Donde el gato cuida sus siete vidas

Alba Crespo y Alba Rodríguez abren en Lalín la clínica veterinaria ‘Golmar’

Alba Rodríguez y Alba Crespo, en las instalaciones de la clínica Golmar.   | // BERNABÉ

Alba Rodríguez y Alba Crespo, en las instalaciones de la clínica Golmar. | // BERNABÉ / SALOMÉ SOUTELO

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

La inauguración será este viernes, pero desde hoy Lalín y, por extensión, Deza, cuentan con una nueva clínica veterinaria, Golmar. Sus promotoras son Alba Crespo Golmar y Alba Rodríguez García. Atenderán sobre todo a perros y gatos, puesto que a nivel profesional se han especializado en esta área. De hecho, Rodríguez cuenta con un postgrado en medicina felina y explica que si bien antes “los gatos se trataban a nivel veterinario como perros pequeños, ahora llevan tratamientos distintos”, ya que por su carácter de cazadores pueden tener parásitos diferentes que, a su vez, pueden desencadenar en zoonosis. El carácter de los felinos también es muy diferente al de los perros.

Esta nueva clínica tiene detrás dos historias familiares entrañables. Lleva el apellido de Xesús Golmar, el profesor, último alcalde republicano de Lalín y abuelo materno de Alba Crespo. Pero además, está en el mismo bajo en el que el padre de ésta y actual jefe territorial de la Consellería do Medio Rural, Antonio Crespo, ejerció durante años como veterinario. Fue alquilada después a otros albéitares, y llevaba unos ocho años cerrada. Al ser preguntada por si han cambiado las necesidades de perros y gastos, Alba Crespo explica que “en realidad ha mudado el enfoque, porque si hace años el perro era un animal de trabajo en cuidado de explotaciones, por ejemplo, y los gatos cazaban ratones, ahora ejercen más como animales de compañía”. De ahí que si antes un veterinario era todoterreno, ahora haya más especialidades para estas nuevas demandas de los animales y de sus dueños.

El efecto de la pandemia

Esa labor de compañía se vio reforzada durante la pandemia, cuando el confinamiento nos obligó a estar más tiempo en casa. El hecho de pasar más horas con el perro o con el gato “sirvió para tener en cuenta la medicina preventiva” en las mascotas y, con ello, estar más pendientes de sus vacunas o de cualquier incidente, apostilla. Su compañera añade que esto contribuye a que las mascotas vivan más. “Puede haber gatos que llegan a los 18 años, o incluso a los 20”, porque ahora tanto con los felinos como con los perros, los dueños suelen estar alertas ante cualquier síntoma extraño, al prestarles más atención por ese mayor tiempo de convivencia.

Hablábamos antes de las zoonosis, una enfermedad infecciosa que puede pasar de un animal a humanos. En el caso de las mascotas “si están bien desparasitados, el riesgo es mínimo”, recalca Rodríguez.

Beneficios para el dueño

Ambas coinciden en los beneficios que aporta un animal de compañía sobre todo en determinadas épocas como en la infancia o en la tercera edad, “porque en muchos casos te ayuda a sentir responsabilidad”. Esa compañía se convierte, para las personas con discapacidad visual, un perro se convierte en una necesidad absoluta en el día a día.

Con lazos tan estrechos entre mascota y dueño, “ya empieza a haber abogados especialistas en custodias” cuando una pareja rompe y hay que decidir con cuál de los dos se queda el perro o el gato. Lógico, si se tiene en cuenta que el vínculo con una mascota en muchos casos acaba siendo bastante más estable que con otra persona. “Hay gente dispuesta a llevar ese tipo de conflictos al juzgado”, explica Alba Crespo, para aclarar con cuál de las dos partes pasará a vivir el animal.

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