De la casa de Ramiráns, en la parroquia estradense de Santo André de Vea, sobre la que pesaba una orden de derribo y cuyo estado ruinoso venía despertando el temor vecinal desde hace años ya no queda casi nada. En apenas cuatro días la estructura fue demolida y muchos residuos retirados. Hasta el pasado mes de diciembre en esta vivienda residía un octogenario que acumulaba importantes cantidades de basura en una propiedad que se había vuelto peligrosa tanto para él como para sus vecinos.

El edil estradense de Urbanismo, Gonzalo Louzao Dono, explicó ayer que este expediente pudo darse por finalizado la semana pasada, después de años de trámites. Recordó que la casa sufrió un incendio en el año 2005 en el que falleció la madre del propietario. Sin embargo, sobre la edificación no se actuó, quedando tal y como la había dejado el fuego, con las placas dañadas y sin tejado. No obstante el dueño continuaba haciendo de este inmueble su residencia.

Indican que este estradense disponía de recursos económicos y, dado que continuaba viviendo en esas condiciones, se procuró su incapacitación hasta en dos ocasiones, cuestión denegada por el juzgado otras tantas veces. En 2015 el pleno de la corporación decretó la ruina de esta edificación, en la situación más gravosa: ruina económica y técnica en la totalidad de la edificación. El primer caso comporta que el coste de la reparación sería superior al 50% de lo que supondría hacer una construcción nueva, mientras que la ruina técnica se refiere al agotamiento de los elementos estructurales, de manera que comprometen la estabilidad de la edificación.

Gonzalo Louzao apuntó que hace cinco años se ordenó a la propiedad la demolición del inmueble. El titular de Urbanismo recordó que los vecinos del lugar acudieron al pleno en varias ocasiones para trasladar su preocupación. Subrayó el concejal que la vivienda tiene una pared medianil con otro inmueble y que el propietario venía residiendo bajo una estructura que podía colapsar en cualquier momento. Desde el Concello se reconoce, además, que la vivienda presentaba una ocupación demanial, con uno de sus pilares sobre camino público.

Dado que el juzgado descartó incapacitar al propietario, el Concello optó por la vía urbanística para buscar una solución a este conflicto. Louzao asegura que el dueño de la vivienda acudía con frecuencia al consistorio y que se le informó en todo momento del procedimiento. Una vez dictada la orden de demolición sin que causase efecto alguno, el siguiente paso fue comenzar a imponer multas coercitivas para forzar al propietario a demoler la vivienda. Tampoco la sanción interpuesta tuvo efectos. Fue entonces cuando se resolvió iniciar la tercera fase: la ejecución subsidiaria, por la que el Concello se encargaría del derribo y giraría el importe correspondiente al particular.

La administración municipal llegó a encargar el proyecto técnico para la demolición y a nombrar al director facultativo de la obra y al responsable de seguridad y salud. Se pidió autorización judicial para entrar en la vivienda y proceder a la demolición y se coordinó el operativo con las fuerzas y cuerpos de seguridad (en este caso Guardia Civil, Policía Local y Emerxencias).

En este punto, Gonzalo Louzao reconoció la preocupación por cómo encajaría el propietario del inmueble esta difícil solución, aun consciente de que no podía continuar residiendo a sus 85 años en estas condiciones de "insalubridad" y con el riesgo que para su bienestar comportaba la infraestructura. "Son procedimientos garantistas. En 15 años no se actuó sobre un tema delicado. Es su propiedad y se intenta ser permisivo, pero su salud y la de los de su entorno peligraban", remarcó el concejal.

Explicó que fue entonces cuando desde el Concello se estableció contacto con la familia -indicaron que el propietario tiene esposa y dos hijos- para detallarles todo el procedimiento y pedirles ayuda ante el paso que restaba por dar. El titular de Urbanismo indicó que en una semana consiguieron convencerlo para que abandonase Ramiráns y se fuese a residir con uno de sus hijos el pasado 23 de diciembre.

Desde el ayuntamiento se indicó también que los hijos del propietario se encargaron de la limpieza de una gran parte de la basura acumulada en el lugar, facilitando el Concello los medios para ello. Además, se señaló que solicitaron poder contratar por su parte a una empresa que ejecutase la demolición para obtener unas condiciones más ventajosas, cuestión a la que accedió el ayuntamiento. No obstante, el Concello se reservó mantener la dirección de obra -con el correspondiente giro de costes- para seguir de cerca la conclusión del procedimiento. Entre el martes y el viernes de la semana pasada se demolió la estructura y quedó la parcela limpia.

Gonzalo Louzao quiso agradecer a la familia y a los vecinos su colaboración para poder completar este difícil procedimiento sin altercados.

En febrero de 2018 vecinos del lugar de Ramiráns estallaron en el pleno después de años soportando los problemas de salubridad derivados de la gran acumulación de basura en la propiedad, asegurando que ello motivaba la existencia de ratas y moscones. Denunciaron que el octogenario quemaba "todos los días".

En cuanto a la ocupación de dominio público, el edil de Urbanismo explicó que el Concello resolverá en los próximos días la situación, volviendo a marcar el camino por donde corresponde.