El empresario ourensano del sector del textil, Cándido Rodríguez Eiro, de 58 años de edad, está viviendo su propio infierno en la ciudad china de Shanghai. El propietario de la firma Grupo 3 Fashion lleva siete meses retenido en el país por deudas contraídas con proveedores locales, que suman un total de 216.000 euros.

La denuncia de uno de ellos, al que le adeuda 46.000 euros, fue suficiente para que las autoridades judiciales chinas le impidieran tomar el avión de regreso a España cuando tenía su tarjeta de embarque en la mano.

Cándido Rodríguez distribuía trajes de ceremonia fabricados en China a través de sus tiendas "Patry Godoy" que están implantadas en toda Galicia, aunque debido a la crisis tuvo que cerrar varios establecimientos.

Sus empleados de calificaban de "buen empresario y mejor persona", estos calificativos también los hacían suyos sus compañeros gallegos del sector del textil. "Es buena gente, muy trabajador", insistían ayer cuando se les preguntaba por la figura de Rodríguez Eiro.

Los problemas económicos de este empresario ourensano surgieron tras la construcción de una nave en el polígono de San Cibrao das Viñas en Ourense, un proyecto "por encima de sus posibilidades" y la puesta en marcha de una planta de producción propia en Marruecos. La crisis económica hizo el resto y desbarató en gran parte sus proyectos.

Ante la dificultades que tenía para hacer frente a los pagos de sus proveedores chinos decidió el pasado 26 de junio ir a China para explicarles que su empresa se encontraba en concurso de acreedores y que, por lo tanto, desde ese momento serían los administradores judiciales quienes decidirían como se solventarían las deudas.

Uno de sus proveedores chinos no le entendió, así como tampoco los jueces de la ciudad de Yangzhou, en la provincia de Jiangsu, que decidieron retenerle hasta que haga efectivas las facturas. En pleno proceso otro de sus proveedores reclamó 170.000 euros más, con lo que el contencioso tiene todos los visos de alargarse en el tiempo.

A la espera de sentencia

Ahora está a la espera de sentencia. Si no puede pagar irá a la cárcel a pesar de su delicado estado de salud que le obliga a pasar revisiones médicas cada poco tiempo.

Su abogado, José Luis Darriba, sostiene que el consulado español en Shanghai presta muy poca ayuda a este gallego, que solo tiene la compañía de su hijo Carlos que tendrá que abandonar el país en pocas semanas porque el visado que le han concedido las autoridades chinas tiene una vigencia de solo tres meses.

Los problemas económicos de su empresa le impiden hacer frente a las deudas contraídas con los proveedores chinos, pero esperar a que se produzca el proceso de liquidación de la sociedad que preside puede suponer unos tres años.

¿Dispondrá del dinero suficiente para hacer frente a sus proveedores chinos? Lo más probable es que no. Cándido Rodríguez se encuentra en estos momentos a merced de la gestiones de los representantes españoles en el país asiático y de sus abogados del bufete de Garrigues en Shangai.

El despacho de Garrigues en esta ciudad china considera que las acusaciones contra su cliente "no deben ser totalmente legales, aunque si inhabituales".

Desde este despacho se sostiene que "han agotado todas las vías legales" para intentar que Cándido Rodríguez vuelva a España y advierte de que "este no es el único caso, ya que hay españoles en la misma situación".

Tanto su abogado como allegados lamentan que la embajada española en China "no se haya movido nada" y recuerdan que "se encuentra retenido por una deuda civil, no penal".

Una persona cercana al empresario señala que "se encuentra agotado, que sufre estrés e insomnio", sobre todo "debido a la inoperancia del embajador español que le envió un e-mail diciendo que conocía la situación de Cándido pero que hasta el momento no lo ha querido recibir".

Según esta persona, que prefiera que no se publique su nombre, todas las respuestas que recibimos tanto por nuestros abogados como por funcionarios diplomáticos españoles "es que China es China y las cosas aquí son lentas".

El empresario había decidido hasta ahora seguir las pautas marcadas por sus abogados hasta que se planteó explicar su caso a la prensa. "No lo hizo antes porque se lo aconsejó su abogado español y el que tiene en Shanghai pero después de siete meses es necesario que la opinión pública conozca este caso porque es ilegal retener a una persona por deudas de su empresa", señala esta persona cercana al empresario.