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Polideportivo

La realidad líquida

Protocolos, aplazamientos y la amenaza de la cancelación complican la tarea de los entrenadores en la era del Covid

Cristina Cantero

Al oficio de entrenador, gestor de calendarios, entrenamientos, tácticas, esfuerzos y emociones, se le presenta ahora el reto de una campaña marcada por la pandemia: rutinas diarias más complejas, planificaciones frecuentemente alteradas por los aplazamientos y los objetivos condicionados por la amenaza permanente de cancelación.

La pandemia enreda a los entrenadores cuyas competiciones han podido reanudarse. Condenados a una paradoja emocional, celebran poder realizar un trabajo que a la vez los mortifica. Protocolos de sanidad, calendarios en constante mutación, clasificaciones incompletas, planificaciones al traste y el nerviosismo que supone la amenaza de la cancelación son elementos novedosos en su agenda. El remedio se bifurca: ampliar las alternativas mientras se vive al día.

Ya la pretemporada estuvo marcada por los interrogantes, si se comenzaría y cuándo, unidos en muchos casos a la reestructuración de las categorías. En División de Honor de baloncesto en silla de ruedas, por ejemplo, se ha suprimido el play off. En Honor del balonmano femenino o en Honor Plata masculina, en cambio, se ha dividido a los competidores en grupos, anticipando un primer corte crucial. En Liga Femenina 2 de baloncesto se añade la creación futura de una nueva categoría, como en Segunda B de fútbol, cuya criba se convierte en la prioridad inmediata.

Así que los retos se escalonan... Si es que la campaña se puede concluir. Nadie descarta una nueva cancelación. “Si se parase la Liga, no sé cómo actuaría la FEB”, confiesa la entrenadora del Celta Zorka Recalvi, Cristina Cantero. “Como no está en mi mano ni puedo controlarlo, he decidido no hacerle mucho caso, aunque sé que está ahí”. Tal riesgo invita a volcarse en el arranque por si constituye un criterio, como admite el técnico del Acanor Novás, Álvaro Senovilla: “Todo lo que vayas sacando te permite no mirar la clasificación. No sabes qué pasará en el futuro, si parará la Liga y en qué posición estarás Si has empezado mal, sí que puedes sufrir ansiedad”.

En situación normal, las suspensiones de partido resultan excepcionales y la clasificación es un baremo fiable. Ya no sucede. Al Iberconsa Amfiv le han suspendido el segundo partido. En el grupo celeste de Liga 2 los contendientes acumulan entre cinco y siete encuentros, el mismo abánico en el grupo del Acanor en Honor Plata y en los grupos de División de Honor femenina.

El entrenador del Guardés, José Ignacio Prades, valora: “Aunque los puntos y partidos están ahí y todo el mundo tiene en la retina con quién tiene que jugar y a quién se ha enfrentado ya, sí que puede distorsionar. Los que conocemos por dentro la competición intentamos mantener los pies en el suelo y no nos dejamos llevar por una clasificación que puede resultar engañosa”.

La vacilación aritmética afecta igualmente a la previsión de los puntos necesarios para alcanzar los objetivos. “No puedes hacer cuentas. Nunca salen, pero este año mucho menos”, conviene el entrenador del Conservas Orbe Rubensa Porriño, Isma Martínez. “Habrá equipos abajo con muy pocos partidos jugados y otros en la parte alta porque llevarán muchos más. Ver la clasificación no ayuda”. Cristina Cantero desliza: “No podemos mirar mucho la clasificación ni me preocupa. Voy más a enfrentamientos directos, lo que va pasando, lo que hacemos nosotros”.

Senovilla considera que para las escuadras que hayan empezado peor no será tan fácil aislarse de esa tabla hasta cierto punto mentirosa. “Cuantos más puntos al principio de la competición, mejor”, puntualiza.

Los partidos aplazados no son solo huecos en un hoja de cálculo. Alteran calendarios diseñados con precisión y torpedean la intendencia. Los cuerpos técnicos se esfuerzan por ordenar el caos. “Jugar entre semana partidos aplazados para un equipo como el nuestro afecta incluso a nivel económico… Se necesita flexibilidad, pero es más fácil decirlo que hacerlo”, reflexiona Cantero. “Y afecta a nivel de rendimiento. No es lo mismo ir a Bilbao y jugar dos partidos seguidos con una plantilla corta, con lesiones… Habrá más variabilidad en los resultados”. Por ahorrar disputó el Vigo Voleibol dos partidos seguidos, sábado y domingo, en Extremadura, entusiasmando en Badajoz y decepcionando en Cáceres.

Isma abunda: “Tú distribuyes unas cargas físicas y mentales de preparación. Y van a ir fluctuando muchísimo. Habrá semanas en las que no pensabas tener partido y a lo mejor te juntas con dos partidos aplazados. También semanas con tres partidos a las que querías llegar con picos de forma y solo disputas uno… Es más vivir el día a día. Planificas a largo plazo sabiendo que de lo planificado, prácticamente cero. La competición es más inestable”.

El Guardés lo ha sufrido en sus carnes. Se le cayó una eliminatoria europea, superada administrativamente por la negativa de su rival suizo a viajar, y el partido contra el Aula se ha movido de fecha por un positivo pucelano. “De cinco partidos tuvimos que pasar a tres. Estuvimos 21 días sin competir. Nos tenemos que ir adaptando a este nuevo escenario. Vamos ajustando, buscando el equilibrio entre descansos, competición y lo que pueda pasar.; sobre todo, pensando en la salud de las chicas”.

“Durante la competición nos centramos en la preparación de partidos, en llegar al fin de semana en las mejores condiciones y en el conocimiento del rival”, señala Senovilla. “Saber un jueves que no tendrás partido el fin de semana te obliga a variar de idea. Afecta a la motivación del equipo. Como entrenadores, debemos tener un plan A. Trabajamos con mesociclos. Pero a veces estaremos semanas sin competir y necesitamos un plan B para que los jugadores no pierdan el estado competitivo”. Y todavía añade “incluso un plan C si caemos enfermos por Covid. Los que enferman no recuperan en 14 días. Vuelven en un estado de forma muy bajo y tienen diferentes estadios de recuperación. Pasa a un segundo plano el tema competitivo”. Cantero resalta: “Si por algo te confinas, te puedes tirar varios días así, con jugadoras fuera y luego disputar un partido a los dos días sin entrenar”.

El Covid también atañe a los detalles diarios. “El trabajo cambia bastante”, relata Isma Martínez. “Ya solo con los protocolos de entrada y salida del pabellón... Me gustaba llegar con mucho tiempo, estar en la oficina trabajando y ahora no puedo. Las entradas y salidas son a horas puntuales. Modifica los tiempos de trabajo. Tienes que venir sobre la hora, algo que le insistíamos a las jugadoras que evitasen. Se pierde la convivencia del vestuario, la convivencia externa...”.

En las plantillas de los principales clubes del área metropolitana, salvo el Celta, conviven un número reducido de profesionales con otro más amplio de amateurs, que compaginan deporte y oficio. “Entrenamos más tarde. Los confinamientos perimetrales afectan. Necesitamos tener el protocolo al día para que los jugadores se puedan desplazar o que las instalaciones estén en buen estado. No se ve, pero lleva mucho trabajo por parte de directiva y cuerpo técnico; en clubes familiares como el nuestro se ve acrecentado el volumen de esfuerzo. Hay que hacer las cosas rápidas”, describe Senovilla.

En todos el fastidio se mezcla con la resignación; también el alivio de poder desarrollar su pasión. “La situación se está volviendo compleja. Hay que intentar lidiar con ella de la mejor manera”, propone Prades y Cantero resume: “Hay una problemática evidente, con la que todos estamos intentando convivir y sacar lo positivo. Seguimos trabajando, entrenando, pudiendo disputar una Liga, haciéndonos test semanalmente… Por lo menos a mí sí me da seguridad”.

Álvaro Senovilla

Álvaro Senovilla

 Isma Martínez

Isma Martínez

José Ignacio Prades

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