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baloncesto

Moncho Fernández: "Es un privilegio enfrentarme a Aíto"

Inicia su décima temporada en el Obradoiro, que hoy disputa el Memorial Quino Salvo

Moncho Fernández, en un partido en Fontes do Sar. // Lavandeira Jr

- Regresan ustedes al Memorial Quino Salvo.

- Para nosotros es un torneo especial, no un partido más de pretemporada. Tiene una carga simbólica y afectiva enorme. Quino era una persona muy querida por el obradoirismo. Tuvimos una relación muy cercana y en la organización del propio evento hay muchos exobradoiristas y gente que nos quiere. Sabemos la carga de trabajo que hay detrás de esto.

- Aunque Breogán estuvo el año pasado en ACB, y existen otros muchos clubes referentes como el COB, Obradoiro se ha convertido en esta última década en el equipo de buena parte de la afición gallega. En pretemporada visitan en Vilagarcía o Vigo a gente que durante el año irá a verlos a Santiago.

- Lógicamente los partidos de pretemporada tienen un objetivo muy concreto, que tiene que ver con cargas físicas y de preparación para la Liga. Pero sin duda al final somos deportistas y queremos ganar. Los jugadores nuevos y los viejos quieren ofrecer una buena imagen. Sentimos que estamos jugando para nuestra afición. Toda la pretemporada se desarrolla en Galicia este año. Cuando te pones la camiseta solo piensas en ganar.

- Vuelven a medirse a Alba Berlín tres días después de derrotar a este equipo de Euroliga en el EncestaRías. Un buen síntoma.

- Sí, pero con todos los "a prioris". Les falta la gente que está con el equipo nacional germano en el Mundial y algún americano. En estos partidos se reparten los minutos de forma gradual. Todos los entrenadores tenemos objetivos al margen del resultado final. Gusta competir y estar al nivel. Lo importante es medir si aquello que estás haciendo funciona en la pista. En estos partidos se generan relaciones que los entrenadores no podemos inventar, esas complicidades entre compañeros.

- "Soy forofo del Obradoiro por su estilo y Moncho López es mi amigo". Que Aíto diga eso de algo que uno ha construido con sus manos debe causar orgullo.

- Si hay alguien que admire a Aíto, soy yo. Es un maestro. Ha cambiado radicalmente el baloncesto en Europa en aspectos tácticos, metodológicos, técnicos... Es más que un entrenador, es una leyenda. Con él España dio el salto a un baloncesto moderno. Siempre ha sido punta de lanza en las novedades. Cada vez que miro a mi izquierda o mi derecha y él está en el otro banquillo, siento que es un privilegio.

- Hoy se le venera. En algunos momentos de su carrera se le discutió. Usted, en cambio, tiene el respeto general en Galicia y fuera.

- Me siento una persona privilegiada por estar sentado en el banquillo del Obradoiro. No son palabras vanas. Se tiende a personalizar mucho en el entrenador principal. Detrás hay un cuerpo técnico que lleva mucho tiempo junto, un consejo de administración, muchos entre bambalinas? Yo estoy bajo los focos, pero en la sombra que producen trabaja mucha gente. Ese reconocimiento a Moncho es más el reconocimiento a un proyecto que ha adquirido solidez y continuidad. Intrínseca a la figura del entrenador es la controversia. Tomamos tantas decisiones que no puedes pretender que todo el mundo esté de acuerdo. Y además debe ser así. El deporte es tan especial porque todo el mundo puede hablar, opinar, sentir? Nadie discute las decisiones de un ingeniero.

- Cumple esta temporada una década al frente del Obradoiro. Llegaba usted de una experiencia dolorosa en Murcia; el Obra, de descender a LEB Oro. ¿Imposible imaginar esta trayectoria?

- El futuro no existe en el deporte. El deporte es presente inmediato, el ahora, el próximo entreno, el próximo partido, la próxima temporada. No vas más lejos. Cogimos el equipo el 2 de agosto y nuestra principal preocupación entonces era construir un equipo, diseñar una pretemporada, edificar una estructura. No daba tiempo a proyectarse a diez años por la inmediatez de las tareas. Dentro de 20 años, cuando me retire, no sé dónde, miraré hacia atrás, hacia estos años, y lo veré de otra forma. Ahora no queda más remedio que pensar en el próximo entreno y el partido contra el Alba. Es la única forma de que las cosas salgan bien.

- El presupuesto los condena a reinventarse cada año.

- Siempre intentamos fichar a jugadores que nos pueden ayudar a alcanzar el objetivo. Muchas veces hemos pensado que más vale lo bueno por conocer que lo malo conocido. Nuestra realidad presupuestaria y deportiva nos lleva a apostar por jugadores que no tienen tanto reconocimiento o están iniciando su carrera profesional. Hemos intentado hacer virtud de las deficiencias. Lo asumimos con naturalidad. Han pasado jugadores que luego han mejorado su estatus en otras ligas y clubes. Muchos de ellos han dejado huella aquí y se siguen sintiendo parte del Obra. En el Mundial hay ocho exobradoiristas. Algunos nos hacen llegar fotos. Eso también nos hace muy felices.

- ¿En qué medida construye el estilo sobre lo mejor que pueden fichar o fichan acorde a un estilo?

- Influyen tantos factores: la reglamentación, los cupos, el presupuesto, las posibilidades? Al margen de esto, hay criterios que respetamos y líneas que nunca cruzamos, que tienen que ver con el aspecto humano. Buscamos gente que quiera venir a trabajar, que le guste nuestro proyecto. El trabajo luego de los técnicos es sacar lo mejor de cada uno. Hubo años con más talento en el juego interior, otros en el juego exterior. Intentamos explotar sus características sobre premisas innegociables de esfuerzo y valor colectivo.

- De usted siempre se ha destacado la química de sus plantillas. Quizá eso opaque su pizarra.

- El desarrollo táctico es fundamental. Pero eso puede y debe cambiar. No puedes usar el mismo traje táctico para todos los jugadores. Y es lo más fácil de cambiar. Lo puedes hacer un día para otro. Lo que no puedes cambiar es el espíritu colectivo, el respeto a la afición. A los jugadores siempre les digo: "No olvidéis que obradoiro, en gallego, es lugar donde se trabaja". El equipo ha cambiado mucho a lo largo de estos años y me gustaría pensar que los entrenadores también somos mejores. Estoy convencido de que es así, por los conocimientos y la experiencia competitiva y vital. Yo ya casi tengo 50 años. Mis ayudantes se han casado, son padres. Las cosas cambian y también la percepción de esas cosas.

- Los jugadores vienen y van, Moncho permanece. ¿Se ve haciendo las maletas en algún momento?

- Soy entrenador del Obra. Sabe dios qué deparará el futuro. La naturaleza del entrenador te exige estar preparado para ir a donde te quieran, donde crean en ti. Será difícil estar aquí 20 años, pero no sé, no me lo planteo. Ahora mismo estoy aquí y soy feliz. Y me encanta que los que toman decisiones piensen que soy la persona adecuada para dirigir a este cuerpo técnico.

- ¿No puede haber objetivo de inicio más que la permanencia?

- El objetivo debe estar relacionado directamente con quién eres, tu presupuesto y tu realidad. Hace pocos años el mantra era que la ACB perdía calidad. Ahora el mantra es el contrario y es la verdad. La liga ha adquirido un nivel altísimo de nuevo. Todos los equipos tienen un gran potencial. Tendemos a compararnos con nosotros, con lo que éramos el año pasado. Tienes que compararte con la realidad a la que te vas a enfrentar, otros 17 equipos de una calidad tremenda. Por eso es tan meritorio que la ciudad más pequeña de la liga esté disputándola durante nueve temporadas seguidas. La permanencia es el título.

- ¿Será posible en algún momento un Obradoiro igual de solvente, pero con mayor aporte de la cantera?

- Pues claro. Cuando llegamos no existía la base. Se han ido dando pasos, pequeños pero firmes. El club empezó por el vértice de la pirámide, el equipo en la Liga Endesa. Trabajamos en agrandar su base. Es un proceso lentísimo, que necesita medios, que el club está poniendo, y tiempo. Los jugadores van llegando. La dificultad es enorme. En toda la categoría hay menos de 90 jugadores españoles. Pero el club tiene claro que debe seguir creciendo por ahí.

- Respecto al Mundial, no deja de resultar curioso que en cada torneo llegue el momento de reivindicar a Scariolo.

- Descubrir a Scariolo me parece una aberración. Es buenísimo, con una trayectoria increíble. Prepara muy bien a su equipo. Pero cualquier seleccionador nacional está sometido a críticas. Imagino que hoy en Serbia a algunos Djordjevic ya no les parece el mejor del mundo y sigue siendo igual de fantástico, igual que Scariolo. Las críticas en función del último resultado son un poco ventajistas pero están ahí, forman parte de nosotros. No creo que a Sergio le vayan a afectar ni para bien ni para mal. El despliegue ante Serbia fue increíble. Esta generación siempre ha demostrado un enorme nivel de competitividad en los momentos claves. Llegar a semifinales tendría un gran mérito. Ganar medalla sería un éxito sobresaliente.

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