Quienes se hayan acercado estos días al Sendeiro do Deza en su tramo inicial, entre la Fervenza do Toxa y la Ponte de Ferro, se habrán encontrado con un trazado limpio de maleza y nuevas barandillas de madera, con cuerdas en algunos tramos para una mayor seguridad. El proyecto de mejora de esta ruta de senderismo ha tocado a su fin en su primera fase; ahora queda la parte más innovadora y complicada: la construcción de un mirador.
El Concello de Silleda acomete, a través de la empresa Míguez Xestoso, una actuación presupuestada en 46.000 euros, de los que 20.000 corresponden a una ayuda de la Consellería de Medio Ambiente. El tramo sobre el que se actúa, de unos 260 metros, discurre por el margen del río Toxa, desde su catarata hasta su desembocadura en el Deza, bajo el puente que comunica con la parroquia cruceña de Merza.
En su primera fase, las obras incluyeron la limpieza de la zona –previa solicitud de las autorizaciones correspondientes–, la retirada de pavimento inadecuado, la mejora del sistema de evacuación de aguas, la renovación de elementos de madera (pasarelas, escaleras y barandas) y la dotación de paneles informativos sobre la ruta y su entorno. Los carpinteros estuvieron haciendo remates el viernes y se colocaron las cuerdas de seguridad.
La segunda fase se centra en la ejecución del mirador, la obra técnicamente más compleja y la que más tiempo lleva. Requiere la colocación de pilares y, por tanto, un estudio topográfico, que ahora se está ultimando. Su construcción dará comienzo en los próximos días y requerirá cerrar el sendero de nuevo, como ya sucedió en la segunda quincena de septiembre, con la realización de los primeros trabajos. En la zona que ocupará, sobre una gran roca, no se ha colocado la barandilla, ya que se pondrá al finalizar.
