Confinado en Banyoles (Lleida) desde la declaración del estado de alarma, el deportista moañés asegura estar más tranquilo "porque antes no puedes evitar pensar que no llegas en las mejores condiciones. Somos perros de presa y estamos esperando la competición para ir a tope". Ahora, este año extra, continúa, "nos va a beneficiar".
Con 22 años asume que "tenemos mucho margen de mejora", más aún en una competición donde son los más jóvenes de todas las parejas que compiten por los puestos de podio. Ahora podrá permitirse bajar el ritmo de seis horas diarias de entrenamiento a dos o tres, "para no perder la forma, con series no tan duras". Lo mejor será "poder permitirse algún lujo. Yo que llevo siete años sin disfrutar del verano podré por fin tener uno".