Un gol de penalti de Antoine Griezmann premió la ambición del Atlético de Madrid, que insistió e insistió hasta que doblegó al Levante (1-0), resistente una hora, pero derrotado después por el equipo rojiblanco, con la notable irrupción como titular de Vitolo y la parada decisiva de cada día de Oblak.

Tres puntos más para el Atlético, indispensables a la caza del liderato del Barcelona; su quinta victoria consecutiva en el Wanda Metropolitano y su decimosexta jornada sin derrota en un partido que le perteneció casi siempre, pero que sostuvo la emoción hasta el final, en el riesgo de un empate que habría sido injusto.

El Atlético jugó para ganar desde el primer minuto. No había margen para el error. La tuvo el equipo rojiblanco desde el principio, capaz durante varios tramos de encerrar a su adversario y de someterle a un ejercicio de resistencia agobiante. Lo contuvo el Levante casi una hora, por momentos al filo del gol en contra, atrincherado en su área.

Vitolo fue el motor que impulsó las mejores ocasiones en el primer tiempo. La segunda terminó en gol de Koke... hasta la irrupción del VAR. El árbitro concedió el tanto primero; luego, ante las protestas del Levante, visionó la jugada, 'rebobinó' unos segundos y encontró que en el origen de la acción, la pérdida de la pelota en campo contrario, fue tal por un agarrón de Rodrigo sobre Bardhi. No fue gol, con la frustración que supone para el equipo que ya lo ha celebrado.

Lo intentó Koke y lo logró Griezmann a través de un penalti, por una mano de Vukcevic. El árbitro lo pensó unos instantes y señaló la pena máxima. El '7' rojiblanco la transformó. Su sexto gol en cinco jornadas.