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El peso de la tierra

La situación de abandono del campo de Sampaio, en medio del prolongado conflicto entre Concello de Vigo y comuneros de Teis, sitúa al Descanso ante el peligro de una desaparición que su directiva quiere evitar

Vicki Villaverde, presidenta del C.D. Sampaio, en la zona del campo donde se produjo el derrumbe en diciembre. // R. Grobas

La baranda retorcida del campo de Sampaio ejerce como metáfora del olvido que padece su club inquilino. Un derrumbe de árboles la combó en diciembre. La Comunidad de Montes de Teis posee el terreno. El Concello es titular de las instalaciones. Nadie se hace cargo de la reparación. El Descanso Sampayo, víctima colateral de un conflicto institucional enquistado desde hace una década, en tierra de todos y a la vez de nadie, agoniza. "En ningún momento me planteo la disolución del club. Para mí sería un fracaso. Pero al paso que vamos será la única opción que me quede", lamenta la presidenta del Descanso, Vicki Villaverde.

Fue en abril de 2009 cuando el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia sentenció que 72.000 metros cuadrados de la zona pertenecían a la Comunidad de Montes de Teis; aquellos donde se asientan el zoológico de A Madroa, los campos de Candeán y Sampaio y parte de la ciudad deportiva que usufructúa el Celta. Parecía el capítulo final de un pleito de diez años. Ha sido un cierre en falso, que no remedió el divorcio institucional. La anulación en 2015 del Plan Xeral de Ordenación Urbana, con la retrocesión al anterior, ha complicado todavía más el escenario. El conflicto ha quedado congelado en el tiempo, dificultando cualquier obra que se pudiese acometer, como los proyectos célticos de ampliación.

Al Descanso Sampayo la resolución judicial le cogió en un momento vigoroso de su historia, con dinero para mejorar su casa. Todos sus planes quedaron paralizados. Había comenzado un largo invierno. En esta década, Concello o Diputación han ido modernizando todos los campos de la comarca, instalando césped artificial de última generación donde no lo había natural. Sampaio ha quedado como la única cancha de tierra en Vigo. Una antigüedad en esta época de comodidades.

Sangría sin freno

El efecto ha sido terrible. El Descanso llegó a tener siete equipos: benjamín, alevín, infantil, cadete, dos juveniles y el sénior, con entre 150 y 200 fichas. Los niños se fueron marchando a clubes con mejores instalaciones en una sangría imparable. Al Descanso ya solo le queda el equipo sénior, que milita en Tercera Autonómica. "Quedamos duodécimos, delante de clubes que tienen una estructura de todas las categorías y otro tipo de ingresos o instalaciones. Para mí mantenerse ahí es un logro", se enorgullece la presidenta.

Las dificultades de captación también afectan a los adultos. En la temporada 2017-2018 cubrieron 30 fichas; en la 2018-2019, 21. "Cuando llega la pretemporada, la gente se presenta pero no vuelve en el momento en que dices que tienes campo de tierra", relata Vicki Villaverde. La directiva se las compone como puede. Paga dos días de entrenamiento a la semana en la ETEA. Durante la liga el Lavadores les permitió jugar como locales en el campo del Meixoeiro. A Sampaio, donde completan su agenda de entrenamientos, regresaron por la Copa. No han descartado mudarse definitivamente, por mucho que les sangrase abandonar su hogar, pero quedaron fuera de la selección para el Carballal.

Aunque resignados a que en Sampaio no se pueda realizar una reforma profunda, desde el Descanso han reclamado un mejor mantenimiento mientras el gobierno municipal completa su calendario de modernización en césped, alumbrado y calderas en otros campos. Villaverde detalla: "Una cosa es que no puedas poner campo de césped. No pedimos tampoco vestuarios nuevos. Pero se pueden reparar los socavones del parking o cosas básicas, que nos arreglen lo poco que tenemos".

Y a esa necesidad se suma ahora la reparación de los desperfectos causados por el derrumbe de varios árboles. Sucedió a finales de diciembre. Una cañería averiada estuvo vertiendo agua sobre el terraplén donde se sitúa el campo de Sampaio, en una ladera de la carretera de Areeiro. En ese punto varios árboles se habían inclinado de manera pronunciada, insinuando su caída. El Descanso lo había advertido. En enero se había programado la tala. No dio tiempo. Los árboles se desplomaron sobre un lateral. Aqualia se limitó a reparar la avería, sin aclarar al club si había influido en el suceso. La Comunidad de Montes retiró los troncos. Faltaba por reparar la valla y alguna actuación que apuntale la contención de la ladera. El Concello respondió al primer escrito del Descanso que estaba estudiando de quién era la responsabilidad. Al segundo escrito no ha contestado.

Obras necesarias

"Durante la temporada pusimos unas lonas encima para proteger", explica Villaverde. "Ahora que hemos terminado intentaremos quitar tierra con unas carretillas, cortaremos nosotros las barandillas que están inservibles y pondremos otras o algo que nos ampare de ese terraplén que se ha venido abajo". A la presidenta le preocupa también la seguridad de otras zonas, ya que la Comunidad de Montes de Teis ha talado los árboles que circundaban el perímetro por exigencia de Medio Ambiente. "Estamos en medio del monte pelado, con terraplenes de morirse. Habría que mandar excavadoras que sacasen la tierra que se nos vino abajo y que ha invadido toda la acera", propone.

La situación incrementa el desgaste que sufre la directiva, formada por cinco miembros, que nunca encuentran candidatos para su relevo. "Llevo más de veinte años en el club y catorce como presidenta. Comencé como una mamá más, por un hijo alevín, cuando se hicieron las categorías inferiores. Ya no tengo ningún hijo jugando en el club. Marco el campo, limpio los vestuarios, abro y cierro el campo... Tengo mi vida privada y mi trabajo", se queja Villaverde, que añade la tortura de cuadrar las cuentas. "No tenemos dinero, ni patrocinadores. En el equipo se te van 8.000 euros de presupuesto, entre fichas no subvencionadas, arbitrajes, alquiler de instalaciones, cal para marcar el campo o gasoil".

"La única alternativa que últimamente se maneja es disolver el club", confiesa. "Es muy doloroso. Yo soy de Sampaio. En ningún momento me lo planteo. Para mí sería un fracaso enorme. Pero al paso que vamos será la única opción que me quede".

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