- Décimo en el Campeonato de España en ruta y en contrarreloj, entrando así en el top ten ¿Cuál de las dos le satisfizo más?
- Algo más el Campeonato en Ruta porque, aunque es una prueba que siempre trae consigo su dosis de lotería, pero me sentí muy bien, notaba que estaba a un buen nivel para mantenerme delante, no hubo percances y pude estar ahí hasta el final.
- ¿Tentó en algún momento al pelotón de esos 60 corredores en el momento decisivo?
- Primero realizamos un recorrido de unos 50 kilómetros y luego dimos cinco vueltas a un circuito de 25, que incluía un puerto de unos ocho kilómetros que se coronaba a dos de meta. Cuando íbamos a realizar el último paso por meta me atreví con un ataque para probar, para provocar una ruptura del pelotón y dejar un grupo más selecto para esa vuelta final y poder llegar en grupo mucho más reducido. Parecía claro que aquellos que pasaran primeros mantendrían la ventaja, porque luego quedaban tan solo dos kilómetros de callejear por calles estrechas y adoquinadas en Baeza, donde la labor de pelotón o equipo se hacía complicado.
- Cuando por la noche, tras acabar, quizás lo repase mentalmente, ¿siente que se le escapó el mejorar aún más puestos en meta?
- Como en otras competiciones al quedarse fuera de los tres primeros puestos, no importa tanto hacer uno u otro. Lo importante es haberme sentido bien en carrera, con fuerza, pese a lo exiguo de forma que iba, porque llegaba al campeonato únicamente con solo haber corrido una contrarreloj de 18 kilómetros en Portugal tras el confinamiento. Esa falta de rodaje es lo que te priva de adquirir ese punto de sufrimiento, fundamental para esos momentos, máxime en un circuito tan exigente. El mejor balance es el regresar con esas sensaciones de haber estado al nivel y de un trabajo bien hecho.
- En cuanto a la contrarreloj ¿se adecuaba a sus características el circuito de 45 kilómetros?
- Era un circuito que arrancaba con 10 kilómetros llanos, pero luego se hacía duro moviendo un desnivel de 900 metros que convertían el resto en realmente exigente.
- Usted, como ciclista del F.C. Porto, estaba acompañado por el alicantino Raúl Rico, de la misma escuadra. ¿Contaba con apoyo mecánico o estratégico del club?
- No, en una carrera así, algunos, como Ángel Sánchez, Álex Marque, Rico y yo, corríamos lo que se dice por libre. Eso en la prueba en ruta es un hándicap importante, porque no tienes un equipo que te apoye en la carretera. A mí solo me tocaba estar muy atento a lo que hicieran los clubes importantes, y moverme en el momento oportuno. Luego, en la crono conté con la deferencia del Gios-Kiwi-Atlántico, cuyo director, como no tenía corredor en la prueba, aceptó mi petición y me siguió en el coche para prestarme apoyo mecánico, si era preciso. Luego en la prueba en ruta equipos como el Super Froiz, el Gios-Kiwi o incluso la Federación Galega, nos prestaron apoyo para facilitarnos avituallamiento. Por lo demás estuve solo, yo mismo hacía de mecánico, tuve que preparar la bicicleta.
- ¿Cómo afectó el Covid-19 al Campeonato de España?
- Todos los ciclistas tuvimos que pasar una PCR antes de la carrera. Yo mismo lo hice en Jaén nada más llegar en la tarde del miércoles, y el jueves por la mañana facilitaban los resultados. Los PCR incluían también a mecánicos, masajistas, directores? Que yo sepa, no se registró ningún positivo y, tanto en la crono, como en el pelotón, nos sentimos seguros. Por lo demás, higiene, mascarilla al llegar? y solo nos la quitábamos cuando nos aprestábamos a tomar la salida.
- ¿Y en cuanto al público?
- El público del ciclismo respondió con mucho civismo. Toda la gente con mascarillas, en el puerto de la prueba en ruta había algunos grupos, seguramente familiares, pero alejados unos de otros. Lo mismo ocurría en la meta donde la gente se notaba sensibilizada y respetuosa. A la llegada, el pelotón tenía su zona acordonada, para impedir mezclarse con el público.
- ¿Va a continuar?
- Me planteaba acabar este año, pero con lo del Covid-19 no me pongo fecha. Voy a continuar una temporada, ahora dos las citas son el Gran Premio Joaquim Agostinho en Torres Vedra en Portugal, que se pospuso este año para septiembre por el coronavirus, y luego la Volta a Portugal entre el 27 de septiembre y el 5 de octubre.
