El presidente de la Fundación Semana Verde de Galicia, José Maril, continuará al menos un año más en su cargo y seguirá llevando las riendas de la entidad, al menos, hasta que pasen las elecciones autonómicas de 2009, según fuentes consultadas. La lucha que mantienen las dos caras del bipartito por hacerse con el control de la entidad y las diferencias entre PSOE y BNG sobre el modelo para la fundación impiden que voten en conjunto el nombramiento de otro responsable, algo que podrían conseguir si aunaran fuerzas, ya que la Xunta cuenta con mayoría en el patronato y el blindaje de Maril finalizó el pasado noviembre.

Así, todo apunta a que la situación se mantendrá como hasta la fecha durante el próximo año, ya que las autonómicas arrojarán un reparto de fuerzas en forma de votos distinto al actual para PSOE y BNG y además puede variar el reparto de las dos consellerías.

Por una parte, la Consellería de Presidencia se resiste a soltar su cuota de poder en una fundación de la importancia de la Semana Verde, ya que es consciente de que cuenta con un atractivo potencial. De otro lado, Medio Rural defiende que la entidad debía pasar, sino íntegramente, a estar controlada por este departamento, ya que se trata de un inmejorable escaparate para el mundo agrario. Por ello, el departamento autonómico que dirige Alfredo Suárez Canal se limita a hacer colaboraciones y aportaciones puntuales -como la inminente reforma de la Lonxa Agropecuaria-, pero no quiere efectuar un gran desembolso mientras no se tome una decisión interna en la Xunta sobre el futuro de la Semana Verde.

Por su parte, la fundación está a punto de adjudicar su plan estratégico y de viabilidad, que estará listo en 4 ó 5 semanas. Cuando el documento esté acabado, se convocará al patronato, posiblemente en el mes de junio, para presentarle las determinaciones del plan. En ese instante, la asociación ferial le solicitará a la Xunta que tome decisiones firmes, aunque el conflicto existente entre los dos partidos que la conforman dificulta que haya variaciones y que se le mueva la silla a Maril. El presidente se considera amortizado desde PSOE y BNG, pero sus desacuerdos le permitirán seguir dirigiendo a la entidad.