Para el alcalde de Lalín, José Crespo, su posición acerca de la peatonalización de las calles Principal y Loriga es meridiana, pero últimamente aprovecha cuando este asunto salta a la palestra para situarse en una cierta equidistancia. Las dos rúas separadas por el Kilómetro 0 fueron cortadas a la circulación entre el sábado por la tarde y la mañana del domingo cuando el gobierno no había, al menos en público, modificado su postura de mantener el tráfico de manera permanente y solo darle un uso peatonal en circunstancias excepcionales.

“Vamos a hacer lo que nos parezca; si la mayoría de los vecinos quieren ir para un lado, deberán ir, obviamente nosotros no somos sospechosos de no querer peatonalizar el centro”, dijo en una emisora local. Recordó, de nuevo, que hace dos décadas apostó por la peatonalización de las calles del corazón urbano con el cierre, ya a la altura de la Estatua dos Cabalos. “Hicimos una cancela y empezamos cerrando los fines de semana, pero empezó a haber una revolución en el pueblo, que no la quería así”, declaró. Y, en este sentido, defendió que “la peatonalización tienen que venir cuando el pueblo vaya madurando la idea y la tenga más madura de lo que hay que hacer”. Mientras, la oposición aprovecha cada oportunidad para clamar por la peatonalización de estas dos calles, máxime cuando hace días acabaron las obras de humanización.

Después de un tiempo sin hablar del que sería su promesa electoral más ambiciosa en materia de regeneración urbana el alcalde aseguró que su idea de crear una gran plaza en el entorno de la iglesia y Praza da Vila no está ni mucho menos aparcada, lo que acontece es que las negociaciones con los propietarios están siendo complicadas por el valor del suelo. “Si llegamos a un acuerdo, estupendo, sino solo queda la vía de la recalificación”, apostilló, al tiempo que no ocultó su anhelo de ver “esta gran plaza totalmente peatonal y la calle totalmente peatonal, pero vamos a hacerlo cuando la mayoría del pueblo quiera”. Con estas manifestaciones Crespo descarga en la ciudadanía el poder de decisión sobre el modelo urbano y recuerda en cierto modo a la más icónico lema reivindicativo del cantautor portugués Zeca Afonso. “Si la gente quiere, yo estoy a favor, pero si la gente no lo quiere, no estoy a favor”, remachó. Pues eso, el tiempo será el único notario.