Galicia puede presumir, a pecho descubierto, de ser una de las comunidades más visitadas de toda España. Sus bosques de cuento de hadas, sus feroces acantilados, sus paradisíacas playas y, cómo no, su alabada gastronomía coronan a esta tierra como uno de los destinos más reclamados entre los españoles y extranjeros. En el año 2015, la comunidad alcanzó los 4,6 millones de visitantes y este año las cifras son mucho más optimistas, “en los cinco primeros meses de este año, Galicia logró la cifra de 1.337.393 viajeros, lo que supone un incremento del 6,4% con respecto al mismo periodo del año pasado. Esta subida permitió que nuestra comunidad alcanzase, en términos de viajeros, un máximo histórico”, según datos oficiales de Turgalicia.

Nuestros vecinos portugueses son los que más nos visitan con un total del 3,5% de la comunidad, seguidos de Alemania 1,7% e Italia 1,5%, en cuanto el resto de comunidades, son los madrileños los principales con un 13,1%, seguidos por los castellanoleoneses con la cifra del 5,6%. “Galicia tiene una oferta turística suficientemente alta para que cada persona tenga un lugar. Descubrir una cascada de agua, la enología en su máxima expresión sus kilométricas playas, son algunas de las opciones”, explica Fernando González, presidente del clúster de turismo de Galicia en referencia a los encantos de esta tierra.

Sol y playa

Que a esta tierra se le llame “Galifornia” no es ninguna casualidad ya que hace nueve años la mejor playa del mundo era la de Rodas, en las Islas Cíes, según el top ten de costas elaborado por el diario británico “The Guardian”. Sus aguas transparentes color turquesa, la arena fina y los bosques que llegan hasta los arenales hacen del turismo costero uno de los principales objetivos turísticos de la comunidad.

Jubilados que vienen a relajarse, familias que buscan destinos tranquilos y personas que huyen del bullicio de la ciudad son algunos de los perfiles que abundan en este tipo de turismo. Comenzando por la mariña lucense, donde se encuentra la famosa playa de las Catedrales, siguiendo por Rías Altas con sus infinitas costas, adentrándose en los ríos y bosques de Ourense y finalizando en las Rías Baixas con playas como la de A Lanzada, Areacova o Cabo Home, que gozan de un microclima espectacular, todas resultan buenas opciones para pasar una temporada de desconexión y tranquilidad.“El turismo va por temporadas, pero claramente ahora es el de sol y playa el más puntero ya que en esta época veraniega es lo que más se reclama tanto por extranjeros como por españoles. En invierno toca más el turismo gastronómico y cultural”, manifiesta González.

Otra de las singularidades que los turistas agradecen es el entorno que envuelven los arenales gallegos situados, casi siempre, en el enclave de un pequeño pueblecito costero o de pescadores,que coexisten en un entorno virgen y natural.

Tierra “enxebre”

Cada vez son más los visitantes que se interesan por el turismo rural, que se ha convertido en otra forma distinta de conocer nuestra comunidad. La oferta en casas rurales es muy apreciada por la gente que visita Galicia dado a la calidad y el confort que ofrecen estos establecimientos, tanto costeros como interiores. “Este turismo es una forma diferente de escapar de las grandes ciudades y desconectar en un entorno distinto, visitando paisajes bastante exclusivos como son los de la región de Galicia, ver sitios nuevos, hacer rutas,vivir experiencias etc.”, explica Luciano Sánchez, presidente de la Asociación Gallega de Turismo Rural (Agatur).

Galicia rústica se podría definir como “hija de la piedra y del mar”, ya que estos dos elementos están muy presentes en su cultura y forma de vida. Así, el viajero se impregna de toda su esencia y majestuosidad al recorrer los enclaves de esta tierra.

En la provincia de Lugo, uno de los puntos que un turista no podría dejar de visitar sería la Ribeira Sacra. La zona ofrece travesías en catamarán a lo largo del Cañón del Sil, divisando a su paso las terrazas de los famosos viñedos del vino de Amandi. En su capital, no se puede perder la oportunidad de recorrer la muralla romana que es la única en el mundo que se conserva entera.

La provincia costera de Pontevedra, tiene varios puntos de interés como Combarrro, que mantiene la esencia rural de sus hórreos y callecitas estrechas, construidas en piedra. Además, se encuentra también el parque natural das Illas Atlánticas, en un entorno totalmente natural. Los bosques y parajes rurales de Ourense son un punto fundamental. Por último, en A Coruña también existen una gran diversidad de opciones a las que poder acceder.

En las aldeas y pueblos, los hórreos, “cruceiros”, pazos y dólmenes son un elemento más de la arquitectura de la comunidad. Además, el turismo rural se compone de otras actividades, “al cliente se le ofrece además del alojamiento, distintas actividades como trayectos en quads, senderismo, rutas a caballo o paseos en bicicleta” comenta el presidente de Agatur.

Turismo de salud

A lo largo y ancho de la comunidad gallega, existe una variada oferta de balnearios que ofrecen aguas mineromedicinales que portan muchos beneficios para la salud, desde la época romana. Estas aguas tienen un sinfín de propiedades que proporcionan un descanso exterior e interior y, además, ayudan a mejorar ciertas dolencias óseas o musculares.Tras el Camino de Santiago, la oferta termal en Galicia, constituye el producto turístico con mayor proyección a nivel internacional. Los extraordinarios recursos naturales de Galicia se han potenciado con la creación de diversos balnearios y talasos. Existen en la comunidad, veintiún centros de balneoterapia, cinco de talasoterapia y nueve plantas envasadoras de aguas minerales naturales. Zonas como Mondariz, Cuntis, A Toxa o las termas de Ourense, se han convertido en una referencia a nivel internacional en lo que atañe a este tipo de turismo.

En pareja, en familia o en solitario, el turismo de salud o termal es una muy buena opción tanto para relajarse como para tratar alguna dolencia en concreto.

Para los aventureros

La comunidad alberga infinidad de opciones en materia de nuevas experiencias tanto por tierra, mar y aire.

El senderismo es uno de sus platos fuertes, con diversas rutas como la subida al monte Pindo. El camino de Santiago, en cualquiera de sus tramos, es un gran atractivo para los amantes de la naturaleza, atrayendo cada año a un gran número de peregrinos. “En lo que va de año llegaron a Compostela 126.839 peregrinos, se ha incrementado la cifra en un 7,56% con respecto al año pasado”, manifiestan desde Turgalicia.

Los deportes extremos también juegan un papel fundamental en el turismo gallego, actividades como barranquismo o “puenting” son algunas de las más solicitadas.

En lo que atañe a los deportes marítimos, existen diversas opciones como practicar “rafting” en un río con rápidos, surf en la playa de A Lanzada o Patos, vela o buceo. Todo un lujo para los aficionados a la adrenalina.

Para los que buscan tocar el cielo de la comunidad gallega, existe una oferta inmensa de deportes como el parapente, el ala delta, salto en paracaídas o viajar en una avioneta.

Para degustar

En esta tierra se realizan un sinfín de fiestas gastronómicas dedicadas, en cada región, a un producto distinto. Algunas de las más famosas son la del Choco en Redondela, la del Queixo de Arzúa, la de A Langosta en A Guarda, entre muchas otras. Además, existen cuatro caminos en los que conocer los platos típicos gallegos: Sabores del Noroeste, Sabores en los caminos, Sabores del Courel y Sabores en las puertas de Galicia. Por otro lado, el turismo enológico es uno de los más punteros dentro de la comunidad. Una ruta a pie por los viñedos o una cata en una bodega histórica son algunas de las actividades propuestas por las distintas cavas gallegas.

“En la restauración gallega se han juntado dos puntos fundamentales. Por un lado, la calidad del producto que tenemos aquí, que es excepcional y, por otro, la profesionalización que es un elemento muy importante en el sector de la cocina. Sin duda ninguna, las grandes referencias de nuestros fogones han hecho una valor extraordinaria a favor de la cocina gallega”comenta orgulloso el presidente del clúster de turismo.

Galicia, por su lengua propia que se habla, se canta y se comparte, por sus enclaves únicos en casi todo el mundo, por su gastronomía y por sus gentes, es una tierra en la que los cinco sentidos son necesarios para entender su plenitud.