Decenas de miles de vigueses –50.000 según los sindicatos y más de 25.000, según la Policía Local– participaron ayer en una de las mayores manifestaciones que se recuerdan en la ciudad desde hace muchos años. La reforma laboral del Partido Popular no gusta y preocupa a los trabajadores de la comarca de Vigo que se dieron cita a las 11.30 de la mañana de un domingo de carnaval y soleado para pedir la retirada de un texto que consideran perjudicial para sus intereses y estéril en el fin que persigue, la creación de puestos de trabajo.

Las previsiones de los sindicatos convocantes, CC OO y UGT, se vieron desbordadas con la masiva presencia de ciudadanos que acudieron a la marcha que partió de Vía Norte para recorrer por Urzaiz, Colón y Concepción Arenal el trayecto que les separaba desde el punto de encuentro al edificio administrativo de la Xunta en Vigo.

La cabecera de la marcha iba presidida por los secretarios generales de CC OO y UGT, José Cameselle y José Antonio Juste, respectivamente. Con ellos participaron varios dirigentes políticos, entre los que destacaron varios concejales de PSOE –entre ellos varios exsindicalistas– como Manel Gallego, Carmela Silva, Carlos López Font, Santos Héctor o Manel Fernández.

La manifestación estuvo acompañada por eslóganes como "La crisis social que la pague el capital" o por otra en la que se decía "A culpa é dos que votan o PP".

Muchos de los manifestantes afirmaron que la de ayer fue una de las mayores marchas que recuerdan en muchos años. Y es muy posible. Cuando la cabecera había llegado al edificio de la Xunta, en las Avenidas, la cola todavía no había terminado de rebasar el cruce de Gran Vía con Urzaiz.

La coincidencia con los carnavales propició que muchos manifestantes acudieran a la protesta disfrazados con motivos ajenos a la convocatoria, pero que dieron un toque festivo en una marcha que estuvo marcada por la preocupación, indignación y reproches al partido de Gobierno por no haber puesto encima de la mesa sus propuestas de reforma laboral. "No es tan difícil despedir en España cuando hay más de cinco millones de parados", afirmaba uno de los manifestantes.

Muchos de los ciudadanos que participaron en la protesta consideraban que el Gobierno había cedido exigencias de los empresarios y dudaban muy seriamente de que esta reforma servirá para general empleo.

"Para lo único que va a servir es para que las empresas echen a la calle a los trabajadores de más edad y contraten a jóvenes de manera precaria y de forma temporal. Eso no es crear empleo", declaraba indignado un encargado de un taller de reparación de automóviles.

Esta no fue una manifestación de trabajadores del naval en "loita", ni mucho menos. En la calle había parados, pero también funcionarios y trabajadores de empresas privadas que temen que las empresas hagan lecturas "torcieras" de la reforma laboral.

Cuando los líderes sindicales comenzaron a exponer ante la sede de la Xunta los motivos de la marcha –abaratamiento y facilidad para los despidos, mayor poder de la empresa frente a los trabajadores y debilitar el papel de los sindicatos en los convenios colectivos–, la cola de la manifestación se encontraba todavía en la farola del cruce de Colón.

La respuesta ciudadana a la marcha anima a CC OO y UGT a plantearse una huelga general "en el caso que el Gobierno no rectifique", algo que dudan seriamente.