Novagalicia es la principal acreedora de la firma textil Caramelo, que el lunes solicitó el concurso voluntario de acreedores --antigua suspensión de pagos-- y que ayer fue admitida por el juez, que declaró oficialmente abierto el proceso. El titular del juzgado de lo Mercantil número dos de A Coruña, Rafael García Pérez, reconoce en un auto la insolvencia de la textil y designa al abogado coruñés Antonio Zamorano como administrador concursal. El otro encargado de analizar las cuentas de la empresa y decidir sobre su futuro será un profesional que designe BBVA, que es la segunda entidad en la lista de acreedores de Caramelo por volumen de deuda.

El juez ha dejado en sus manos la elección del segundo administrador concursal porque, según explican fuentes próximas al proceso, es la entidad con más deuda sin garantías, sin avales de la empresa textil y, por lo tanto, la que más se arriesga a perder si Caramelo llegase a incumplir sus compromisos.

Y es que el concurso de la compañía con sede en A Grela es atípico porque toda su deuda financiera está refinanciada desde que a finales del año pasado su principal accionista cerró un acuerdo con la banca que le dio más tiempo para atender las deudas que vencían a inicios de este año. La empresa, en la que el propietario del 92,5% del capital --el fundador de Fadesa, Manuel Jove-- inyectó 16 millones de euros sólo el año pasado, no tiene deudas apremiantes pero sí debe afrontar los costes derivados de esa refinanciación.

La compañía no ha querido revelar hasta ahora el montante de la deuda con la que acude al concurso, entre otras cosas porque está refinanciada "a largo plazo", pero lo que sí ha trascendido es que Novagalicia es la entidad financiera con más deuda y que la segunda, BBVA, le sigue a mucha distancia, según ha podido saber este diario.

Se da la circunstancia de que el banco que intervendrá en la búsqueda de soluciones para la textil tuvo a Manuel Jove, propietario de Caramelo, como su primer accionista individual, con un 5% del capital, hasta que el empresario renunció en julio pasado a renegociar un crédito que había contratado con el banco suizo UBS para financiar parte de la compra de ese paquete. Su participación quedó reducida entonces a un 2,99%. La operación tuvo mucho que ver con la pérdida del valor de las acciones de BBVA, dado que la adquisición de ese 5% le costó 3.285 millones de euros en 2007, pero cinco años después su valor en Bolsa sólo superaba ligeramente los 1.387 millones.