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Todo esto te daré

Las herencias en vida se disparan por la pandemia y los cambios tributarios.

La pandemia lo ha transformado todo, lo que se ve y lo que va por dentro. Los días de confinamiento dieron para mucho. Unos se habrán dedicado a las reformas, a ponerse al día con las series o a hornear galletas para saciar su ansiedad. Tanto tiempo de encierro llegó para eso y para mucho más, sobre todo para pensar. ¿Qué sucederá ahora? ¿Qué pasa si ese momento final, que aprendemos a olvidar mientras crecemos y buscamos la felicidad, se presenta sin que estemos preparados? ¿Qué será de mis hijos? ¿Qué será de mí? Al final, para algunos de estos interrogantes muchos encontraron la misma forma de dar respuesta que al desorden de su ropa en el armario: organización. Las notarías de la zona lo han constatado, apreciando cómo la crisis sanitaria ha disparado las consultas de ciudadanos que desean dejar organizada su sucesión.

El deseo de dejarlo todo atado y arreglado para cuando uno tenga que despedirse, o las ganas de compartir en vida el disfrute de sus bienes por parte de las personas a las que quiere legárselos, hace que muchos ciudadanos de Deza y Tabeirós-Terra de Montes estén acudiendo a un fedatario público para realizar pactos de sucesión. La notaria de A Estrada, Alicia Calaza, recordó que estos pueden disponerse de dos maneras: los pactos de mejora –suponen transmitir en vida los bienes, pero sin excluir a esta persona de lo que pueda corresponderle, en su momento, como heredero– o los de apartación, en los que el legitimario recibe determinados bienes y ya no tendrá derecho a percibir más en el momento en el que se ejecute la herencia.

Hacienda también empuja

Algunos de los que visitaron durante estos meses las notarías partían de cero a la hora de poner en orden su futura herencia, pero otros, con testamentos ya redactados, acudieron para repartir ya sus bienes en vida. A muchos los habrá empujado el COVID-19 y, a otros, Hacienda. Y es que, al final, si miedo da uno, temor da el otro.

En la actualidad, Galicia es, junto con Cantabria y Andalucía, la comunidad con más bonificaciones fiscales en el Impuesto de Sucesiones. Así las cosas, más de 470.000 contribuyentes gallegos se beneficiaron en los últimos cinco años de las exenciones fiscales aprobadas por la Xunta para las herencias en línea directa (aquellas entre padres e hijos, abuelos-nietos y cónyuges). Esas bonificaciones que entraron en vigor en 2016 para los legados inferiores a 400.000 euros (excluida la vivienda habitual) y que el año pasado se ampliaron a herencias de hasta un millón de euros tienen ya los meses contados, habida cuenta de la reforma fiscal que prepara el Gobierno. De hecho, a un mes de que estallase la crisis sanitaria el Ejecutivo de Sánchez puso en marcha la maquinaria interna para la reforma de la financiación autonómica, que incluirá una armonización del impuesto de Sucesiones, al objeto de poner fin a la brecha fiscal entre comunidades. Así que, sumando esta situación a la propia pandemia, se ha dado un importante empujón a las que popularmente se conocen como herencias en vida.

Entre la solicitud de redacción de un testamento y la entrega del mismo pueden pasar desde un día a una semana, si bien todo dependerá de si se trata de un testamento simple –en que se indica el usufructo de bienes o dinero– o si representan el reparto de múltiples propiedades de las que es preciso que el cliente aporte toda la documentación necesaria para su identificación y acreditación de la titularidad. Alicia Calaza subrayó que se requiere que la persona que testa tenga vecindad civil gallega y que aporte los títulos de propiedad, referencias catastrales o recibos de la contribución relativos a bienes emplazados en Galicia o fuera de la comunidad. “Es un trámite ágil”, apuntó la notaria de A Estrada, que puso el acento en que su duración puede verse afectado por el número de fincas que se transmiten. Puso por ejemplo el hecho de que en las concentraciones parcelarias no se tienen en cuenta las casas y a veces se requiere ir a documentación muy antigua que podría dilatar un poco más el trámite.

La vivienda habitual, mejor dejarla como está

Los concellos de Deza y Tabeirós no se quedan al margen del récord de herencias en vida al que asiste la comunidad gallega. La Xunta amplió el año pasado las bonificaciones para los legados que no superen el millón de euros, lo que exime del pago de Sucesiones al 99,9% de los herederos en línea ascendente o descendente. Para evitar que la reforma fiscal que cocina Hacienda pase factura al bolsillo, casi 22.000 gallegos testaron en vida en el año de la pandemia, una cifra récord pese al parón de toda actividad no esencial durante el estado de alarma, según datos del Consejo Notarial de Galicia. Son un 10,2% más de herencias en vida llevadas ante notario que en 2019 (19.869).

La cifra hay que situarla en un ejercicio en el que alrededor de tres meses se limitaron a firmas notariales de carácter urgente, como se recordó ayer desde la notaría de A Estrada. Alicia Calaza reconoce que el confinamiento dio tiempo a la gente para pensar y muchos trasladaron después a su despacho el interés por dejar bien organizadas las cosas, tanto en el caso de personas de edad avanzada como en familias jóvenes. Por mucho que se hayan incrementado los pactos de sucesión, Calaza aconseja que la vivienda habitual se deje como está, sin transmitirla en vida.

Alicia Calaza en su despacho de A Estrada

Dejar escrita la voluntad por si falla la capacidad

La notaria de A Estrada puso ayer el acento en otro trámite que está cobrando importancia en estos momentos, a raíz de la modificación prevista en la ley de discapacidad, un trámite que ya pasó por el Congreso y que se encuentra ahora en el Senado. Apuntó Alicia Calaza que supondrá la desaparición de la incapacitación judicial, de manera que, llegado el caso, en lugar de sustituir a la persona afectada se le ofrecerán medidas de apoyo para que pueda ejercer su voluntad.

Ante este nuevo horizonte, se recomienda hacer un poder preventivo para la toma de determinadas decisiones. Esta fedataria pública incidió en que desaparece la tutela y se sustituye por la curatela. “Las estadísticas indican que todos viviremos muchos más años, pero no sabemos cómo vamos a vivirlos”, apuntó. De este modo, un ciudadano puede ir al notario y dejar escrita su voluntad por si en algún momento le falla la capacidad para tomar decisiones. “Un poder es un documento muy económico y en él puedes establecer quién te va a cuidar o cómo quieres que te cuiden. Bien está que decidamos a quién dejamos nuestros bienes, pero también quién nos va a cuidar, si será en nuestra vivienda o en una residencia, por ejemplo”, apuntó.

Partiendo del hecho de que nadie está libre de contraer una enfermedad degenerativa o de sufrir un ictus, por ejemplo, que dificulte la toma de decisiones, disponer de un preventivo poder notarial como este permitiría resolver cuestiones que, a veces, resultan problemáticas, como la venta de determinados bienes para cubrir gastos de su titular. “La propiedad no tenemos que conservarla para nuestros hijos, se debe activar cuando se necesite”, opinó Alicia Calaza, incidiendo que algunas de las propiedades que uno se gana con su trabajo pueden servir, llegado el momento, para asegurar una vida digna. Esta sería una de las cuestiones que dejar prevista ante notario en el caso de que un día la capacidad no permita ejercer la voluntad.

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