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Tres meses durmiendo al raso

Un vecino de Lalín sin hogar sobrevive en la calle gracias a la ayuda de entidades solidarias y particulares

Juan A., junto a sus pertenencias, en un banco junto a la parada de taxis de Loriga. | // BERNABÉ/ANA AGRA

A quienes vivimos en la zona baja de Lalín, se nos encoge el corazón al cruzar el paso de peatones de Ramón Aller, junto al parque de Loriga, en estas noches gélidas en las que se alcanzan con facilidad los cero grados. El banco junto a la parada de taxis es, desde hace tres meses, el hogar de Juan A, y también su cama.

Este hombre, vecino de Lalín y con unos 40 años de edad, trabajó en Embutidos Lalinense y en Embutidos José Antonio y Nilo. Carece de techo desde hace tres meses. Es frecuente que los taxistas charlen con él, y también algún que otra turista, a quien yo misma, días atrás, le he oído darle las gracias a Juan A. tras una breve charla. A este hombre se le llenan los ojos de lágrimas cuando le pregunto si ha contactado con Servicios Sociales para que le echen una mano en este revés de la vida. “Tengo cita el 17 de este mes, con la asistenta social. Lo único que les pido es una buhardilla, con una cocina y una cama”, relata. Ya ha contactado anteriormente con el Concello, que le da la alternativa de compartir piso con otras personas. Y aquí está el problema. “Prefiero vivir solo, porque he tenido malas experiencias al compartir casa con otras personas. Solo con un chaval, que era muy buena persona. Pero no teníamos contrato, acabaron echándolo del piso y a mí también”, explica.

Juan A. no tiene hijos, pero tampoco menciona otros familiares que puedan ayudarle. Explica que ha intentado buscar trabajo. Sobrevive gracias a la ayuda de O Mencer y de vecinos que, de forma solidaria, le dan una ayuda económica o mantas con las que poder encarar el frío al raso. Porque poco importa que el banco en el que vive y duerme esté cubierto.

Más centros de acogida

Juan A. solo pide una pequeña vivienda. Esta es la principal necesidad e las personas sin techo, como recoge el Plan de Atención de Persoas sen Fogar 2019-2023, de la Consellería de Política Social. El documento también recalca que hay que mejorar la cobertura y la cuantía de las prestaciones económicas, simplificando todo el papeleo. En toda Galicia, según este estudio y con datos ya bastante desactualizados (son de 2017), se indica que hay 340 personas que carecen de un hogar. La intensidad de las personas que carecen de un techo es mayor en los municipios de más de 20.000 habitantes. Por eso, es lógico, y muy necesario, que hayan aumentado los centros de alojamiento para personas que carecen de un techo. El IGE ofrece datos sobre estos centros, pero con datos de 2018: hay 73 en total, con 1.302 plazas. En diciembre de 2008, se contabilizaban 31 centros, con 837. Son centros de acogida, albergues o comedores sociales.

Planes contra los síndromes de Noé y de Diógenes

En enero de este año, aparecía en una vivienda de Narón el cadáver de una mujer, semidevorado por los perros con los que convivía. Ella tenía síndrome de Diógenes, un trastorno por el que una persona se aísla socialmente y acumula grandes cantidades de basura y objetos, al tener una reacción imaginaria de pobreza. Esta circunstancia motivó que la Valedora do Pobo iniciase de oficio una investigación para conocer si los concellos de más de 20.000 habitantes disponían de un protocolo de actuación ante casos del citado trastorno de Diógenes, o de Noé, en el que la persona convive con numerosos animales, aunque no tenga cómo poder atenderlos.

Entre los 16 concellos consultados por la Valedora do Pobo figuran Lalín y A Estrada. En los últimos cuatro años, la capital dezana no detectó casos de Diógenes ni de Noé, pero sí hubo uno en A Estrada, “cuyo seguimiento y resolución fue muy largo y bastante dificultoso”, según apunta el informe municipal. Se trataba de un hombre de 80 años, que vivía solo, en una parroquia del municipio. A raíz de un incendio, su casa queda muy deteriorada. Aunque dispone de medios económicos, su falta de integración social “hace muy difícil su atención tanto por los servicios sociales como por los servicios médicos”.

El informe relata que el varón comienza a almacenar diversos objetos en la vivienda y en la finca, generando molestias entre los vecinos al encender hogueras o dejar basura ante sus puertas. El ayuntamiento, a falta de apoyo familiar, intenta incapacitarle judicialmente, pero los informes forenses entienden que es una persona orientada en el espacio y el tiempo. Pero los juzgados autorizan al Concello a entrar y limpiar la vivienda. Pasado un tiempo “el problema vuelve a surgir”. Al empeorar su salud, los servicios médicos logran que uno de sus hijos se implique y el varón es ingresado en una residencia, donde continúa, a fecha de abril de este año. Desde el origen del síndrome hasta su internamiento pasaron 10 años por “la actitud del interesado y la lentitud de los trámites administrativos”, concluye el informe.

Seguimiento de casos

En los 16 concellos interpelados hubo más de 60 casos de síndromes de Diógenes y de Noé. Los municipios coinciden en que al intervenir distintos departamentos municipales (servicios sociales, operarios de limpieza, Policía Local recogida de animales...) la actuación a veces se prolonga en el tiempo, poniendo incluso en riesgo la salud de la persona afectada o la de sus convivientes y vecinos. Por ello, la Valedora les sugirió a esos 16 municipios que valoren la conveniencia de aprobar un protocolo o plan material de intervención municipal para abordar estas dos problemáticas.

Ese plan permitiría la detección precoz de casos, además de determinar qué áreas locales deben intervenir. Incluye además una base de datos con intervenciones realizadas y seguimiento de casos. En mayo, Lalín había aceptado dicha sugerencia, mientras que A Estrada estaba pendiente de responder a la institución que representa María Dolores Fernández Galiño.

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