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El Galo despluma al COVID

Los restaurantes de Vila de Cruces cuelgan el cartel de lleno y varias personas sin reserva no pudieron degustar la carne más conocida del municipio

Los miembros del gobierno cruceño, con representantes de colectivos sociosanitarios y de fuerzas de seguridad. | // BERNABÉ/ANA AGRA

A la tercera fue la vencida. El gobierno cruceño tuvo que suspender el año pasado la Festa Gastronómica do Galo de Curral, tras el estallido de la pandemia en marzo. Para Xuntos, sería la primera vez que organizaba la cita más importante del municipio. Ya en este 2021, hubo que aplazarla también de su fecha original, el último domingo de mayo. Pero ayer, el Galo se encaró al coronavirus y ganó la pelea.

El concierto de Lys Pardo. | // BERNABÉ/A.AGRA

Es cierto que había mucha menos afluencia que otros años. Es lo que está ocurriendo con cualquier evento. Pero también es verdad que la organización se esmeró en que tos los actos transcurriesen con la máxima seguridad: al recinto acotado en la Praza do Concello (oficialmente, aún Praza Juan Carlos I) solo se podía acceder por un lateral, tras facilitar nombre, apellido y teléfono de contacto a efectivos de Protección Civil, que también estaban apostados en la zona de salida. Tampoco faltó el gel hidroalcohólico y las sillas con la correspondiente distancia entre ellas.

Pepo Suevos, durante el pregón. | // BERNABÉ/ANA AGRA

Aún así, centenares de personas prefirieron quedarse en la acera o en las cafeterías más próximas para ver, desde fuera, el programa de actos conducido por la televisiva María Mella. Tras la actuación de Broken Peach, arrancó el acto de reconocimiento a los colectivos que lucharon para frenar el avance de la pandemia. Fue el edil de Cultura, Julio López, quien pidió su correspondiente aplauso para la Guardia Civil, Protección Civil, Policía Local, el centro de salud, la residencia de mayores y, también, las personas voluntarias que tras el estallido del COVID tejieron mascarillas en sus casas para después repartirlas entre los vecinos.

Clientes en Casa Castro. Bernabé/Ana Agra

Los tres miembros del gobierno se turnaron para entregar un cuadro y un detalle al sargento primero Santiago Ferradás; a Susana Cea, de Protección Civil, a la policía local Mariflor Rodríguez, al médico Juan Abal y a la directora de la residencia de mayores, Rocío Carbón. Carbón hizo un breve discurso agradeciendo el detalle, pero recordó que en muchos momentos “nos sentimos solos, tuvimos falta de medio y tuvimos miedo a contagiarnos”. Añadió que el reconocimiento debe ser extensivo a todos los mayores del centro, y dejó caer que “si una administración local quiere hacer un reconocimiento, lo mejor que puede hacer es ayudarnos a mirar por los mayores, y ver que no tienen ningún tipo de carencia”, por lo que demandó un programa social “ambicioso y coherente”.

Preparación en el restaurante Don Din. Bernabé/Ana Agra

Fueron 20 minutos de reconocimientos, casi tantos como los del pregón de Pepo Suevos. Bromeó con el gobierno por colocar “las sillas chatarreras atrás, para el público”, y en realidad ofreció un pregón demasiado largo, al tratarse de estrofas en las que resaltó el patrimonio cultural y artístico de Cruces, combinándolo con alguna que otra pulla al go gobierno local por tardar en cubrir la plaza de conserje y al alcalde anterior, Jesús Otero (que estaba presente, pero fuera del recinto), por haber ocupado el cargo durante tantos años. Al final de cada estrofa, el público debía corear “pero bonito de estar en Cruces é papar o Galo”.

Dos niñas mirando la exposición de animales vivos. Bernabé/Ana Agra

Autoridades

A la cita de ayer acudieron, entre otros, el edil de Agricultura de Lalín, Avelino Souto, los alcaldes de Touro y Boqueixón, Ignacio Codesido y Manuel Fernández Munín, o la presidenta de la Fundación A Solaina, Carmen Lareo. Junto a los vecinos, disfrutaron tras el pregón del animado concierto de Lys Pardo, con versiones de temas de su padre Juan y, ya por la tarde, del Festival de Bandas de Galicia.

El Galo animó las calles de Cruces, y dio un empujón a los restaurantes de la localidad. En Casa Castro quedaron cubiertas todas las reservas, e incluso durante la mañana de ayer este negocio recibió decenas de llamadas para reservar. El local destaca el excelente comportamiento de los clientes, “ya que los últimos comieron sobre las 15.30 horas, cuando los primeros, que habían comenzando un par de horas antes, ya estaban a punto de marcharse”.

Decíamos que, como ocurre con la Semana Verde y como ocurrirá con el Cocido de Lalín, no pueden compararse los datos de este año con las cifras pre-pandemia, sino con la situación que esta ha provocado. Por eso, desde La Violeta otros años se despachaban 120 menús, y esta vez han sido 44. Pero su dueño muestra una enorme satisfacción, “porque tenía 18 reservas y el resto se cubrieron con comensales que fueron llegando a lo largo de la mañana. Pudimos llenar”, explica. La mayoría de la clientela era de la comarca dezana y de su entorno, aunque también se acercaron comensales de Vigo y A Coruña, fieles al Galo de Curral desde hace varios años. Casa Don Din, otro de los locales imprescindibles a la hora de disfrutar de gallo de corral, indica que la jornada funcionó muy bien, con comensales llegados también de fuera de la zona. Esta vez no pudo haber degustación a raíz de la situación sanitaria, pero sí pudo organizarse una pequeña exposición de animales vivos, en la Praza da Igrexa.

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