Vanessa Pardal está desolada. Hace tres años, esta joven nacida en Suiza de padres emigrantes y que, a su regreso, residió en Cuntis durante varios años fijó su residencia en una casa alquilada del lugar de Torreboredo, en la parroquia estradense de Arca. Allí vivió feliz durante un año cuidando de sus animales, que conformaban un conjunto cuando menos peculiar, una suerte de "arca" de Noé al estilo de Torreboredo. Desde entonces, Vanessa ha sufrido mucho por la pérdida de su abuela -que vivía muy cerca- y de varios de los animales de su incipiente zoológico de hace tres años. Ayer, de hecho, no podía evitar llorar amargamente por su perra Luna, un ejemplar de caza de color castaño y blanco, "medio sordita y de 21 años" que nunca salía de casa.
Se percató de su ausencia en la noche del domingo. Se echó buscándola por los alrededores hasta las cuatro de la madrugada y, ya por la tarde, tras poner lo sucedido en conocimiento de la Guardia Civil recorrió a pie los montes de la zona en busca del animal. Pide a quien la haya visto que se comunique con ella en el 691 671493. No sabe qué pensar. En el entorno de Torreboredo ha visto huellas de lobos. pero también le escama haber perdido varios animales en un plazo muy corto de tiempo, a pesar de sus esfuerzos por cuidarlos. El primero fue Coco, un perrito que compartía morada con ella y otros cinco perros (entre ellos Luna), dos pájaros exóticos, un cerdo vietnamita cruzado con jabalí, un gato y un conejo enano. De Coco nunca más supo. Poco después pereció el cerdo vietnamita cruzado con jabalí y, al año, murió el camaleón. Tras sumar a la perra propiedad de su abuela fallecida, hoy a Vanessa solo le quedan otro perro, dos conejos, dos gatos y una ninfa. Les quiere con locura pero no logra llenar el hueco que los que ya faltan dejaron en su particular "arca".
