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Una pistola atomizadora, un arma para Emerxencias

Su personal revisa constantemente protocolos y medios en una lucha sin cuartel contra la pandemia

Emerxencias usa equipos contra riesgos biológicos y virucidas para la ambulancia. | // EMERXENCIAS A ESTRADA

Una pistola atomizadora de virucida –como las que ya se usan en Madrid para desinfectar ambulancias– será el nuevo arma que Emerxencias de A Estrada empuñará contra la pandemia. La usará para desinfectar la ambulancia, que hasta ahora limpiaba a mano con virucida homologado completando su acción con ozono. La pistola atomizadora será la próxima incorporación al incesante incremento de medios y perfeccionamiento de los protocolos de actuación contra el Covid que el personal de este servicio lleva efectuando de manera incesante desde que el pasado mes de marzo la pandemia irrumpiese en nuestras vidas.

Al personal de Emerxencias le ha cambiado las suyas, revolucionando por completo sus rutinas de trabajo. Hoy, rigurosas desinfecciones y medios contra los riesgos biológicos marcan su día a día. Tienen protocolizados todas y cada una de sus intervenciones y acciones diarias, que han ido perfeccionando a medida que surgen nuevos avances en el conocimiento del Covid.

Desde el inicio de la pandemia, cuando el 061 les da una alerta sanitaria, en función del riesgo con el que se lo filtren, el personal de Emerxencias se equipa de una manera o de otra. Para riesgo bajo, acude equipado con bata, mascarilla FFP2 y gafas de montura universal y pantalla. Para el de riesgo alto, acude con buzo de protección biológica, doble guante encintado a una manga larga y a la manga del buzo de protección biológica respectivamente y en el tobillo con calcetín encintado al pantalón y la bota al buzo, además de usar mascarilla FFP2 y gafas integrales y pantalla. Son equipamientos que, a su llegada a la base, requieren de un exigente ritual de retirada, que efectúan sus compañeros apostados en la base, para evitar contaminaciones indeseadas.

Pero aun hay un nivel de protección mayor, que exige de una mascarilla de protección superior: la FFP3 que usan para casos extremos de manejo de vía aérea en la que el equipo médico aspirará secreciones o efectuará una reanimación cardiopulmonar, por ejemplo, en caso de infarto. También a raíz del Covid, ha equipado el balón resucitador con un filtro anticoronavirus que evita el riesgo de los aerosoles que se generan al ventilar a una persona en parada respiratoria.

Pero las medidas anticoronavirus de Emerxencias comienzan mucho antes y acaban mucho después de un posible cuerpo a cuerpo con el virus. Cuando el personal llega a la base desinfecta pomos de las puertas, llaves de la luz, equipos de comunicación y otros objetos de uso común con sus compañeros. Para minimizar riesgos, mantienen la distancia y restringen el contacto entre ellos a sus intervenciones fuera de la base. Dentro, no pueden desayunar ni comer ni cenar juntos.

Las sucesivas versiones del protocolo también han introducido otros cambios: la dotación de mascarilla al paciente si no la lleva la sustitución del termómetro digital por uno de infrarrojos para evitar el contacto físico o el test verbal que busca detectar si ha estado en contacto con el Covid. Se ha ido perfeccionando y la labor de desinfección y de lucha contra el Covid por parte de Emerxencias también. Ellos, que se movilizan cuando las cosas van mal, trabajan mucho más allá de lo que se aprecia a simple vista. Cuando una alerta les moviliza, sus trabajadores llevan ya mucho camino andado para que todo salga a la perfección y que la lucha sin cuartel contra la pandemia sea un éxito.

Por eso, para ellos –que saben del exigente protocolo de seguridad que siguen– ha resultado un duro varapalo que uno de sus compañeros que más se han significado en la prevención del Covid se haya infectado. Pero, mientras que se recupera, lejos de rendirse, Emerxencias se rearma para asegurarse de que ganará al fin esta guerra.

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