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POLIDEPORTIVO

La vida en el dique seco

Martín Fuentes, Inés Hernández, Alberto Bigotes, Paula Sánchez y Júlia Nuez relatan el largo proceso de recuperación de sus lesiones

Martín Fuentes, en un partido con el Coruxo. // CEDIDA

El deporte, en todas sus modalidades, tiene una cara amable, la del triunfo, el sacrificio, la superación... Pero también otra no tan idílica donde a veces la fatalidad se apodera del día a día. Y no tiene nada que ver con la derrota, sino con una vertiente mucho menos amable incluso: la de las lesiones. Muchos asumen que forman parte del deporte y viven con estoicismo su recuperación, con esfuerzo e ilusión por volver a incorporarse cuanto antes a la competición, pero también reconocen que se pasan momentos complicados, en los que a veces cuesta ver la final del túnel, sobre todo cuando se trata de lesiones de larga duración que les obligan a estar meses, incluso años, alejados del trabajo grupal y de los terrenos o canchas de juego.

Casi dos temporadas lleva en el dique seco el jugador del Coruxo Martín Fuentes. En enero de hace dos temporadas se rompió el cruzado, en el derbi ante el Celta B disputado en Barreiro. “Toda la temporada pasada fue un periodo de recuperación, en el que parecía que íbamos a arrancar pero nunca arrancábamos”, indica el jugador.

Martín Fuentes, durante una de sus sesiones de recuperación. | // CEDIDAS M. González

“Cuando empezaba, estaba tres o cuatro días y luego ya estaba un mes y medio sin poder entrenar y así sucesivamente”, rememora Fuentes, que ahora mismo se encuentra en la recta final de la recuperación de su intervención en los meniscos de la misma rodilla. “Me suturaron en junio y ahora las sensaciones son diferentes, las cosas parece que van muy bien y la recuperación va para adelante”, dice esperanzado.

Lo último que te sientes es futbolista en ese momento

Martín Fuentes - Jugador del Coruxo

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Han sido casi dos temporadas parado que han puesto a prueba su fortaleza psicológica. “Se hace duro, cuesta arriba casi todos los días”, reconoce. “No te sientes parte del grupo, te pierdes los viajes, los entrenamientos, las charlas... Llegas te cambias y haces un trabajo individual, pero lo último que te sientes es futbolista en ese momento”, asegura. Y eso que el futbolista no tiene queja alguna con el apoyo recibido tanto del club como de sus compañeros. “Siempre están muy pendientes de mí, tanto los entrenadores como los compañeros”, dice, al tiempo que subraya que ha sido “fundamental” el apoyo recibido en casa, “tanto de mi familia como de mi pareja”: “Te hace las cosas más fáciles, aunque no quita que haya días que te sientas de bajón y cabizbajo”.

Para él, los momentos más duros de su proceso de recuperación fueron la temporada pasada, en los que “uno mismo cree que ya falta poco para volver y al final empieza esa rueda que nunca termina en la que entras y sales, entras y sales y que te quema mucho psicológicamente”.

Ahora, por fin vuelve a tener un plazo para empezar a trabajar con el grupo, aunque prefiere ser cauto. “La idea es empezar a entrar algo con el grupo en noviembre , porque las sensaciones son buenas y parece que va todo bien, pero no quiero decirlo muy alto, por si acaso”. Fijarse plazos puede ser un arma de doble filo en su caso. “Si va bien puede ser una ayuda, pero el año pasado también había fechas y al final era una, luego otra y luego otra y al final no fue ninguna”, se lamenta el futbolista, que cumple su cuarta temporada en O Vao.

De lo que no le cabe duda es de que “el futbolista que el club se va a encontrar a mi regreso es a un chaval con más ganas, que ha aprendido a valorarlo todo más. Va a llegar un chaval con muchas ganas de hacerlo bien, de demostrar, sin miedo y más fuerte psicológicamente”, anuncia. “Una lesión te hace más fuerte de cabeza y aprendes a valorarlo todo más”, insiste un Fuentes, “bastante ansioso por volver a ponerme las botas, por compartir momentos con los compañeros, con la afición, y seguir disfrutando de lo que más me gusta y a lo que me quiero dedicar”.

La lesión de Inés Hernández, jugadora del Conservas Orbe Rubensa Porriño, se remonta al año pasado. “Llevo como año y medio mal de la rodilla”, puntualiza. “El año pasado estuve ya ocho meses parada, volví a pista, pero no estaba recuperada, por lo que en mayo me operé de menisco, y ahora estoy en recuperación”, destaca.

“Estoy trabajando al margen y poco a poco ya me estoy incorporando al trabajo con el grupo”, dice Hernández. “En mi caso, mi recuperación depende mucho de las sensaciones y va en función de cómo va evolucionando el dolor”, explica.

Inés Hernández,cuando pasó por quirófano. | CEDIDA M. González

Su plan inicial es ir incorporándose poco a poco a principios de este mes, deseando que todo vaya correctamente. “Voy metiéndome poco a poco en pista para ver cómo responde la rodilla en los entrenamientos”, dice la jugadora, que afronta la que es la lesión más grave de toda su carrera.

El factor mental se antoja fundamental a la hora de afrontar la recuperación. “El problema que yo tengo es que no me dan una fecha exacta y a veces te pueden las ganas de meterte en pista y forzar pero claro, en ese caso puedes retroceder en la recuperación si te pasas”, reconoce. Así que lidia como puede con esa “desesperación” de saber cuándo va a volver a jugar.

Además, cuesta estar al margen en el inicio de la temporada, cuando el proyecto empieza a rodar. “Me considero una persona muy optimista, pero es duro afrontar una lesión sin plazos. Hay pocos avances en el día a día y es como si el tiempo no avanzara; se echa de menos estar con el grupo, entrenar para competir, con ese aliciente”, reconoce.

Inés Hernández, durante un partido en O Porriño. Ricardo Grobas

Sientes también impotencia porque no puedes ayudar al equipo en nada”, dice Hernández, que apunta que su entrenador, Isma Martínez ejerce las labores de psicólogo para ayudarla a llevar el proceso. “Tiene el cielo ganado”, bromea. “El club se ha portado genial conmigo. De hecho yo estaba lesionada antes de firmar contrato para la nueva temporada y fui de las primeras que hablaron para renovar y me he sentido muy apoyada”, reconoce.

Es duro afrontar una lesión sin plazos. Hay pocos avances en el día a día y es como si el tiempo no avanzara

Inés Hernández - Jugadora del Conservas Orbe Rubensa Porriño

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El portero del Ganomagoga IES Coruxo Jorge Bigotes González ya ha superado también lo peor de su proceso de recuperación tras una lesión en el ojo que a punto estuvo de apartarlo de las canchas de forma definitiva. “Llevo lesionado desde el mes de abril del pasado año por un traumatismo ocular tras sufrir un pelotazo”, indica. “Estoy en la última fase de recuperación, a la espera de que me den el alta, pero estuve hasta julio prácticamente con reposo relativo, sin poder hacer esfuerzos ni coger pesos porque había riesgo de desprendimiento de retina”.

Jorge Bigotes, en un partido con el Ganomagoga. | // CEDIDA M. González

Como secuela sufre una pérdida de visión en la zona afectada, algo que le hizo plantearse volver a jugar. “Está siendo también un poco de superación personal todo esto; en junio tenía claro que iba a dejar de jugar al fútbol sala. Cuando me dijeron que iba a tener esa pérdida de visión vi complicado volver a jugar y tampoco notaba que me importara mucho porque fue un susto muy grande”, reconoce. Pero “a medida que se iba acercando el inicio de la pretemporada, mi pareja y mi madre me animaron a seguir jugando y me fue picando el gusanillo cada vez más”, destaca el jugador, que tendrá que usar gafas de protección cuando vuelva a las canchas.

En junio tenía claro que iba a dejar de jugar al fútbol sala

Jorge Bigotes - Jugador del Ganomagoga

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Jorge Bigotes muestra su ojo lesionado. / Cedida

Jorge Bigotes muestra su ojo lesionado. / Cedida

Paula Sánchez, jugadora del Bembrive FS pasó por el quirófano hace cuatro meses por una “rotura del ligamento cruzado”. “Todavía me queda tiempo para volver”, asume.

Para ella, lo más duro fue el primer mes de la lesión, sobre todo porque tardó en pasar por quirófano. “El diagnóstico y la operación se demoraron, pero en cuanto lo supe ya me mentalicé de que tardaría en volver a jugar”, dice la jugadora, que afronta su lesión más grave hasta ahora. “Hay que estar fuerte mentalmente incluso antes de operarse. Yo tardé varios meses desde que supe que me había roto hasta que me dieron cita para operarme y ahí es complicado ver cómo tus compañeras siguen jugando y tú no. No es lo mismo estar en el banquillo que en la grada”, destaca.

Paula Sánchez, durante un partido con el Bembrive FS.

“Se hace difícil trabajar al margen del grupo, pero aunque no juegue siempre estoy en la grada, incluso en los viajes, siempre acompaño”, destaca la jugadora, que cuenta con estar recuperada totalmente en torno al mes de “febrero”.

Estoy segura de que volveré con más ganas, con más ilusión

Paula Sánchez - Jugadora del Bembrive FS

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Por fortuna, ella ha tendido también el apoyo incondicional tanto del club como de sus compañeras. “Quizá sin este respaldo sería mucho más duro”, reconoce, al tiempo que asegura que también ha superado momentos complicados en el proceso; “Hay altibajos, va por rachas”. “Una compañera que también pasó por esto me dijo que a la vuelta eres otra jugadora, que te hace crecer dice, eso ya lo veré, pero estoy segura de que volveré con más ganas, con más ilusión”.

Paula Sánchez, durante su hospitalización.

La jugadora del Mecalia Guardés Júlia Nuez, fichaje de esta temporada, tendrá que estar unos meses también en el dique seco tras ser operada. La primera línea catalana sufrió la rotura del ligamento colateral cubital de la articulación metacarpofalángica del dedo pulgar de su mano derecha. Es la denominada como lesión de Stener, más conocida popularmente como ‘pulgar de esquiador’. “Fue mala suerte, un mal gesto durante la pretemporada, en el que me quedé enganchada con una camiseta defendiendo y me he quedado a las puertas de empezar la liga”, se lamenta”. “Jugué el primer partido pero ya llevaba una semana arrastrando esto, intenté jugar como pude, pero la cosa no iba bien”, reconoce. “Cuando el médico me dijo que había que operar mi consuelo fue que era un tiempo de dos o tres meses de baja, podía haber sido peor, como una rodilla o algo así, que requiere de un plazo de recuperación más largo”, añade.

Júlia Nuez firma un autógrafo a una aficionada, con la mano vendada. Cedida

“No me queda otra que seguir trabajando, tener mucha paciencia y recuperarme bien para volver lo antes posible”, asume. “He tenido el apoyo total de los técnicos, de los directivos y también de las compañeras, que están cada día animándome, preguntándome qué tal y eso hace que sea todo mucho más llevadero”, destaca.

Estas lesiones, además de aumentarte más las ganas de volver, te ayudan a valorar los momentos en los que estás bien

Júlia Nuez - Jugadora del Mecalia Atlético Guardés

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“Estas lesiones, además de aumentarte más las ganas de volver, te ayudan a valorar los momentos en los que estás bien. Creces mucho más como jugadora a la hora de gestionar estas situaciones, que pasan mucho a lo largo de una carrera deportiva”, analiza.

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