Entrevista | Pepe García, “El Estoico” Escritor y divulgador

“El Twich de Luis Enrique ayudó a dar a conocer todavía más el estoicismo”

Dará charlas sobre esta corriente filosófica el 20 y 21 de enero en el Centro Move

Pepe García posa con su libro líder de ventas.

Pepe García posa con su libro líder de ventas. / Á. G.

Á. G.

Pepe García (Manzanares, 1987), conocido como El Estoico, ha encontrado en explicar estoicismo en las redes como la mejor forma de entender esta filosofía originaria de la Grecia clásica. Este escritor y divulgador visitará Lalín los días 20 y 21 de enero para impartir sendas charlas en el Centro Move de la capital dezana dando a conocer herramientas que ayuden a llevar una vida lo más racional posible.

–¿En qué consistirán las conferencias que imparta en Lalín?

–Está por decidir al cien por cien pero haré una especie de introducción a lo que es el estoicismo y sus principios básicos. Luego lo enfocaré en torno a la productividad, no desde el punto de vista sobre lo que hoy se entiende por productividad en el sentido de esta locura de haciendo todo lo que se pueda al mismo tiempo. También hablaremos del estilo de vida adaptándome un poco a lo que hacen ellos en el Centro Move sobre fisioterapia, movimiento, deporte y demás. Será un poco mezcla.

–¿El estoicismo renace ahora dos mil años después en un sociedad tan distinta a la griega clásica?

–Bueno, yo creo que hoy en día los algoritmos nos muestran mucho lo que todos queremos ver. Entonces, si tú le das al like a una publicación de estoicismo pues vas a verlo por todas partes porque las redes sociales te lo van a mostrar más. Eso no quita, que también es verdad que debido mucho a la llegada del COVID y otros momentos difíciles que estamos viviendo, pues necesitamos refugiarnos en algo y desde luego el estoicismo es un buen refugio. Y luego el empujón que le dio Luis Enrique en Twich en el Mundial acabó de rematarlo y difundirlo mucho más aún.

–¿Qué es la libertad para un estoico actual del siglo XXI?

–Lo dice Picteto en el primer punto de su manual sobre cómo respondemos a las cosas. Él dice que hay cosas que no están bajo nuestro control y otras, sin embargo, no lo están. La cosas que están bajo nuestro control son los juicios, los deseos y las adhesiones, y nuestras acciones. Entonces, siempre que nos ciñamos a nuestras cosas con cierto entrenamiento y con paciencia porque tampoco sale todo a la primera, pero la libertad es que no está bajo nuestro control lo que nos pasa pero sí cómo respondemos a lo que nos pasa en la vida.

–¿Cree que el destino es inevitable o siendo estoico se podría orientar nuestra existencia?

–Es algo muy interesante lo que me planteas. No lo tengo claro. Los estoicos pensaban que sí, que todo estaba predeterminado en la vida porque eran deterministas y creían que había una fuerza causal, un logos, una providencia, que todo lo tenía planeado y pensado, y que las cosas ya estaban de alguna forma determinadas. Eso decían los estoicos. Yo no lo sé. Sólo sé que pasan cosas y que la mayoría de lo que sucede está fuera de mi control. Entonces, yo sólo intento centrarme en intentar mejorar y entrenar en cómo respondo a eso pero no sé si el destino existe. Por ejemplo, que tú me estés llamando a mi, ¿es el destino? Bueno, yo he hecho un montón de cosas a lo largo de estos casi cuatro años que han desembocado en esta conversación. Desde luego, si no hubiera hecho todo eso, pues seguramente no estaríamos ahora aquí hablando. Como te decía, yo he realizado lo que estaba bajo mi control y, después, están pasando otras cosas.

–¿La sociedad actual invita a convertirse en estoico?

–Yo creo que la sociedad humana actual, al igual que casi todas la de la historia, tienen muchas cosas en común. Por ejemplo, hoy en día hablamos mucho del conflicto en Ucrania pero siempre hemos estado en guerra de alguna manera. Las guerras se viven fuera pero también se viven dentro. Entonces, más que la sociedad actual esté de alguna manera no sé si capacitada para el estoicismo, sin duda tiene más sentido a lo mejor preguntarse si el estoicismo es una filosofía que se puede aplicar independientemente de la época. Y digo esto porque superar los miedos, las abstinencias, los dolores, afrontar el miedo o afrontar la muerte son cuestiones que nunca van a cambiar y da igual la sociedad que sea en la que se hagan esas preguntas. Yo creo que la sociedad actual tiene mucho que trabajar en ese sentido y el estoicismo es una herramienta para ello. No es la única pero para mí hasta hoy en día es la mejor que me he encontrado.

–Por su experiencia, ¿el estoicismo cuenta con más predicamento entre los jóvenes o por el contrario la edad no influye al respecto?

–Bueno, yo creo que más que la edad como término en general, depende de la vida de cada uno. Hay gente que me contacta siendo joven porque ha perdido sus padres desde pequeño o que no sabe qué hacer con su vida o que no tiene claro sus valores o que les han pasado cosas fuertes a una edad muy temprana. Y luego tengo que gente que ha contactado conmigo porque le ha pasado algo así pero más tarde, a los cuarenta o a las cincuenta. La edad es algo circunstancial, vital o espiritual en función de las creencias de cada uno. Hay gente a los treinta que le da absolutamente igual y los hay veinte que pensaba que había que haber algo más en la vida.

–¿El estoicismo es compaginable con disciplinas como la psiquiatría o la psicología?

–Sin duda, la psiquiatría es una disciplina con un claro componente clínica pero en el caso de la psicología sí que te encuentras ramas de esta materia que son compatibles. Albert Ellis tiene un libro que se llama Usted puede ser feliz, que aunque el título es muy malo el libro está muy bien, donde se basa en el estoicismo y en concreto en la idea de que hay que vigilar los pensamientos y los juicios porque determinan mucho cómo actuamos. Al final aparece ese círculo de lo que pasa fuera influye lo que me digo y lo me digo influye en lo que hago, y lo que hago influye en lo que me digo, y así continuamente. Entonces, hay que prestar atención a eso. También te digo que se puede ser cristiano y estoico al mismo tiempo. Sin duda.

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