"Necesito desconectar un tiempo y darle un nuevo giro a mi vida para encontrar mi paz interior, y sobre todo tranquilidad. Tengo que marchar para dejar de hacerme daño a mi mismo. Busco caminar lento y sin prisas, por que a donde quiero llegar es a mí mismo. Disfrutarlo es lo siguiente". De esta forma explicaba ayer el lalinense Daniel Antelo las razones que le han llevado a intentar completar el Camino Francés a Compostela en su totalidad. Antelo llegó ayer a Pamplona después de iniciar su particular reto el pasado jueves en Saint Jean Pied de Port, uno de los lugares preferidos por los caminantes en detrimento de Roncesvalles. A pesar de que las primeras ampollas ya empezaron a aflorar, Daniel Antelo se mostró confiado en poder realizar de manera completa la Ruta Jacobea más emblemática.
Después de poco más de dos días de caminata, este peregrino lalinense reconoció que "lo que más me condiciona es el idioma porque me siento perdido. Hoy (por ayer) estuve un pequeño rato caminando entre gente de Rumania, Italia, Estados Unidos, Irlanda, Francia, Alemania y Korea, y lo único entendible que se escucha entre nosotros es 'buen camino', las palabras más utilizadas en la ruta". Consciente de la enorme dificultad que supondrá este desafío en solitario, Daniel Antelo añadió que "si todo sale según lo previsto, esta experiencia durará unos 43 días. Camino entre 20 y 30 kilómetros diarios, procurando descansar cada dos horas, y cambiando los calcetines para así evitar las ampollas y sobrecargas musculares. Llevo a mis espaldas una mochila con lo imprescindible para el día a día sin superar no más de 8 kilos de peso". Por el momento, el buen tiempo está acompañando las largas caminatas por tierras navarras, pero Antelo sabe que más pronto que tarde las inclemencias meteorológicas harán acto de presencia, pero tampoco eso parece afectarle más de lo esperado.
Como es habitual en la mayoría de los peregrinos, Daniel Antelo sufrió su primera "pájara" en la etapa inicial de su periplo entre Saint Jean Pied de Port, Roncesvalles y Espinal. "No fue un día fácil, anímicamente me vine abajo emocionalmente en dos ocasiones y estuve apunto de abandonar. Después de caminar durante nueve horas y media y recorrer 32 kilómetros no te puedo decir de dónde he sacado las fuerzas para continuar. Incluso un helicóptero tuvo que subir a buscar gente que se encontraba indispuesta, y los bomberos también rescataron a dos japoneses. También hubo gente que se rindió y acabó por dar la vuelta a la altura del albergue de Orisson. A falta de unos 4 kilómetros para llegar me quedé sin agua teniendo que improvisar refrescándome en el abrevadero de unos caballos que encontré", recordó.
Encuentro
También es usual que el Camino de Santiago acabe dejando una serie de anécdotas inolvidables para los que lo realizan. En este sentido, Antelo se ha topado con varios paisanos poco antes de arrancar su particular peregrinación. "El retraso del tren me dejó tirado en Pamplona, y perdí el autobús hasta Saint Jean Pied de Port. Por casualidad me encontré un vecino de Pareizo (Goiás) en el tren, pero creo que ese día la suerte estaba de mi lado cuando en la estación del tren me encuentro a otros dos lalinenses. Uno de ellos, Pablo Dobarro, que es de Vilatuxe, me sacó las castañas del fuego por haberme acercado a mi destino", indicó. Finalmente pudo hacerse al camino sin pensar que su rodilla derecha podría darle problemas, como así fue tras el esfuerzo en la dura bajada a Roncesvalles. De todas formas, Daniel Antelo cree que eso tampoco debería ser óbice para acabar.
El periplo se puede seguir a diario a través de las redes sociales, en las que Daniel Antelo muestra fotografías, vídeos e impresiones al término de cada etapa. "Quiero darle las gracias a todos los que día a día me muestran su lado humano conmigo y por estar siempre ahí", concluyó después de atender a esta Redacción recién llegado al albergue en el que ayer tenía previsto alojarse antes de emprender una nueva etapa de su aventura jacobea.