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“Lo que se vivió en el Valle de los Caídos difiere de la visión que quiere dar la ultraderecha”

El arqueólogo forcaricense Alfredo González ha presentado las conclusiones del trabajo que realizó con su equipo en la zona

Alfredo González toma nota a los pies de la cruz del Valle de los Caídos. | // ÁLVARO MINGUITO PALOMARES

El soutelano Alfredo González Ruibal ha presentado oficialmente las conclusiones del trabajo que realizó como director del proyecto de excavación arqueológica que durante un mes llevaron a cabo en la zona del Valle de los Caídos. Bajo el título de “Arqueología del Valle de los Caídos. Prospección y excavación en los espacios de vida de los trabajadores y sus familiares”, se presenta un estudio que arroja más luz de la esperada sobre y la vida diaria de los miles de trabajadores que entre 1940 y 1959 construyeron este monumento. El arqueólogo se mostró contento por el resultado de este estudio, que ha ido más allá de lo previsto en un espacio tan modificado.

Para el forcaricense, una de las claves de este estudio parte de la luz que arroja sobre cuestiones actuales, como el debate generado “desde la ultraderecha” sobre las condiciones en la que se realizaron estos trabajos de construcción. González Ruibal sostiene que las pruebas recabadas y analizadas en este estudio demuestra que, al contrario de lo que afirman algunos historiadores, las condiciones de los trabajadores eran muy duras, viviendo en construcciones precarias de nueve metros cuadrados, con techo de ramas y suelo de tierra, además de tener carencia de comida y materiales.

Esta situación se mantuvo hasta los años finales de la construcción, cuando los presos se fueron sustituyendo poco a poco por trabajadores libres. Estos últimos sí que tuvieron la opción de trasladarse a la zona con sus familias y contar con casas propias en la zona. “Lo que se vivió en el Valle de los Caídos difiere de la visión que quiere dar la ultraderecha”, afirmó el arqueólogo.

El Valle de los Caídos se construyó a lo largo de 19 años, entre 1940 y 1959. Durante siete años (1943-1950) los trabajos se llevaron a cabo en buena medida con mano de obra reclusa encuadrada en tres destacamentos penales que se establecieron en distintos puntos del Cuelgamuros. Dichos destacamentos recibieron el nombre de la empresa constructora, de su emplazamiento y de la obra que llevaban a cabo. Así, de oeste a este estarían el destacamento penal de Molán o del monasterio, el destacamento de San Román, del monumento o central, y el de Banús, de la carretera o del viaducto.

“El proyecto ha permitido incrementar sensiblemente nuestros conocimientos sobre los destacamentos, los barrios de chabolas y la vida de los presos, los trabajadores y los familiares, especialmente durante los años 40”, explica el arqueólogo forcaricense en sus conclusiones. Destaca en ellas el análisis de todos los elementos encontrados y detallados.

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