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No te pases de la raya

Una tenue nota azul en Iryda justifica que se llame así a esta zona. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Al principio hubo voces críticas, que siempre brotan al calor de la novedad. Sin embargo, los detractores no se hicieron escuchar durante mucho tiempo. Al contrario. Poco después de que el sistema de estacionamiento de horario limitado –la llamada zona azul– comenzase a funcionar en la zona más céntrica de A Estrada, no tardaron en aparecer defensores de que se extendiese el uso del ya famoso disco a otras zonas de la capital estradense, comenzando por los comerciantes y continuado por quienes han dejado de dar vueltas tratando de buscar un hueco para aparcar. No obstante, a la iniciativa municipal le hace falta un repasito. Literalmente.

No todo el que aparca en A Estrada es de A Estrada. Parece algo obvio pero, en la práctica, puede no serlo tanto. Si alguien de fuera está pendiente de localizar un sitio para dejar su vehículo en una calle como la Rúa Iryda, por ejemplo, y encuentra una plaza a media calle, es más que probable que se baje del coche y se dirija a su destino sin haberse percatado de que se arriesga a una multa si no coloca el disco horario o un papel en el que indique a qué hora deja su vehículo, debiendo cambiarlo de calle en el plazo máximo de hora y media. ¿Por qué? Pues porque si, por alguna razón, se encamina hacia la alameda municipal para dirigirse al consistorio –por poner solo un ejemplo– es muy posible que no se percate de que, al inicio de la calle y antes de que comience la zona de residentes, hay señales que indican que el estacionamiento está limitado. Si lo que busca junto al coche es una línea en el suelo, ya puede irse tan pancho, porque en muchas de las plazas no encontrará rastro alguno de marcas azules. Al no ver tampoco una línea amarilla, es más que probable que este hipotético conductor, a lo mejor apurado, dé por finalizada y bien hecha su maniobra de aparcamiento. Si al volver se encuentra un recadito de la Policía Local, tardará un tiempo en caer de la burra, pero en cuestión de segundos tendrá un comprensible cabreo.

Estado lamentable de paso de peatones elevado en la Rúa 25 de Xullo. | // BERNABÉ/J.LALÍN

Poco o nada queda en algunas de las calles en las que opera la zona azul de las líneas que le dan nombre. En uno de los extremos de la Rúa Iryda brillan totalmente por su ausencia y, junto a la acera contraria, lucen de un tenue que harían dudar al más convencido de su existencia. Las verdes, todo hay que decirlo, guardan con más celo el espacio de aparcamiento exclusivo para residentes.

El mismo caso de Iryda se cumple para uno de los tramos de Justo Martínez, donde estas marcas se han batido en retirada hace tiempo. La renovación más frecuente del firme en la Rúa Castelao hace que sea la que luce mejores líneas, que también están muy deterioradas en la Rúa San Antón, por ejemplo.

Las líneas de la zona azul en Justo Martínez brillan por su ausencia. Bernabé/Javier Lalín

La situación tiene una pronta –y, en cierto modo comprensible– consecuencia. En las zonas en las que las líneas están completamente borradas cae en picado la cifra de vehículos que colocan el disco horario. Un pequeño paseo permite comprobarlo. A las doce en punto del mediodía de ayer había, en el tramo de la Rúa Iryda que llega hasta Castelao, un total de 27 vehículos aparcados en zona azul. Solo 16 tenían colocado el disco horario. En la zona verde, estacionaban a esa misma hora 13 automóviles, de los que siete tenían en lugar visible su tarjeta de residente. En el tramo de Justo Martínez más deteriorado, al mediodía de ayer había 11 vehículos aparcados –en esta vía el aparcamiento está limitado a un solo margen y todas las plazas son de zona azul–, de los que 7 mostraban en su parabrisas el disco correspondiente.

Sin embargo, la cosa cambia en las calles en las que estas marcas están como deben. En Castelao, donde se aprecia con claridad cuál es la zona de estacionamiento con horario limitado, de la veintena de vehículos aparcados ayer, unos minutos por encima del mediodía, solo tres de ellos lo hacían sin mostrar el disco necesario.

Paso de peatones desdibujado en el centro de A Estrada. Bernabé/Javier Lalín

Conociendo la zona, las multas a las que uno puede exponerse invitan a no pasarse de la raya porque la autoridad competente bien podría alegar la existencia de señalización vertical para aplicar la correspondiente sanción. Sin embargo, no cabe duda de que el usuario tendría razones de peso para considerar cuestionable la multa, en atención al estado de conservación de estas líneas.

Claro que las azules y las verdes no son las únicas rayas que piden a gritos una mano de pintura en el casco urbano. Los ejemplos de pasos de peatones descoloridos abundan. En algunos casos la línea blanca prácticamente puede verse de manera exclusiva al comienzo y al final del cruce, sumergiéndose por completo las del medio en el oscuro gris del asfalto. Peor lo tienen otros cruces en los que quien camina tiene, teóricamente, prioridad. Una muestra sangrante la ofrece un paso de peatones elevado en la Rúa 25 de Xullo, antes de su confluencia con Gradín. La pintura escasea pero los baches abundan.

La situación de algunos pasos de peatones hace que sean los viandantes los que tengan casi que implorar a los conductores que, por favor, se paren ante la desdibujada señalización horizontal, que sacaría los colores a cualquier cebra.

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