- Ha podido conquistar su segunda Euroliga delante de su mujer y sus dos hijos. Se congrega la felicidad profesional y personal.

- Son muchos sentimientos en esos momentos. Entre Rivas, Italia y Rusia, llevo siete temporadas pasando ocho meses al año fuera de casa. Con parones y visitas, por supuesto, pero no deja de ser un sacrificio para toda la familia, me pierdo cosas. En esos momentos de máxima presión, de máxima tensión, la explosión de alegría final es especial si la puedes compartir con ellos. Son momentos muy emotivos.

- Máxima tensión en teoría, porque el desarrollo de la final resultó extraordinariamente tranquilo. ¿Esperaba una conclusión semejante?

- No, no. Lo hablaba con nuestro general manager el día antes del partido, en el entrenamiento. Suena a tópico, pero el camino es muy importante. Lo que se hace hasta ese momento importa porque nosotros jugamos para nuestra ciudad, para nuestro público. Nos importa que la gente que acuda a nuestros partidos salga feliz con el espectáculo que ha visto. Le doy valor a cada partido que jugamos. Yo le ponía al general manager el ejemplo del Real Madrid de fútbol. Gana tres Champions seguidas, pero a la gente no le habrá gustado irse enfadada del Bernabéu cada domingo, a 20 puntos del Barcelona. Para mí, como entrenador, ganar un partido en abril, aunque te haga campeón, no justifica todo lo que pasa durante el año. Vivo de este negocio, soy profesional. Sé que a nosotros, como al Real Madrid, nos miden por el título, por lo que pasa al final. Pero lo que sucede antes cuenta y en eso el general manager estaba de acuerdo. La temporada estaba siendo perfecta. En Rusia ganamos la Copa y la Supercopa. En Euroliga habíamos sido el equipo más anotador, el mejor en asistencias y rebotes. Ninguna de mis jugadoras, en cambio, está entre las mejores en clasificaciones individuales. Jugamos como equipo, compartimos el balón, somos solidarios pese a tener tantas estrellas. Para mí eso está a la par de ganar títulos.

- Estaba destinado a jugarse todos los títulos contra el Kursk. En la Premier League rusa cada uno ganó un partido. En Copa les costó ganar. Y en la final de la Euroliga arrasan (91-67).

- Son partidos especiales. Hay que saber jugarlos. Salimos bien y nuestro plan de partido funcionó. Hay que llegar a este mes con la mayoría de jugadoras con buena salud y mentalmente bien. Es la dificultad que tiene. No es fácil ver a un equipo repetir siempre campeonatos, por muy bueno que sea. Obviamente tengo una de las mejores plantillas del mundo, incluida la WNBA. No lo discuto ni me escondo. Pero a nuestra altura está Kursk. Se tiene que dar todo para llegar a este fin de semana al máximo nivel y no siempre es fácil.

- La final a cuatro ha sido una fiesta del baloncesto español: tres entrenadores y jugadoras en todos los equipos.

- Muy satisfecho. Mucha cara española, tantos entrenadores, ayudantes, jugadoras? La FIBA Cup la ha ganado Orenburg con Víctor Lapeña al frente y no es un equipo de gran presupuesto. El baloncesto español femenino está a muy buen nivel. Si esto pasará en la Euroliga masculina saldría en los periódicos durante varias semanas.

- Usted, dos Euroligas; Alba Torrens, cinco. Resulta inevitable recordarlos juntos en As Travesas.

- Alba es una jugadora y una persona especial en todos los momentos de su vida. Está en el mejor momento de su carrera. Ha tenido algunos problemas en su rodilla. La hemos tenido que cuidar mucho durante las últimas semanas. Ha demostrado ser muy fuerte mentalmente. Se cuida al máximo en todo, en la parcela física, dietética, mental? Mientras estábamos en la fiesta del hotel, celebrándolo, ella se dio el gran capricho de comerse un cruasán. Fue su locura, su gran riesgo, mientras alrededor corrían bebidas poco aconsejables. A ese punto lleva su preparación.

- Suma dieciséis títulos en tres países y Europa a sus 52 años. ¿Cómo se mantiene el hambre de alguien acostumbrado a estar arriba?

- La motivación es fácil. Es tener los pies en el suelo. Soy consciente de tener mucha suerte en el aspecto personal y en el aspecto profesional. Mi pensamiento es siempre trabajar cada día para merecerme estar donde estoy. Es un puesto envidiado por todos los entrenadores del mundo. Quiero trabajar para merecer estar aquí cada día. Para tener acceso a los títulos debes estar en un gran equipo y no es fácil, no hay muchas plazas que te permitan estar a este nivel. Yo sigo teniendo mucha hambre, mucha pasión. Me gusta mucho lo que hago. Me exige un sacrificio personal importante, pero nos compensa a mi familia y a mí. Seguiremos.

- Supongo que en diez días estará pendiente del Celta Zorka en la fase de ascenso a Liga 1.

- Es lo que decía antes respecto a nuestro equipo. El Celta ha hecho un año increíble, ha batido todos los récords y ha jugado muy bien. Pero llegan a esta fase en un momento complicado, con muchas lesiones. Al no contar con esas jugadoras, muchas de ellas en la misma posición, otras se han tenido que cargar de minutos, sin poder llegar frescas. Van a la fase con más interrogantes de los que le gustaría a Cristina. Pero también digo que el aspecto mental es importante, el aspecto emotivo. En cuanto a alma y emociones, el equipo ha demostrado estar muy arriba. Es difícil de ganar, disfrutan juntas. Son máximos aspirantes a todo aunque paso a paso, con tranquilidad. Competirán y tienen todas las esperanzas de estar el año que viene en Liga 1.