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El futuro de la multinacional pesquera

Pescanova se despide de la quiebra técnica tras la quita de 584 millones en diez filiales

La compañía factura 501,5 millones hasta mayo gracias al tirón navideño y al incremento de pedidos. La depreciación del euro y los precios del langostino lastran los resultados

Sede de Pescanova en Chapela. // Ricardo Grobas

Pescanova, más allá de actores secundarios y trifulcas entre bastidores, está en condiciones de redactar el epílogo de su tragicomedia. Si hace caso al cordobés Séneca -que de pesca no era un erudito-, podrá hacer buena su recomendación: "Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final". Y los resultados semestrales de la multinacional prueban que solo una revolución de los actores -accionistas y acreedores- podrá frustrar su éxito. Pescanova cerró el periodo diciembre-mayo con un volumen de facturación de 501,56 millones de euros. Pero, ya con el semestre fiscal cerrado, la validación judicial de los concursos de las filiales españolas -aprobada en junio- ha logrado revertir una situación que la empresa arrastraba desde, al menos, 2009: Pescanova ya no está en quiebra técnica. La razón, que la quita pactada en las subsidiarias españolas, de 584 millones, ha dejado el patrimonio neto en -30 millones. Si de esta cifra se excluyen los 100 millones de la macroplanta de Portugal -con la que Pescanova no cuenta en su plan de negocio-, el resultado es un patrimonio positivo de 70 millones.

Los resultados difundidos ayer por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) muestran dos realidades paralelas pero diversas: la actividad se recupera, pero el beneficio se resiente. ¿Por qué? Como avanzó FARO, el volumen de pedidos de firmas como Frivipesca o Frinova aumentó un 10% en los últimos meses, y eso se refleja en el balance. Con 501,5 millones en ventas en el semestre más flojo del año, la compañía no tendrá problemas para superar los 1.000 millones de facturación a 30 de noviembre. El flujo de efectivo de actividades de explotación (es lo que genera la actividad habitual de la empresa, las ventas menos las nóminas, luz, agua...) pasó de 36,1 millones en 2014 a 45,1 a 31 de mayo. La parte industrial, capitalizada por las subsidiarias españolas, facturó un 15,47% más, hasta los 404 millones. También mejoraron las ventas en la acuicultura en 34 millones y la actividad del holding duplicó sus ingresos. Entonces, ¿por qué el resultado fue peor? ¿Por qué el Ebitda fue de 17 millones frente a los 27,3 de hace un año y por qué la empresa cerró con pérdidas de 25,2 millones?

La explicación es exógena a la propia gestión de Pescanova. La compañía se vio perjudicada por la depreciación del euro frente al dólar, ya que gran parte de su negocio (el acuícola en Centroamérica y el pesquero en África) se mide en dólares americanos. Además se produjo una caída en los precios del langostino vannamei, la especie estrella de las granjas de Nicaragua, Honduras o Ecuador. Por ejemplo, aunque las ventas acuícolas superaron los 525 millones -frente a los 228,5 de 2014-, el resultado operativo (Ebitda) fue inferior en 1,6 millones. Lo mismo sucedió con las ventas de elaborados, que aumentaron en 54 millones pero aportaron 900.000 euros menos de Ebitda. Además, cayeron las ventas derivadas de la pesca extractiva en más de diez millones.

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La deuda

El informe anual -corregido por la antigua auditora, BDO- de 2012 recogía una deuda financiera de 3.172 millones de euros fruto de las presuntas artimañas más prodigiosas de la contabilidad creativa de la era de Manuel Fernández de Sousa. A 31 de mayo, sin tener en cuenta la quita pactada en las filiales españolas, ascendía a 1.320,6 millones. Si se aplican las pérdidas de los acreedores en las subsidiarias el pasivo total es inferior a los mil millones. A saber, 1.032 de deuda financiera (con líneas de factoring o de crédito) menos los 50 millones que tiene Pescanova de tesorería. En total, 982 millones de euros, a años luz del legado de quien está acusado de provocar el mayor concurso de una firma no inmobiliaria en la historia empresarial española. A día de hoy, la matriz tiene un pasivo nominal de 264 millones, Pescafina de 43 y las filiales españolas suman otros 385 millones.

A estas deudas hay que sumar las de las filiales extranjeras, que ascienden a 295 millones, de las que 57 son concursales (de Argenova, que prevé salir de concurso en septiembre, y Pescanova Brasil). Con el lanzamiento de Nueva Pescanova SL, previsto para el 15 de noviembre, todo el pasivo quedará bajo el paraguas del holding y las firmas quedarán limpias de obligaciones.

La compañía confía a Enrique García, Ángel Matamoro y Javier Díaz la estrategia para modernizar su estructura

  • "Hay grupo". Es la frase que pronunció ayer un ejecutivo de la compañía a FARO, el mismo que proclamó que Pescanova tenía futuro el 22 de mayo, cuando todas las filiales españolas evitaron la liquidación.| Estrategia. Como avanzó este periódico, en los últimos meses la compañía ha dispuesto cambios estructurales para mejorar la eficiencia de la empresa, antes dependiente de una cúpula con forma piramidal en la que Fernández de Sousa ejercía poderes ejecutivos sobre todas las áreas. El fichaje de Enrique García López (procedente de McKinsey) como Director General Comercial persigue "maximizar la cadena de valor" de los productos de la empresa, así como la elaboración de un "plan de transformación comercial". Además de un responsable de Gestión Interna fichado en Deloitte, la estrategia para modernizar la empresa ha contado con nombres de la casa. Uno de ellos es Ángel Matamoro, antigua cara visible del área de Marketing con Sousa y actual responsable de Personas y Sistemas de Información. El otro es Javier García López, exgerente de Bajamar Séptima, a quien se le ha encomendado la Dirección Corporativa de Integración y Proyectos. Suya es la tarea de implementar el Plan Meta 100, diseñado también por McKinsey, que busca recortar costes y mejorar sinergias.| Chile. De los 43 millones que Pescanova aspiraba a recuperar solo por la venta de las salmoneras de Chile, Acuinova y Nova Austral, ha recibido ya 12 y espera ingresar otros 15. Estas granjas costaron 185 millones y se vendieron por 252. La pérdida del salmón también ha influido en el resultado, al depender más del langostino (que se ha depreciado).| Ecuador. Los gestores de Pescanova han renegociado parte de la deuda de Promarisco, filial acuícola ecuatoriana, de ahí que el pasivo a corto plazo (sin contar con el efecto de las quitas en el resto de filiales) haya pasado de 1.061 a 995,5 millones. Los 298 millones de deuda de las subsidiarias extranjeras no entran en el plan de rescate de la banca, y cada filial tendrá que renegociar su deuda sus acreedores. Los hasta 150 millones que se van a inyectar en Nueva Pescanova son solo para el negocio en España.| Plantilla. La menor actividad en las granjas acuícolas de Centroamérica han rebajado el número de trabajadores del grupo este semestre, que asciende a 11.808 personas. Hace un año eran 12.629.| Hasenosa y Frinova. La empresa tomó el control de Harinas y Sémolas del Noroeste, aunque la presidencia la mantiene la familia fundadora. El 10% de Frinova, antes en manos de la Xunta, se recompró por casi un millón de euros. Ahora la multinacional tiene el 100% de esta última sociedad.

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