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El plástico pierde peso en Deza

Distintos negocios constatan una reducción del consumo de bolsas de este material justo después de un año de la entrada en vigor de la normativa que obliga a cobrarlas

Isabel Crespo, ayer, en su tienda de Lalín despachando productos a granel. // Bernabé/Javier Lalín

El pasado día 1 se cumplió un año de la entrada en vigor de la ley que obliga a cobrar las bolsas de plástico en los comercios, cuyo precio puede oscilar entre los cinco y los 15 céntimos. No se sabe si es porque la gente se niega a este pago o porque realmente está concienciada con el medio ambiente, pero lo cierto es que distintos establecimientos dezanos constatan que el uso de estos envases van a menos. La clientela apuesta por bolsas de otros materiales, cajas, tuppers o botes de cristal reutilizados.

En algunos negocios, como las fruterías las bolsas de plástico continúan estando muy presentes, pero solo en parte. "Porque la gente a la hora de coger cada variedad de fruta, sí que las utiliza, pero para llevárselas a casa en conjunto ahí suelen utilizar cajas de madera o de cartón", indica una responsable de la frutería DOI, de Lalín. En las pescaderías, el uso del plástico también se redujo considerablemente en este último año. "La mayoría de la gente, de todas las edades, ya viene a comprar el pescado con un tupper o con bolsas reciclables, aunque siempre hay alguien que se olvida y no le queda otra que llevarlo en una de plástico", indica una trabajadora de la Pescadería Gómez.

Gran apuesta de los jóvenes

También se detecta una gran respuesta a esta normativa en la tienda Riquiña, situada en la Praza de Abastos de Lalín, uno de los pocos negocios de la zona que apuesta por vender los productos a granel, algo que está teniendo una gran aceptación, en especial ante las nuevas generaciones. Aquí podemos encontrar un poco de todo y a granel para que cada uno se lleve la cantidad deseada: frutos secos, lentejas, garbanzos, habas, soja, arroz de distintos tipos, semillas, que la responsable de la tienda, Isabel Crespo, indica que cada vez son más demandas, harina para todos los gustos y fruta. "Aquí tenemos bolsas pequeñas de papel, pero por lo general ya traen sus bolsas de tela, reutilizan las nuestras o incluso, vienen con botes que ya tienen en casa de otros productos", apunta Crespo, que señala que la gente joven es la que está más concienciada en llevarse todo a granel. "También hay alguna gente más mayor, pero esta suele tener ya sus productos naturales en casa, pero lo cierto es que en general, todos prefieren a granel antes que envasado". Comprar a granel no es algo novedoso, ya que era la forma de hacerlo de toda la vida, algo que con el tiempo se fue cambiando con la irrupción de los plásticos y que ahora se recupera como las buenas costumbres. Este cambio también se aprecia en las grandes superficies en la zona de bollería, en donde hay un apartado para adquirir los distintos productos de manera individual, sin estar envasado, y usando una bolsa de papel.

En Almacenes Donramiro no entienden de plástico ya desde hace años. En su caso, tal y como indica uno de los responsables, se venden patatas o productos de temporada, como por ejemplo castañas o nueces, e indica que los clientes los lleva en sacos de red o de tela. También se despachan distintas variedades de piensos y lo hacen en sacos de papel.

Esto demuestra que el movimiento Zero Wase, cero residuos, en solo un año ya cuenta con una gran respuesta por parte de negocios y por parte de la sociedad en la comarca.

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