Constantino Riádigos Gómez se ha adaptado perfectamente a la situación de confinamiento provocada por la epidemia del coronavirus. Este vecino de la parroquia lalinense de Sello, y de 70 años de edad, sabe mejor que nadie lo que es vivir aislado sin apenas salir de su domicilio. Una dolencia repentina es la causa de la ceguera que padece desde hace apenas 24 meses, por lo que se ha visto obligado a depender de los demás en muchas ocasiones. "La verdad es que no lo llevo tan mal como el resto de la gente porque hace unos dos años que prácticamente no salgo de casa debido a una ceguera que me provocó una enfermedad degenerativa en el nervio óptico. Las únicas salidas que solía hacer antes era al centro de salud de Lalín o algún otro sitio, eso sí, siempre acompañado porque necesito de ayuda para desplazarme a cualquier sitio", asegura.
