Iago Aspas ya está en casa. El delantero internacional del Celta regresó ayer a Moaña, su villa natal, tras participar con la selección española en el Mundial de Rusia, donde ha vivido una experiencia agridulce. El céltico pudo cumplir el sueño que atesoraba desde niño de jugar en la competición futbolística más importante del planeta y que ha ido alimentado, con mucho esfuerzo y goles, en sus últimas temporadas con el Celta.

Sin embargo, la satisfacción de hacer realidad su sueño mundialista se ha visto infortunadamente emborronada con la amargura de la prematura eliminación de la Roja, derrotada en la tanda de penaltis por la correosa selección rusa en uno de los peores encuentros que se le recuerdan al combinado español desde el fiasco del Mundial de Brasil. A pesar de que su salida al campo supuso un soplo de aire fresco para el conjunto de Fernando Hierro, Iago ha tenido también que lidiar con el mal sabor de boca que le ha dejado estrellar contra la pierna de Igor Akinféev, el portero ruso, el último (y definitivo) penalti de la tanda que dio en la cuneta con los huesos de España. "En la vida y en el fútbol unas veces se gana y en otras se aprende. Orgulloso de haber defendido este país y un gran grupo humano", resumió el moañés en su cuenta de Instagram al día siguiente de la eliminación de España.

Ayer, a su llegada a Vigo, Aspas se mostró más lacónico. La estrella del Celta aterrizó en Peinador puntualmente, a las 12.50 horas, procedente de Madrid, donde pernoctó tras perder anoche en Barajas el enlace a Vigo, debido al retraso en el vuelo que trasladó a la selección desde Krasnodar (Rusia) hasta la capital española. En el aeropuerto vigués le esperaban un puñado de amigos de la peña moañesa que lleva su nombre, que le aclamaron en cuanto cruzó la puerta de la terminal. A las muestras de apoyo de los más cercanos, enseguida se sumaron los aplausos de las personas que se encontraban en este momento en el aeropuerto y que el jugador agradeció con una tímida sonrisa.

Más parco se mostró Aspas con el nutrido grupo de informadores que le esperaba en la terminal viguesa para obtener una impresión de su paso por el torneo ruso. "Estoy de vacaciones", se justificó para regatear a la nube de periodistas que le esperaban. ¿Estás contento?, se le preguntó. "Sí", se limitó a responder antes de recorrer, junto a su mujer, Jennifer Rueda, y su hijo Iago los escasos 50 metros que separaban la terminal de llegadas del coche que le aguardaba en la puerta. Un par de minutos para cargar las maletas y de vuelta a Moaña para disfrutar de unas más que merecidas vacaciones. Aspas, al igual que el danés Pione Sisto, eliminado también en octavos de final con Dinamarca, se reincorporará a la pretemporada del Celta a comienzos del próximo mes, antes de que el equipo emprenda viaje a Inglaterra.

Unos minutos antes que Aspas, de modo mucho más discreto, sin escolta mediática, abandonó el aeropuerto el otro representante celeste en la selección, el médico Juan José García Cota, que fue cariñosamente recibido por sus familiares.