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alfonso lago ferreiro nnficha personal | Vicerrector de Profesorado, Docencia y Titulaciones de la Universidad de Vigo

“Vamos a intentar que la Universidad de Vigo tenga más presencia en todo Deza”

“Pondré todo mi esfuerzo para llevar a cabo las líneas programáticas de Manuel Ramos”

El lalinense Alfonso Lago sustituye en el puesto al recientemente fallecido Manuel Ramos.

La Universidad de Vigo informó la semana pasada de la incorporación del lalinense Alfonso Lago al equipo de gobierno de la institución, al frente del Vicerrectorado de Profesorado, Docencia y Titulaciones, tras el fallecimiento repentino del vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Manuel Ramos. Su actividad investigadora incluye ámbitos como alimentación conmutada, control aplicado a los conversores de potencia, innovación educativa o digitalización de contenidos. Asimismo, es miembro sénior del Institute Of Electrical and Electronics Engineers.

–Supongo que sorprendido por la designación tan repentina.

–Es cierto que yo estaba dentro del equipo del malogrado Manolo Ramos pero sí, lo que menos me esperaba era esto. Un poco estábamos esperando a que él tomara posesión y poder seguir trabajando con él. Efectivamente, no estaba dentro de mis horizontes de futuro el ser vicerrector de la UVigo.

–¿En qué va a notar Lalín y su comarca este nombramiento?

–Creo que la Universidad de Vigo debe tener más presencia en toda la comarca de Deza y es algo que vamos a intentar hacer. Nosotros creamos una escuela abierta de formación permanente, que también va a estar bajo el capítulo de mi vicerrectorado con la directora María José Moure y una de las partes que queremos es potenciar esa escuela. Uno de los objetivos es acercar la universidad a las distintas comarcas gallegas. Entonces, esperamos en algún momento poder tener un convenio con toda la comarca dezana –a mi me encantaría porque soy de ahí– y poder establecer una colaboración.

–¿En qué ámbitos se trabajará esa futura colaboración en Deza?

–Serán cursos a los que pueda asistir la gente. Habría que estudiar en qué ámbito existe una mayor inquietud. Igual que tenemos programas de mayores, que algunos son específicos y otros más generales, pues se podría hacer algo exclusivo para esa zona de la provincia.

–¿Cómo está afrontando su nuevo rol en el campus olívico?

–Pues, con una doble vertiente. La primera me costó mucho porque el antiguo vicerrector también era amigo de más de 25 años, con lo cual este fallecimiento repentino fue muy difícil a nivel personal. Y la segunda, pensando que Manolo es una persona insustituible, lo afronto como una deuda con él. Intentaré poner todo mi esfuerzo para que esas líneas programáticas que estaban ya establecidas, llevarlas a cabo con la mayor ilusión del mundo, intentando formar un equipo de trabajo potente y entre todos intentaremos sustituir esa capacidad innata que tenía Manuel Ramos.

–¿Cuál debe de ser el papel actual del docente universitario?

–Es evidente que el rol cambió mucho. Además, la pandemia dio un vuelco total a lo que puede ser la docencia para el caso de los estudiantes. Desde que se establecieron los grados se habla de resultados de aprendizaje. Entonces, lo que se intenta en todo momento es que el alumno aprenda. ¿Cómo? Pues, a través de las nuevas herramientas que tenemos de software intentar añadir recursos didácticos que ayuden al alumno a esas horas que tiene que tener de trabajo autónomo, pues que sean más factibles a la hora de trabajar la asignatura. Depende mucho de los ámbitos, pero por ejemplo en el nuestro de la ingeniería hay digamos una parte de clase teórica donde el profesor informa sobre los conceptos básicos para desarrollar un tema, hay trabajo autónomo del estudiante que tiene realizar con recursos y materiales adecuados que hay que darle, y en nuestro ámbito un conjunto de prácticas necesarias.

–¿La universidad le alejó de su tierra natal o le permite poder visitar Lalín a menudo?

–Desde luego, voy a Lalín menos de lo que quisiera pero yo cada cierto tiempo voy a visitar a mis padres. Mi padre trabajó en el Banco de Bilbao muchísimos años como cajero y los visito siempre que puedo porque siguen viviendo al lado de Mouriño, encima del supermercado Dia, que fue donde vivimos toda la vida. Es cierto que ahora me paso menos pero también procuro mantener las amistades. Por ejemplo, organizo un cocido todos los años con la gente de Vigo al que también vienen algunos de mis amigos de Lalín. Y siempre que me paso por ahí y me quedo, lo que es más difícil, intento tomarme algo con esos amigos de los que te hablo.

–¿Sigue siendo el gran caballo de batalla universitario poder colocar de forma digna a sus licenciados en el mercado laboral actual con tanto paro?

–Por supuesto, el objetivo final de la enseñanza universitaria es que el alumno, una vez que salga del campus, pues revierta en la sociedad todo lo que esta invirtió en él. Eso es algo complicado como todos sambemos pero también es un magnífico acicate para todos los que nos dedicamos a esto de la enseñanza superior. En nuestro ámbito específico las prácticas de las que te hablaba tienen que servir para que el alumno se familiarice con toda la circuitería que pueda desarrollar en la empresa.

–¿Hasta qué punto sigue siendo fundamental la vertiente vocacional en la docencia?

–Todo depende de los ámbitos en los que te muevas. Quizás una base común para todo es, en especial, el poder investigar porque la universidad ofrece una mayor opción para meterse en investigación, y eso debe ser una parte que debe repercutir en la docencia. No solamente nos debemos centrar en la investigación, si no que eso que investigamos tiene que repercutir en la docencia. Lógicamente ahí juega un papel muy importante

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