El Grupo Banco Popular optó en el primer trimestre por la prudencia y sacrificó una parte del beneficio neto para seguir dotando provisiones, de forma que redujo sus ganancias un 30,7%, hasta los 224,76 millones, al tiempo que anunció que el banco ha eliminado 70 oficinas durante el primer trimestre de este año, prevé cerrar un total de 150 sucursales en 2009 y otras tantas en 2010. “Estamos dando prioridad a la prudencia sobre el resultado”, señaló ayer el consejero delegado de la entidad, Roberto Higuera.

Para hacer frente al actual entorno y reducir costes, Higuera adelantó que la entidad cerrará unas 300 oficinas en los próximos dos años, una recomendación del Banco de España que, además, “tendrán que seguir el resto de entidades”.

El consejero delgado especificó que el cierre de 70 oficinas durante el primer trimestre ha supuesto una reducción de 114 empleados, pero eludió pronosticar cuántos trabajadores se podrían ver afectados por el cierre de las otras 300. “Trasladamos los empleados y los clientes y mejoramos la calidad del servicio, no prejubilamos anticipadamente a nadie”, respondió el ejecutivo ante las insistentes preguntas sobre cómo reducirá el Popular su plantilla.

Higuera hizo hincapié en la necesidad de ser “ágiles” en el cierre de sucursales para ajustarse al nuevo ciclo económico con menores costes y más eficiencia, línea que la entidad que preside Ángel Ron llevará a cabo de forma “ordenada” y al mismo tiempo que avanza en incrementar la productividad.

El responsable de Banco Popular aseguró que, en cualquier caso, el objetivo prioritario del banco es “la defensa del empleo estable”, de forma que, por el momento, lo que está haciendo la entidad es no cubrir bajas y prescindir de trabajadores temporales, y no tiene planes de llevar a cabo planes de prejubilación.

Según Higuera, durante los últimos trimestres, la entidad se ha preparado “para una crisis excepcional de duración imprevisible”, por lo que la gestión se ha enfocado a reforzar la solvencia, contener los costes y dinamizar la acción comercial con pymes y particulares, lo que ha permitido la creación de las mencionadas provisiones cautelares para anticiparse a los efectos del crédito moroso.

Así, Banco Popular decidió realizar una dotación extraordinaria a provisiones de 175 millones de euros en el primer trimestre, que se suman al resto de provisiones, entre ellas, los 259 millones de provisiones ordinarias. Al finalizar marzo, la entidad registraba una tasa de mora del 3,82%, casi cuatro veces más que el 0,98% del mismo periodo de 2008, para una cartera de créditos a la clientela de 94.244 millones.