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Un oasis en el corazón de A Estrada

A sus 78 años Santiago Carbia cuida con mimo una Carballeira en el casco urbano estradense que mantiene abierta para que todos los vecinos la disfruten

Santiago Carbia, ayer, trabajando en la Carballeira situada tras el Teatro Principal. | // L.D.

A Santiago Carbia le cuesta recordar su edad y reconoce que a veces pierde el hilo de las conversaciones pero a nivel físico, la cosa cambia. A sus 78 años el estradense recuerda como era capaz de cortar y cargar un camión de leña en un solo día. De aquellos años como maderero conserva una constitución envidiable a su edad y una energía que ahora, ya retirado, emplea en otras ocupaciones. “Todavía tengo para toda la mañana”, calcula sin dejar la desbrozadora en el suelo analizando el nivel de maleza que lo rodea. Es un trabajo que conoce bien. Lo lleva haciendo desde hace muchos años, tiempo en el que este vecino de Figueiroa de Abaixo ha cuidado con mimo una Carballeira semiescondida en el corazón de A Estrada y que mantiene abierta para que todos los que lo deseen puedan disfrutarla.

Carbia calcula que adquirió los terrenos de esta Carballeira hace unos cuarenta años. Su trabajo como maderero lo llevó a recorrer Galicia y a conocer a un gran número de personas pero también le generó unos beneficios que invirtió en parte en la adquisición de algunos terrenos en A Estrada. Con el tiempo, este vecino de Figueiroa fue vendiendo esas propiedades, aunque hay una de la que reconoce, no piensa desprenderse.

Esta Carballeira tenía un nombre pero hace tiempo que lo olvidé”, afirma quitando importancia a esa denominación. Lo que a Carbia le gusta es el impecable aspecto de los 44 cuartillos de terreno que tiene en una zona situada tras el Teatro Principal de A Estrada. No se trata sin embargo de un espacio fácil de encontrar. A pesar de que la Carballeira cuidada por Carbia está impecable, algunas de las fincas anexas están descuidadas, lo que impide ver el pequeño oasis que se encuentra tras ellas. El acceso es un pequeño camino situado en la cuesta que baja ya hacia la calle Pérez Viondi. Una vez allí, se encuentra una zona entre carballos de diferentes tamaños con una ligera pendiente y que termina en una zona elevada sobre la carretera y Ouzande. “Desde la parte de abajo podría haber unas vistas muy bonitas pero la finca que hay después está con mucha maleza y no deja ver”, nos explica.

Este escondido espacio ha ido encontrando a lo largo de los años sus visitantes y es especialmente utilizado por personas con perros, que encuentran un espacio céntrico en el que poder soltar a sus mascotas sin peligro al ser un lugar muy cerrado y separado de la carretera. También se ha convertido además en un espacio de esparcimiento para jóvenes, que acostumbran en algunos casos a alejarse de miradas indiscretas en algunos de los escondites que ofrecen las fincas y caminos anexos.

La única petición, no tirar basura en la zona

Carbia recuerda que esta Carballeira necesitó mucho trabajo en estos cuarenta años hasta llegar a su estado actual, una labor en la que contó con la ayuda de su hijo. Ahora, solo necesita mantenimiento constante para pelear con la maleza y recoger la basura que se puede ir acumulando. Precisamente, el vecino de Figueiroa solo lamenta la basura que algunas de las personas que visitan esta zona terminan dejando. Carbia recoge a menudo los desperdicios que quedan por el lugar y ha colocado un cartel en el que dice que está prohibido tirar basura. Sin embargo solo es necesario salir un poco de la Carballeira por alguno de los caminos anexos hacia fincas colindantes para encontrar restos de latas de cerveza y de comida. Incluso en una ocasión llegó a encontrar una moto tirada la maleza. Carbia señala que algunas pandillas de jóvenes visitan de vez en cuando el lugar, donde pueden estar lejos de miradas indiscretas.

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