el economista Santiago Niño-Becerra, que sostuvo una realidad no subjetiva: en 2018, a este ritmo, la hucha de las pensiones se habrá terminado. A día de hoy hay 32.485 millones de euros, la mitad de los más de 66.800 que dejó José Luis Rodríguez Zapatero al abandonar Moncloa.Al contrario que el resto de países del entorno, España paga las pensiones con cargo solo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), de modo que los cotizantes de hoy no trabajan para sus pensiones del futuro, sino para poder abonar las pagas de los que ya dejaron de trabajar. Esta realidad hace que afloren otras propuestas como la de establecer un tope a las pagas o la creación de un impuesto para alimentar esa famosa hucha.En los programas electorales de los principales partidos no hay mucha concreción. El PP propone un menor gravamen de los planes de pensiones (privados) y se compromete a afrontar "los retos sociodemográficos", sin mucho más detalle. La estrategia del PSOE pasa por elevar el número de afiliados, mientras que Ciudadanos plantea un sistema que permita al trabajador retirarse cuando considere oportuno. Podemos, por último, también sugiere sufragar parte de las pensiones con un nuevo impuesto, y que éste abones las pagas de viudedad, orfandad y favor de familiares.
