Desde el primer minuto, el Lugo salió a demostrar que es un filial al uso, control de balón y calidad a espuertas para manejarlo. Esa puesta en escena, aunque hizo sufrir al Arosa, no le intimidó, con Ross secando a Antón Escobar y con la línea de medios muy bien asentada para frenar a Iago Novo. Esa era la mejor noticia para el Arosa, su fortaleza defensiva, porque en ataque no existía, al diluirse sus intentos en la presión lucense. La única opción era buscar con balones largos a Pedro Beda, pero la mayor parte de los intentos se quedaban en nada.

La primera ocasión clara fue para los lucenses, en un robo de Moráis que le permitió disparar a portería, atrapando el balón Álex Cobo. El Arosa sufría mucho en la sala de máquinas, ya que era incapaz de superar la línea de presión local. Poco a poco, el Arosa comenzó a buscar a Javi Otero en la banda derecha para conseguir profundidad y acercarse a la meta del Polvorín, cuyo portero era un mero espectador.

El dominio del Lugo no se traducía en goles gracias a Álex Cobo, sobre todo en una acción de Moráis que se fue en el uno contra uno para cederla atrás a Antón Escobar, situado en al punto de penalti, pero su disparo fue rechazado por Álex Cobo. Casi a renglón seguido, el exarosista Torrado se internó por la otra banda y puso un buen centro a Moráis, pero su disparo se fue fuera. Los locales jugaban con una marcha más, realizando un derroche más al que el Arosa no era capaz de responder ni de enfriar.

El partido se encontraba muy abierto, con el Arosa teniendo opciones reales después de una primera mitad en la que se había visto superado. Aún así, al Arosa le costaba llegar y el Lugo seguía siendo incisivo por las bandas. Así llegó el tanto local en el minuto 71. Una internada de Asier por banda derecha, cuyo centro al área lo atrapó Antón Escobar. Ross consiguió sacarle el balón e impedir que rematase, pero no despejó la pelota.