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Las capacidades de lo diferente

En el Día de las Personas con Discapacidad los centros dan visibilidad a lo que “yo también puedo” hacer para potenciar la idea de que “todos somos iguales”

Usuarios del centro de Cogami en Medelo realizan actividades en grupos burbuja. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

‘Yo también puedo’, el lema que engloba la campaña para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. A través del mismo se podrán conocer testimonios de varios usuarios de los centros que, de seguro, no dejarán de sorprender. Las capacidades de las personas diferentes llegan a hacerlos iguales. “Todos somos diferentes, o todos somos iguales; eso es lo que hay que potenciar, primero que ellos mismos los interioricen y luego que transmitan ese mensaje a los demás”, indica la educadora social del centro de Cogami en Medelo (Silleda), Lidia Corral.

En la jornada de hoy, atípica y sin contacto físico, los centros de Lalín se reúnen de manera virtual para celebrar una concentración que tendrá lugar a las 12.30 horas. Desde ‘Lalín Diverso’ animan y piden que se haga un parón para apoyarlos, ya que están en directo en sus redes sociales. Leerán un manifiesto que fue creado entre todos y en el que los usuarios de los diferentes centros tendrán su protagonismo. Además, a través de las redes sociales lanzaron el reto de subir una imagen con #EuTaménPodo gravado sobre un papel naranja o que en la imagen aparezca algo de este color ya que es el representativo de la diversidad, para así llenar todo de este color y dar visibilidad a lo diferente.

Desde los centros donde muchos usuarios pasan la mayoría del tiempo, tratan de potenciar la idea de que son iguales. “La sociedad, a veces, ya se encarga de marcarles que son diferentes, por eso nosotros los dotamos de armas y los preparamos para que sepan responder ante cualquier situación que sea incómoda y que los haga sentir diferentes”, relata Corral. Desde Aspadeza, la directora, Ángeles Baldonedo subraya lo mismo y relata que la sociedad avanzó mucho en cuanto a la integración de las personas diversas. “Recuerdo cuando empecé a trabajar en esto, cuando salíamos en grupo la gente sí nos miraba raro, eso ahora ya no pasa tanto”, señala. Sí indica que algunas de las personas con discapacidad se sienten mal, a veces, por no tener tantas facilidades para acceder al mundo laboral o para tener pareja o incluso para ser independiente. “Es algo que en muchas casas no se potencia, que se trata como un tema tabú”, indica Baldonedo. Recalca que en Aspadeza trabajan mucho en este tema para que conozcan “de todo lo que son capaces”. De hecho, hoy, completando la frase de ‘Eu tamén podo’, conocerán “sus propias capacidades, dentro de las discapacidades que tiene cada uno, y verán que al final pueden hacer de todo”, apunta Baldonedo. Además de sumarse a la concentración, de forma interna y virtual entre los cuatro grupos burbuja que conforman Aspadeza, tendrán esta actividad complementaria.

Desde Cogami, lanzaron el reto en las redes sociales de #Aceptoelreto. Consiste en colgar un vídeo para ver de lo que son capaces aún con alguna discapacidad. Pusieron el ejemplo de tres usuarios, para que así que la gente que no “sabe lo que es esto, se ponga un poco en la piel de los demás; de hecho, no mencionamos ni qué discapacidad tienen las personas que salen en los vídeos a modo de ejemplo”, explica Corral. Además, se unirán a la campaña de Cermi, para hacer una lectura fácil del manifiesto y también a la concentración de ‘Lalín Diverso’ en la que usuarios participarán de forma activa.

Desde Morea de Lalín relatan que los usuarios echan de menos “la actividad, están preguntando por qué este año no saldremos a la calle y que querían encontrarse con compañeros de otros centros”, explica Julia Enríquez. Apunta que para ellos era gratificante “sentir el apoyo de la gente, verse rodeados de los escolares, otros centros y personas de la calle que están allí por ellos, porque son los protagonistas; lo bueno es que entiende de manera fácil, que este año no puede ser aunque los apene”.

El contacto físico, lo que más echan de menos

Un año difícil para los usuarios de estos centros, con cambios cada poco tiempo y normas que impiden tener contacto físico. “Las rutinas para estas personas son muy necesarias, cortarlas de golpe fue algo muy difícil y en lo que las familias tuvieron un gran protagonismo y peso”, resalta Julia Enríquez de Morea. Desde Cogami, Lidia Corral explica que durante el confinamiento trataron de proporcionarles material para que pudiesen hacer conexiones y mantener las actividades. “No queríamos que quedasen aislados, que pudiesen tener algo aunque fuese ayudados por familiares, que jugaron un papel indispensable, siempre lo hacen, pero en esta situación más”. Enríquez apunta que la vuelta fue atípica porque están con grupos divididos por días. “Unos días está uno de los grupos y otros el otro, de esta manera garantizamos las medidas de seguridad; pero lo que más preguntan es cuándo podrán verse todos y estar como antes”, relata. La sorpresa de todos los centros es la capacidad de adaptación que tuvieron. “Nos temíamos que no fuera así, pero nos sorprendieron una vez más acatando las normas sin más problemas”, apunta Enríquez. Lo mismo subraya Baldonedo que temía sobre todo “porque no aguantasen la mascarilla o no quisiesen estar desinfectando las manos cada poco, sin embargo es algo que cumplen sin ningún problema”. Las actividades en los centros son limitadas. Se tienen que centrar en las que no tengan contacto, sin manipulación de los mismos objetos y siempre con las medidas higiénicas. En el caso de Aspadeza están divididos en cuatro grupos burbuja, “pero en cada uno tienen las mismas sesiones, además tratamos de hacer algunas actividades en común de forma virtual para que se vean unos a otros”, indica Baldonedo.

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