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Un pasaje para el arca de Noé

Roberto Ríos e Isabel Villamor cuidan de más de un centenar de mamíferos, con las alpacas como última y novedosa incorporación

Isabel Villamor y Roberto Ríos, con las tres alpacas. // Bernabé/Cris M.V.

Lo suyo no es una afición. Es pasión. Y con mayúsculas. Isabel Villamor y Roberto Ríos acuden cada día puntuales a sus respectivos puestos de trabajo. Completada la jornada laboral, todo el tiempo que les queda libre hasta que el reloj aconseje retirada lo dedican a su amor por los animales.

Durante años estos estradenses disfrutaron en solitario de este pasatiempo, uno en Liñares (Callobre) y otra en Moreira. Sin embargo, ahora se han unido en una suerte de cooperativa que han bautizado como Pico e Fuciño. En realidad, este es el nombre que han querido darle a un espacio en Facebook en el que comparten imágenes de los animales que tienen para que todo el mundo pueda disfrutar de ellos. Actualmente estos estradenses cuidan a un centenar de mamíferos, junto con alguna que otra ave. La última incorporación a esta arca de Noé han sido unas simpáticas alpacas.

Chip y Chop llegaron a esta finca de la parroquia de Callobre hace un mes, procedentes de Bilbao. De su unión nació una preciosa y suavísima cría: Chep. Esta familia se ha convertido en todo un reclamo para la zona. De hecho, más de uno ha parado el coche y ha pedido a sus propietarios acercarse a estos animales, similares a las llamas.

"Siempre me llamaron la atención. Pero cuando encuentras a una persona a la que también le gustan y que también está un poco loca [risas], pues vas de cabeza", bromea Roberto. Los trámites para tener en regla a estos mamíferos no fueron cortos ni sencillos, pero finalmente piensan que estas alpacas son las primeras de la provincia de Pontevedra que se dan de alta en producción.

Cuando Chip y Chop llegaron a A Estrada no tardaron en dar la bienvenida a Chep, la primera alpaca estradense. La familia sorprende a vecinos y visitantes, al no ser un animal que muchos tengan pastando en su finca. De este modo, son muchos los que acuden a esta finca para contemplar esta bonita estampa familiar. "Ya los burros daban mucho juego", bromea Roberto Ríos, en alusión a los cuatro pollinos que también viven en esta finca, dos de ellos nacidos en la propiedad.

Isabel y Roberto tienen sus animales divididos entre Moreira y Callobre. Forman un equipo bien organizado. Y es que, aunque lo suyo con los animales sea solo una afición y no una salida laboral, la carga de trabajo es muchísima. Ellos disfrutan cada momento y no le echan mucha cuenta al tiempo que invierten, pero calculan que, en un día normal, dedican cuatro horas en atender a todos los animales que tienen. En días libres le dedican unas seis. Además, esta afición no tiene vacaciones. Es por ello que su colaboración resulta una fórmula ideal para los dos.

"Compartíamos esta afición desde hace muchos años. Esto surgió por colaborar el uno con el otro y, entre dos, las cosas siempre se hacen mejor", explica Isabel. De este modo, en Pico e Fuciño se reparte el trabajo con los animales en función de los turnos de trabajo de cada uno y de las obligaciones a las que tengan que hacer frente. Lo que importa es que los animales reciban sus cuidados diarios. "No es dedicarle algo del tiempo libre. Esto es el tiempo libre", apuntan estos estradenses, reconociendo que la cantidad de animales no hace que sea tan sencillo marcharse de vacaciones "y pedirle a alguien que le dé de comer a las gallinas".

La colaboración que han acordado Isabel y Roberto bien podría ser el germen de un proyecto futuro. Ahora mismo no quieren ponerle una etiqueta pero no descartan llegar a formar una granja escuela o algo similar, aunque sin tener nada definido.

Amantes de los animales desde que eran pequeños, estos estradenses subrayan que hoy en día muchos niños no vieron, por ejemplo, cómo los pollitos salen del cascarón, cómo pasea una gallina kika con sus polluelos o cómo se ordeña una cabra. De todo ello se sabe, y mucho, en las fincas en las que estos dos estradenses dan rienda suelta a su afición. Literalmente. En estos campos no hay ningún animal atado. Las parcelas se zonifican, de manera que cada especie tenga su espacio, disfrutando de su libertad con todos los cuidados.

Isabel y Roberto comparten a través de las redes sociales imágenes del día a día en Pico e Fuciño, a caballo entre Callobre y Moreira. Disfrutan de cada momento, por mucho trabajo que conlleve. Si pudiesen, estos dos estradenses se hubiesen sacado un pasaje para el Arca de Noé.

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